El culmen de la Navidad ortodoxa: el baño en las aguas heladas

de Vladimir Rozanskij

En todo el oriente cristiano, la fiesta del Bautismo del Señor, celebrada el 19 de enero, tiene incluso más importancia que la Navidad. Este año se realizó la “consagración de los océanos”: el océano Polar Ártico en Tiksi; el Atlántico en Reykjavik; el Pacífico en Tailandia y en Primorje en el Mar de Japón, el Océano Índico en los Emiratos Árabes Unidos. La “ortodoxia extrema” del baño sagrado de Valdimir Putin y de la periodista Ksenja Sobchak.

Moscú (AsiaNews)- Días atrás, se concluyeron las celebraciones navideñas, con la gran fiesta del bautismo (la Epifanía), que según el antiguo calendario se celebra el 19 de enero. En todo el oriente cristiano, esta fiesta tiene una importancia que es incluso superior que el nacimiento mismo de Cristo, y en su origen se asociaba a la fiesta pagana del Sol del 25 de diciembre; el acontecimiento que se celebra el 6/19 de enero es el del Bautismo de Jesús en el Jordán, su primera manifestación mesiánica.

En Rusia esta fiesta asume un tono particularmente enfático y popular, siendo la fecha tradicional del frío invernal más intenso, las denominadas “heladas del bautismo”. La asociación entre el baño lustral y la superficie helada de las aguas es así particularmente subrayada, colocando al culmen de la celebración litúrgica en una inmersión por una apertura en forma de cruz, practicada sobre la capa helada de los ríos y lagos. De las decenas de grados bajo cero se pasa por lo tanto al relativo calor custodiado bajo el hielo signo de la pureza no contaminada que se ha hecho accesible por la presencia del Salvador.

Aguas benditas y océanos

A partir de la noche de la fiesta y durante toda la semana siguiente, los rusos van a la iglesia para recibir los contenedores de agua bendita, botellitas y barriles enteros, para proteger la casa y las propiedades de los asaltos del maligno. En estos días, la frecuencia a las iglesias ortodoxas asume proporciones similares a aquellas de las fiestas pascuales, cuando los fieles hacen bendecir por los sacerdotes los huevos y los dulces tradicionales. Este año fueron a las oraciones sobre los hielos casi dos millones de personas, con particular preocupación de los órganos de seguridad: de hecho las temperaturas no alcanzaban en todos lados los clásicos -20/-30 grados y el hielo era más sutil de lo normal. Más de 30 mil agentes por lo tanto han organizado las procesiones en casi 4000 lugares de sagrada inmersión, en más de 300 ciudades de Rusia; todo se desarrolló sin incidentes. Solo un sacerdote en Ufa, en Bashkiria cayó en el agua helada con todos los ornamentos, pero enseguida fue socorrido por el servicio de orden.

El Patriarcado de Moscú además organizó este año un espectacular “consagración de los océanos”, contando con la presencia ya capilar de los capellanes rusos en cada parte del globo- El Océano Polar Ártico fue bendecido en el pueblo de Tiksi, la pequeña ciudad más septentrional de Jakuzia, en la costa del mar de Laptev. El párroco ruso de Reykjavik, el p. Timofej Zolotuskij, se asomó al Atlántico, mientras que el Pacífico fue consagrado en la playa del golfo de Siam en Tailandia, en Primorje en el Mar del Japón y en Gertner, una ciudad rusa de la provincia de Magadan en el mar de Ochotsk. El Océano Índico, recibió la bendición en el Golfo Pérsico, en los Emiratos Árabes Unidos, donde la parroquia está guiada por el archimandrita Aleksandr (Zarkeshev). De este modo, la Iglesia rusa quiso extender la fuerza purificadora de la oración en todas las regiones del mundo.

El baño sagrado de los vip

El baño en las aguas heladas no es una obligación y solo una parte de los fieles tiene la valentía de realizar tal gesto de “ortodoxia extrema”. Normalmente son los parroquianos de constitución más robusta, a partir de los sacerdotes, pero no faltan las mujeres intrépidas deseosas de comunicar a la santidad de las aguas heladas. A menudo las personalidades más en vista-administradores, políticos y hombres del espectáculo-dan el buen ejemplo, abriendo la fila de los ascetas-bautizandos. Como los años pasados, no faltó a la cita el presidente Valadimir Putin, por el resto acostumbrado a demostraciones de virilidad asociadas a la devoción. Putin visitó la ermita de San Nilo junto al lago Seliger, poco más al norte de Moscú, con una temperatura por otro lado casi de primavera de solo 7 grados bajo cero. En las redes sociales, los rusos han exaltado el baño presidencial, haciendo notar también que Putin se hizo el signo de la cruz al contrario, “al modo de los católicos”.

También llamó la atención el baño de otro candidato a las elecciones presidenciales. La popularísima Ksenja Sobchak, que se encontraba en la ciudad siberiana de Tomsk para una reunión. La Sobchak inmediatamente difundió en Instangram su hazaña, revelando que la probó por primera vez, para “medir su propia capacidad de resistencia” a los -40 grados del río Malaja Ushajka. “Es una sensación que te queda para toda la vida y ¡Yo amo la vida! Estaban conmigo muchísimos siberianos, luego nos hemos calentado todos juntos”, declaró la candidata, expresando también ella la propia cercanía a las emociones y a las tradiciones del pueblo. Sonchak no faltó tampoco dejó de involucrar a sus seguidores, que ven en ella un ícono glamour: “Para aquellos que irán a buscar en los catálogos cuánto costó mi traje de baño, sepan que lo compré en un negocio de Tomsk a 1760 rublos (unos 30 euros).