El cardenal Bo pide un alto el fuego en Myanmar para socorrer a las víctimas del terremoto
Hizo un llamamiento en nombre de la Conferencia Episcopal mientras cientos de personas siguen bajo los escombros. Ayer siguieron los bombardeos en el país a pesar de la tragedia. La cercanía de la arquidiócesis de Tokio, hermanada con Myanmar desde hace muchos años. La resiliencia de la iglesia de San Miguel, en Mandalay, que por tercera vez deberá renacer de las ruinas.
Rangún (AsiaNews/Agencias) - "Esta crisis humanitaria exige un cese urgente de hostilidades". En Myanmar, donde el balance oficial provisional de víctimas del terremoto ha superado los 1600 muertos, pero muchas personas todavía siguen bajo los escombros, el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Rangún y presidente de la Conferencia Episcopal, lanzó este llamamiento en un mensaje difundido ayer por la noche. Ayer mismo, mientras el mundo entero estaba pendiente de los socorros y el jefe de la junta militar, el general Min Aung Hlaing, visitaba Mandalay, la ciudad más afectada por el sismo, la fuerza aérea birmana volvió a bombardear en la misma región de Sagaing. Por su parte, el Gobierno de Unidad Nacional en el exilio declaró que detendrá los ataques de sus milicias durante 15 días y se movilizará para ayudar a la población, pero sólo en las zonas afectadas por el terremoto.
"Pedimos con urgencia un alto el fuego inmediato y completo de todas las partes involucradas en el conflicto - dice el cardenal Bo en su mensaje - para garantizar la entrega segura y sin obstáculos de la ayuda humanitaria esencial proveniente de los donantes locales e internacionales. Este alto el fuego es indispensable para hacer frente a la necesidad inmediata de alimentos, suministros médicos, refugio y protección para las personas afectadas por el terremoto y el prolongado conflicto".
En el mensaje, el presidente de la Conferencia Episcopal afirma que "la Iglesia Católica en Myanmar, con la oración y la cercanía del Papa Francisco, se une en la solidaridad con los hombres y mujeres de nuestro país que están enfrentando esta nueva crisis. Este trágico desastre ha agravado aún más la profunda crisis humanitaria multidimensional que ya afecta a Myanmar, donde, según las estimaciones de las Naciones Unidas, casi 20 millones de personas, incluidos 6,3 millones de niños, necesitan asistencia urgente".
"La Iglesia Católica – continúa el cardenal Bo - afirma su apoyo inquebrantable a las poblaciones afectadas y envía sus condolencias a las familias que han perdido a sus seres queridos. Rezamos en particular por aquellos que murieron en lugares de culto, pagodas y mezquitas. La Iglesia Católica se movilizará para ayudar a cubrir las necesidades de alimentos, medicamentos y refugio que pueden salvar vidas".
Mientras tanto, la misma Iglesia debe hacer frente a los daños provocados por el terremoto y el desafío de recuperarse una vez más de sus heridas. El cardenal Tarcisio Isao Kikuchi, arzobispo de Tokio y presidente de Caritas Internationalis, expresó una especial cercanía. Precisamente la comunidad católica de la capital japonesa, junto con la arquidiócesis alemana de Colonia, está unida desde hace décadas por un hermanamiento de solidaridad con la Iglesia de Myanmar. "Desde hace años – recuerda el cardenal Kikuchi en un mensaje enviado a la arquidiócesis de Tokio - colaboramos en la formación de los seminaristas de la diócesis de Mandalay, incluso para la construcción de un edificio del seminario destinado al curso de filosofía. Yo mismo visité el seminario de Pyin Oo Lin, en la diócesis de Mandalay, junto con una delegación de sacerdotes de la diócesis de Tokio en febrero de 2020, poco antes de la pandemia de COVID-19, y acordé con el arzobispo Marco de la diócesis de Mandalay construir nuevas relaciones de cooperación".
"Hemos recibido información de la diócesis de Mandalay según la cual el reciente terremoto ha causado grandes daños incluso en los templos, y que la Iglesia ha comenzado las labores de socorro. Les pido que recen por todas las personas afectadas por el terremoto y especialmente por nuestra Iglesia hermana en Myanmar".
Resulta emblemática la historia de la iglesia de San Miguel, que ha sido la más afectada en Mandalay. Desde que fue fundada por el misionero francés P. Jean Lafon en 1894, es la tercera vez que debe ser reconstruida, superando pruebas y tribulaciones. En 1928 un incendio devastador la redujo a cenizas y el P. Lafon debió emprender la ardua tarea de reconstruir, no solo el templo, sino también el orfanato, la escuela y el instituto para leprosos que el misionero había fundado en Mandalay.
El P. Lafon, sin embargo, no se dio por vencido, y volvió a poner en marcha los programas de formación profesional en costura y carpintería. En una extraordinaria muestra de determinación, recaudó fondos organizando rifas para restaurar la iglesia y sus instituciones caritativas. En tiempos más recientes, otro terremoto le produjo daños graves. Y ahora esta comunidad de casi 300 familias católicas que vive en el corazón de Mandalay afrontará nuevamente el desafío de volver a empezar. Como lo hizo el P. Lafond hace un siglo.
(Han colaborado Santosh Digal y Joseph Masilamany)
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12/06/2021 13:33