27/09/2023, 10.38
AFGANISTÁN-ASIA CENTRAL
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El canal afgano y los temores de los países vecinos

de Vladimir Rozanskij

El megaproyecto Qosh Tepa iniciado por los talibanes para desviar las aguas del Amu Darya causa alarma en Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán, que perderían hasta un 15% de sus actuales recursos hídricos en un contexto ya marcado por una grave crisis. El nudo de la ausencia de relaciones políticas con el gobierno talibán. El espectro de una futura guerra del agua si se completa el proyecto de 285 kilómetros de longitud.

Taskent (AsiaNews) - Desde muchos sectores de los países de Asia central surgen serias preocupaciones por la construcción del canal Qosh Tepa, en el norte de Afganistán, para desviar las aguas del Amu Darya. El megaproyecto prevé que el canal principal tenga 285 kilómetros de largo, 100 metros de ancho y 8,5 metros de profundidad, y la iniciativa global pretende convertir 550.000 hectáreas de desierto en tierras agrícolas. El Presidente de Uzbekistán, Šavkat Mirziyoyev, declaró que el proyecto "puede cambiar radicalmente el equilibrio hídrico en toda Asia Central".

El canal está siendo construido por la Compañía Nacional de Desarrollo de Afganistán, enteramente a expensas del gobierno de Kabul, con una inversión prevista de 684 millones de dólares, que deberá estar terminada en 2028. Aproximadamente 250.000 personas trabajarán en las obras en las provincias de Balkh, Jauzjan y Fariab, actualmente 6.000 ya están trabajando, y los talibanes creen que será un revulsivo eficaz para toda la agricultura del país. Las obras avanzan a gran velocidad, y la primera fase del proyecto concluirá este mismo año.

Según los expertos, el nuevo canal podría tener consecuencias muy negativas, especialmente en Uzbekistán y Turkmenistán, que perderían hasta el 15% del agua de manantial del principal río de la región, en un momento muy crítico para los recursos hídricos. Uzbekistán es el mayor usuario del agua del Amu Darya, por ser el país más poblado de la zona, con más de 35 millones de habitantes, cifra que no deja de crecer. El 90% del agua se utiliza precisamente para labores agrícolas, pero actualmente la cuenca ha descendido por debajo del 65%, lo que crea graves problemas a Uzbekistán, pero también a Tayikistán y Turkmenistán, no sólo económicos, sino también de protección del medio ambiente y de las reservas naturales cercanas al río.

Se comprenden, pues, las preocupaciones de Mirziyoyev, expresadas durante la reciente cumbre en Dusambé de los dirigentes de los países fundadores del Fondo Internacional para Salvar el Aral, y reiteradas en varias otras ocasiones. Con Afganistán, recordó el dirigente en Taskent, no existe ningún acuerdo sobre el uso compartido de las aguas del Amu Darya: "Ha aparecido en nuestra región un nuevo actor en la explotación del agua, que no tiene ninguna obligación con nosotros, pero que provocará cambios generalizados". Por ello, es necesario formar un grupo de trabajo que analice todos los aspectos de la cuestión e intente encontrar un canal de comunicación eficaz con Kabul.

Los talibanes respondieron a las declaraciones de Mirziyoyev a través del responsable interino del Ministerio afgano de Agua y Energía, Abdul-Latif Mansour, según el cual "históricamente no hemos mantenido ninguna negociación sobre la cuestión del agua, por lo que no se nos puede acusar de ninguna violación", pero el gobierno de Kabul está dispuesto, no obstante, a entablar un diálogo sobre el tema.

Incluso un gran experto en recursos hídricos, el ingeniero afgano Najibullah Sadid, que vive y trabaja en Alemania, aunque ha criticado en el pasado el proyecto del canal de Qosh Tepa, confirma que Afganistán tiene todo el derecho a utilizar los recursos del Amu Darya, que pertenecen a Kabul en un porcentaje cercano al 30%. Por el momento, las declaraciones de los distintos dirigentes y expertos de los países vecinos no han adoptado tonos polémicos ni agresivos hacia los talibanes, pero se teme que la situación pueda degenerar una vez activado el canal, sobre todo si no se supera de alguna manera la escasez de agua en la región, y se corre el riesgo de una futura "guerra del agua" en toda Asia Central.

Foto: Flickr / Kate Dixon

 

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