El ecumenismo de la sangre: cristianos de Tierra Santa unidos frente a las masacres en Gaza

Oración comunitaria con el Primado Welby en la catedral anglicana de Jerusalén. Una operadora de Cáritas y su familia se encuentran entre los muertos en la iglesia ortodoxa de San Porfirio. P. Romanelli: “Muchos heridos en el bombardeo fueron trasladados a la parroquia latina de Gaza. Sigamos pidiendo juntos al Cielo piedad y misericordia, y a los que tienen autoridad, que detengan esta situación de inmediato".

Jerusalén (AsiaNews)- Rezaron juntos en la catedral anglicana de San Jorge en Jerusalén, en estas horas terribles para sus comunidades. Los responsables de las Iglesias cristianas de Tierra Santa se reunieron ayer por la tarde para pedir juntos a Dios el don de la paz. La oportunidad inmediata la brindó la visita del primado anglicano Justin Welby, que llegó inmediatamente a Jerusalén para mostrar su solidaridad con el joven obispo anglicano Hosam Naoum tras la explosión que afectó el lunes por la tarde el hospital Al Ahli de Gaza, sembrando muerte y destrucción. Pero la tarde del 19 de octubre la fuerza aérea israelí atacó a la comunidad greco-ortodoxa de Gaza, dejando al menos 18 muertos entre las personas que habían buscado refugio en la zona de la antigua iglesia de San Porfirio, que muchos consideraban un lugar seguro.

Ya el 17 de octubre -inmediatamente después del ataque contra el hospital de Al Alhi- los patriarcas y jefes de las Iglesias habían emitido una declaración en la que, califican lo sucedido como "un crimen horrible" e "imploraban" a la comunidad mundial "que asumiera "el deber sagrado de proteger a los civiles y asegurar que estas atroces transgresiones nunca se vuelvan a cometer". El abrazo del Primado Welby con el Patriarca Griego Ortodoxo de Jerusalén Teófilo III fue el símbolo visible de la unidad en el dolor entre todas las comunidades. Pero en el encuentro de oración también estuvo presente el cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, el Custodio de Tierra Santa fray Francesco Patton, y los líderes de todas las otras confesiones cristianas presentes en Jerusalén. La misma unidad también se vivió ayer en Gaza, durante el funeral de las 18 víctimas del bombardeo contra la iglesia de San Porfirio. En esa masacre también perdió la vida Viola, de 26 años, una operadora de Cáritas local que murió junto con su marido y su hija recién nacida. En una nota, Caritas Internationalis "condena enérgicamente el bombardeo arbitrario y deliberado contra civiles e infraestructuras civiles. Reiteramos el llamamiento a todas las partes para que cesen el fuego, protejan a los civiles, garanticen el acceso humanitario inmediato, seguro y sin obstáculos y respeten el derecho internacional".

Quien ha dado voz a los sentimientos de toda la comunidad cristiana, ha sido el P. Gabriel Romanelli, a cargo de la parroquia latina de la Sagrada Familia, que sigue detenido en Belén debido al cierre de fronteras. Pero la vida de la parroquia latina continúa en Gaza con el ministerio del otro sacerdote, el P. Iusuf Asad, las Hermanas de la Madre Teresa y toda la comunidad. Hoy en la misa se recordó la memoria litúrgica de san Hilarión, ermitaño de Gaza, discípulo de Antonio y uno de los grandes padres del desierto y se confió a su intercesión su tierra, marcada una vez más por la guerra.

La masacre de San Porfirio - comenta el P. Romanelli en un mensaje - “ha sido un duro golpe para toda la población de Gaza. Los cristianos siguen pidiendo al Cielo piedad y misericordia. Piden a todos que recen por ellos y por todos, y que cualquiera que pueda hacer algo, haga lo que esté a su alcance para detener esta situación de inmediato".

“Un feligrés ortodoxo - continúa el párroco latino de Gaza - me pidió que distribuyera las fotografías que él mismo tomó en el funeral. Él, junto con su esposa y uno de sus hijos, estuvieron presentes durante el bombardeo y salieron sanos y salvos. Pero amigos y familiares perdieron la vida. Muchos heridos fueron trasladados a nuestra parroquia de la Sagrada Familia porque en los hospitales no hay lugar para todos. El hospital está colmado de personas gravemente heridas".

“La comunidad parroquial está en shock - concluye el p. Romanelli-. Siguen rezando y tratando de entender en todo momento lo que Dios les pide. Tener más de 50 niños con discapacidad, personas mayores que están muy enfermas y en cama y, ahora, heridos, hace que toda la situación sea más crítica. Hay más de 700 personas en la parroquia. Y nos ruegan que no dejemos de rezar por ellos a Dios Nuestro Señor y a la Santísima Virgen María".