El convento misionero más antiguo del sudeste asiático se convierte en colegio internacional
Il Convent Light Street, fundado por las Hermanas Francesas del Santo Niño Jesús, presta servicios en la región desde hace más de 170 años, dedicado a los huérfanos y a los jóvenes. Ahora se convierte en un colegio internacional, pero tiene a sus espaldas una historia ejemplar de celo misionero. Ex alumna musulmana: "Transmite respeto por las religiones".
Kuala Lumpur (AsiaNews)- El Convent Light Street en George Town, Penang, el convento misionero más antiguo del sudeste asiático fundado en 1852, seguirá funcionando como centro de aprendizaje internacional después de haber sido durante 172 años una escuela misionera para niñas. Fundado por las religiosas católicas francesas de la Misión del Santo Niño Jesús, por invitación del obispo Jean-Baptiste MEP, en los primeros tiempos fue un orfanato. En marzo del año pasado cerró sus puertas tras una historia ejemplar de dedicación a la educación de las niñas en la región norte de la antigua Malesia.
En ese edificio, que incluye una icónica capilla, también funcionó un internado para alumnas de todas las clases sociales, entre ellas princesas de la casa real de Tailandia, hijas de sultanes y aristócratas malasios y niñas de familias chinas adineradas. En 1852 tres religiosas pioneras del Santo Niño Jesús, conocidas como las Damas de San Mauro, se instalaron en una cabaña de madera cerca de la Iglesia de la Asunción, en la Church Street de George Town. Este fue el humilde comienzo del Convent Light Street. Las religiosas enseñaban durante el día y cosían ropa por la noche para recaudar fondos para comprar artículos de primera necesidad. También tuvieron que adaptarse al duro clima tropical y aprender los idiomas locales. Con el aumento del número de niños confiados a su cuidado y el consiguiente hacinamiento en la casa, se planteó la necesidad de encontrar una nueva sede. Sor St Mathilde comenzó a buscar un lugar adecuado, hasta que encontró el edificio de la Government House en Light Street, antigua residencia del capitán Francis Light, un explorador inglés, abandonada después de la fundación de Penang en 1786. En 1859 las religiosas compraron el edificio de estilo angloindio y el complejo circundante de siete acres por 50.000 francos franceses. Por eso el convento tomó el nombre de "Convent Light Street".
La casa fue transformada en un noviciado, mientras que las construcciones de madera circundantes se utilizaron como dormitorios, cocinas y aulas. Las religiosas continuaron acogiendo a huérfanos, tanto varones como mujeres, independientemente de su etnia y proveniencia. La edad máxima para recibirlos era de 11 años, cuando debían ingresar en el cercano instituto de San Xavier, fundado en 1786 por el sacerdote católico francés Arnaud-Antoine Garnault. Ochenta años después de su fundación, el convento volvió a ampliarse. El actual Old Hall, los claustros y las aulas se construyeron en 1882. El edificio también forma parte de la "Categoría 1" de la Zona del Patrimonio Mundial de George Town. En 1934 se construyeron nuevas ampliaciones hasta completar el edificio actual del Convent Light Street.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la Armada Imperial Japonesa tomó el control de la escuela y utilizó la Government House como base y centro de interrogatorios: aquí fueron interrogados 22 marineros de la Armada de los Estados Unidos del submarino USS Grenadier. Después de la guerra, el convento continuó su larga historia de compromiso dedicado a la educación de las niñas. Las religiosas consideraban que, si Malasia se independizaba de los ingleses, ellas podrían desempeñar un papel unificador en la sociedad multiétnica malasia. Sin embargo, desde la independencia de Malasia en 1957 la escuela ha debido hacer frente a la oposición del gobierno federal de Malasia. En 1961 dejó de acoger huérfanos y finalmente en 1971 todas las escuelas misioneras del país fueron absorbidas por el sistema educativo nacional estandarizado malasio, y el Convent Light Street se vio obligado a quitar el crucifijo de su escudo oficial. Pese a ello, el convento mantuvo una sólida reputación hasta que cerró el año pasado.
En diálogo con AsiaNews, Juli Murshidah Ahmad Munassor, ex alumna musulmana de la escuela y actual profesional en el campo de la comunicación, recordó sus años de formación en Convent Light Street. “Mis compañeros de clase eran malasios, chinos, indios, euroasiáticos y sikh. Siempre he apreciado el clima de muhibbah (el espíritu de buena voluntad, ndr) entre nuestros amigos y compañeros de clase multiétnicos”, dijo. “Recuerdo con cariño a mi directora, una religiosa irlandesa, sor Francis de Sales. Las jóvenes musulmanas estaban presentes durante las oraciones cristianas, pero nosotras recitábamos las nuestras según la religión islámica". Juli afirma que esta experiencia les ha transmitido respeto por las otras religiones, un valor que difícilmente puede ofrecer ahora la propuesta educativa. "Dudo que los niños de hoy puedan vivir este tipo de experiencia en Malasia, donde todo está politizado", añadió.
Otra exalumna, Joan Lim-Choong, expresó a AsiaNews su profunda gratitud por haber sido educada en Convent Light Street entre fines de los años '70 y principios de los '80. Contó que una de las enseñanzas más significativas fue sobre la importancia del respeto y la amabilidad que recibió de una maestra. Lim explicó que las religiosas católicas eran severas, sobre todo con respecto a la puntualidad, el orden, la limpieza, el respeto mutuo y el comportamiento cortés. “Sin embargo, podíamos jugar y divertirnos como jóvenes. Sabíamos que se preocupaban por nosotros por el tiempo que dedicaban a aconsejarnos y guiarnos, incluso fuera de clase”, continuó. “En pocas palabras, las religiosas católicas nos han transmitido la alegría de aprender, de compartir y de cuidarnos unas a otras, además de convertirnos en ciudadanas responsables”.
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