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UZBEKISTÁN
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El ascenso de Saida, heredera al trono de Uzbekistán

de Vladimir Rozanskij

La hija mayor del presidente de Uzbekistán, Mirziyoyev, ha seguido escalando peldaños en la escalera del poder en los últimos años, alcanzando de hecho el puesto más alto después de su padre. Confirmando así la «tradición» de los países de Asia Central.

Taskent (AsiaNews) - La hija mayor del Presidente de Uzbekistán, Saida Mirziyoyeva, de 39 años, lleva ya cinco años en el gobierno, y en ese tiempo ha seguido subiendo los peldaños de la escalera del poder, alcanzando el puesto más alto después de su padre Šavkat, de quien es consejera y primera asistente. Desde hace tiempo se la considera la heredera al trono de Taskent, aunque no faltan otros aspirantes en la familia presidencial, teniendo en cuenta después de todo que con los cambios introducidos el año pasado en la Constitución, Mirziyoyev, de 67 años, podría permanecer en el sillón otros 14 años, superando el cuarto de siglo tras las primeras elecciones de 2016.

Saida es la primera de tres hermanos, y en abril de 2019 asumió el cargo de subdirectora de la Agencia de Información y Comunicación de Masas, un papel que la situó inmediatamente entre los activos clave de la presidencia. Aunque hasta entonces se había mantenido alejada de la política, ya en 2023 fue proclamada oficialmente primera asistente de su padre, «un vertiginoso despegue político», como comenta el conocido periodista uzbeko Džakhongir Mukhammad, «una desconocida convertida de repente en la segunda autoridad del país».

Desde entonces, su presencia en la escena pública ha sido constante y cada vez más llamativa, con reuniones al más alto nivel y recepción de delegaciones extranjeras, visitas a regiones y representación de Uzbekistán en el extranjero. El mes pasado, Saida viajó al vecino Kazajistán, donde se reunió con el Presidente Kasym-Žomart Tokaev en vísperas de la visita oficial de su padre a Astaná. El ejemplo de los países de Asia Central es muy evidente, empezando por el tándem presidencial de Turkmenistán formado por el padre y el hijo Berdymukhamedov, Gurbanguly y Serdar, y el presidente de Tayikistán, Emomali Rakhmon, también parece ir por el mismo camino con su hijo Rustam Emomali.

El linaje familiar del poder garantiza la protección de todos los miembros del clan, muchos de los cuales han amasado grandes fortunas en los últimos años. «Uzbekistán es una dictadura, en la que la primera familia controla el gobierno y todo el país», afirma el ex diplomático Ališer Taksanov en Radio Azattyk, considerando que “casi todos los parientes de Mirziyoyev están en el poder”, incluso en los servicios secretos y en el mundo de los negocios. La última confirmación en los últimos días es el nombramiento del cuñado del presidente, Otabek Umarov, marido de su hija menor Šakhnoza, como vicepresidente del Comité Olímpico para Asia Central en la 44ª asamblea de Nueva Delhi, un nombramiento de duración indefinida y con competencias muy amplias, que implican también a Irán y Afganistán.

La líder de la asociación «Derechos Humanos en Asia Central», con sede en París, la uzbeka Nadežda Ataeva, cree que la actividad de Saida Mirziyoyeva es actualmente una «preparación para asumir el papel presidencial», y en cada reunión pública la hija y heredera aparece cada vez más segura de sí misma, es «una especie de curso de estudio para ascender en su carrera». Según Ališer Ilkhomov, director del Central Asia Due Diligence de Londres, Umarov, de 40 años, podría, sin embargo, competir con Saida por la silla suprema, ya que él también está acumulando cargos, pues también es vicepresidente del Servicio de Seguridad Nacional.

Otabek acompaña al presidente en todos sus viajes y es su principal guardaespaldas, sacando de este papel «acceso a enormes palancas de influencia», asegura Ilkhomov. Gracias a sus conexiones familiares, ha acumulado una gran riqueza y se le considera el mediador entre las esferas política y económica del país, maniobrando «entre bastidores». Habría, pues, una competencia soterrada entre los dos pretendientes, que se vería acentuada por el enfrentamiento con otro cuarentón, Komil Allamžonov, exponente del Consejo de Información muy próximo a la hija del presidente, que acusó a Umarov de injerencia indebida en el mundo empresarial uzbeko. Saida cuenta también con la protección de su suegro, el general Batyr Tursunov, de 72 años, padre de su marido y empresario Ojbek y vicepresidente primero del Consejo de Seguridad, desde donde supervisa a su joven colega Umarov, en un juego de poder todo dentro de la familia presidencial.

 

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