12/03/2025, 10.24
RUSIA
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El costo de la electricidad pica en el norte de Rusia

de Vladimir Rozanskij

En la región de Pskov, las facturas se han disparado a más de 30 mil rublos al mes sin que se haya comunicado el aumento de las tarifas, mientras que en Chechenia o Daguestán hacen la vista gorda ante las multimillonarias deudas por el suministro de energía, sin suspender los servicios.

Moscú (AsiaNews) - Desde enero de este año, los habitantes de la región de Pskov, en el noroeste de Rusia, reciben inesperadamente facturas de electricidad dos veces superiores a las del mes anterior, sin que la agencia de servicios públicos Pskovenergosbyt considere necesario informarles del aumento. El problema también se produjo en otras regiones del norte, como en el enclave báltico ruso de Kaliningrado, y los periodistas de Okno («La Ventana») trataron de averiguar cómo reaccionaron los habitantes de estas zonas.

De hecho, ya en el verano de 2024, todos los más de 100 sujetos federales de Rusia habían pasado a un uso diferenciado de la electricidad, por el que la tarifa se regulaba al alza en función del uso, en un intento de contrarrestar la minería de tarifas privilegiadas en el mercado energético. En el precio influye mucho la calefacción eléctrica, de la que se buscan beneficios según las tecnologías accesibles a los distintos hogares, y son las autoridades regionales las que fijan las cuotas de asignación, que también difieren entre las ciudades y las zonas rurales.

En la región de Pskov, basándose en estos cambios, no se esperaban subidas de precios tan exageradas, con facturas que incluso superan los 30 mil rublos al mes (300 euros). «Nos quedamos atónitos», cuenta Artem Gradov, residente en la provincia de Pečora, “cuando en enero recibí un pago adicional de 6.500 rublos sobre los 12.000 habituales... Lo busqué en Internet, donde encontré explicaciones acompañadas de imágenes invernales muy impresionantes, pero no aliviaron en absoluto mi preocupación: tenemos que volver a las antorchas”. Artem vive con su mujer y su hija de 5 años en el pueblo de Lazarevo, en una casa de nueva construcción donde las habitaciones se calientan rápido y bien, y sabiendo de los aumentos podría haber ajustado de otra manera los radiadores, que en Rusia se suelen mantener a máxima potencia.

Al fin y al cabo, en la región de Pskov las tarifas de las asignaciones de calefacción son muy inferiores a las de San Petersburgo y la región circundante de Leningrado, e incluso a las de la región de Kaliningrado. Esto significa que los habitantes de Pskov se pasan mucho más rápido a las tarifas más altas y acaban pagando cifras mucho más elevadas si no se adaptan a tiempo, lo que no es habitual en Rusia, donde la luz y la calefacción dependen de servicios centralizados desde la época soviética. En los últimos años, con la reestructuración bélica de la economía, ese sistema ha sido sustituido por otro local y personalizado, sin ayuda real de las administraciones regionales.

Las condiciones dependen además de criterios muy arbitrarios y discutibles, de modo que en la separatista y ocupada de facto Abjasia, la electricidad es suministrada gratuitamente por los rusos, y en las regiones del Cáucaso Norte, como Chechenia y Daguestán, hacen la vista gorda ante las multimillonarias deudas por suministro de energía, sin suspender los servicios, mientras que en el norte, los ciudadanos se ven obligados a pagar tarifas astronómicas. La información sobre los aumentos llegó después de las facturas, precedida sólo por alguna mención a «posibles cambios» sin indicar términos y condiciones.

Las «licencias energéticas» de los residentes están en vigor desde el año pasado, pero la inmensa mayoría de los ciudadanos sigue viviendo en automatismos heredados de la época soviética, sin poder navegar por las distintas disposiciones. Tanto más cuanto que el sistema de servicios municipales y regionales sigue siendo extremadamente complejo, los ciudadanos tienen que dirigirse a más de 30 instituciones competentes para obtener toda la información, y los sistemas de suministro no parecen mejorar como consecuencia de las subidas de tarifas. En la propia región de Pskov, las fuertes nevadas de enero dejaron sin electricidad durante mucho tiempo a unos 20.000 habitantes, y el año anterior habían sido aún más. Los cambios económicos de Rusia en tiempos de guerra están alterando los mecanismos soviéticos de los servicios sociales a los ciudadanos, creando inconvenientes que están destinados a crecer cada vez más.

 

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