El desarrollo alimentario sacrifica las selvas: ambientalistas contra Prabowo
El proyecto propone convertir 20,6 millones de hectáreas de selva en la zona de Merauke, en Papúa, en campos para el cultivo de arroz y maíz. El ministro de Selvas considera que el objetivo no es deforestar, sino hacer “más” eficiente el área. El Foro Ambiental de Indonesia pide transparencia. Para Greenpeace Indonesia es un proyecto “casi imposible”.
Yakarta (AsiaNews) – Un proyecto de desarrollo agroalimentario, fuertemente apoyado por la administración del presidente Prabowo Subianto para alcanzar los objetivos de resiliencia alimentaria en Indonesia en 2027, ha terminado en la mira de los ambientalistas y de las ONG que se ocupan de ecología y territorio. La semana pasada el Ministerio de Selvas anunció el nuevo proyecto para convertir cerca de 20,6 millones de hectáreas de selva - sobre un total de 120,33 millones de hectáreas en todo el archipiélago indonesio - de la zona de Merauke, en el sur de Papúa.
El responsable del Ministerio, Raja Juli Antoni, presentó el plan durante una reunión con los diputados del Parlamento (DPR RI). “No se trata de deforestación”, afirmó el político, según el cual el objetivo es hacer que el territorio existente tenga un mayor “rendimiento” en términos agroalimentarios. Sin embargo, no quiso aclarar a qué se refería y qué medidas serán necesarias para que el área sea más funcional y "apropiada" desde el punto de vista de la explotación agrícola.
El ministro de Selvas afirmó que puede transformar las 20,6 millones de hectáreas de selva que ya fueron taladas o quemadas en el pasado, reconvirtiéndolas en tierras para el cultivo y la producción de arroz y maíz. Explicó que, según el ambicioso plan, cada millón de hectáreas de selva pueden producir hasta 3,5 millones de toneladas de arroz y 1,5 millones de toneladas de maíz al año. Por último, Raja Juli Antoni también afirmó que la producción de arroz prevista podría cubrir las necesidades de importación de arroz de Indonesia según las estimaciones realizadas en 2023.
Sin embargo, un numeroso grupo de ambientalistas y grupos ecologistas que trabajan para la protección de la tierra se oponen decididamente al plan del gobierno afirmando que es “aproximativo” porque tiene prisa por lograr la autosuficiencia alimentaria sin tomar en cuenta los aspectos críticos. Leonard Simanjuntak, director de Greenpeace Indonesia, advirtió que es “casi imposible” que Yakarta prepare 20,6 millones de hectáreas de tierra sin talar partes de selva actualmente intactas. El experto señaló a AsiaNews que "la deforestación es el mayor riesgo y estará acompañada por la liberación de enormes cantidades de carbono".
Al mismo tiempo, el Foro Ambiental de Indonesia (Walhi) ha pedido transparencia al Ministerio de Selvas en relación con la elección de los puntos donde se aplicará el proyecto y las áreas de tierra identificadas, que hasta el momento no se han hecho públicas. Según datos del Global Forest Review, publicado por el World Resources Institute (WRI), Indonesia ha contribuido a aproximadamente el 5,6% de la pérdida total de bosques primarios en el mundo en 2022, equivalente a unas 230.000 hectáreas. Además, el archipiélago es también el cuarto país del mundo con mayor pérdida de bosques primarios. Esta cifra aumentó a alrededor de 290 mil hectáreas un año después, en 2023.
Por último, existe otro problema relacionado con el rendimiento real de la tierra. Aunque el gobierno afirma querer convertir 20,6 millones de hectáreas de zonas forestales para aumentar la producción de alimentos, los expertos en economía agrícola dudan de las cifras proporcionadas por Yakarta. Eliza Mardian, investigadora del Centro de Reforma Económica (CORE), explicó que el objetivo de producir 3,5 millones de toneladas de arroz y 1,5 millones de toneladas de maíz en 1 millón de hectáreas de tierras forestales es “difícil de alcanzar”. La experta considera que el gobierno debería centrarse en optimizar las tierras no cubiertas de selva existentes, mejorar el sistema de distribución de alimentos y el bienestar de las condiciones de trabajo de los agricultores. Hay que dar prioridad, prosigue Core, a “las tierras degradadas con un impacto ecológico mínimo, no a las áreas que aún conservan una cobertura forestal, vital para el equilibrio del ecosistema”. “No permitamos los conflictos de intereses de los programas del gobierno –concluye–, porque lo que está en juego es el futuro. Debemos proteger con fuerza esta selva restante”.
29/06/2018 16:30
11/12/2023 12:10