El Sínodo redescubre a las mujeres como “primeras misioneras”

Hoy comenzó en la Congregación General la reflexión sobre la valorización de cada bautizado en el anuncio del Evangelio. "No se trata de derechos y deseos, sino del bienestar de la Iglesia". Entre los miembros del Sínodo hay también dos misioneros digitales: "En la web, hay muchos no necesitan el horario de misa, sino alguien con quien entrar en diálogo".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Es uno de los temas que genera más polémica entre los que observan del Sínodo. Pero el tema de las mujeres, más que una cuestión de ministerios es una reflexión sobre la identidad misionera de la Iglesia. Esta ha sido la perspectiva que surgió en la sesión de esta mañana del Sínodo que se desarrolla en el Vaticano. Fue una sesión pública, como todas las que inauguran la reflexión sobre cada una de las partes del Instrumentum Laboris. En este caso era la "misión", la segunda palabra clave propuesta por el Papa Francisco a la Asamblea.

Una de las cuestiones que se debaten en estas horas en las 35 mesas de los círculos menores es precisamente la corresponsabilidad de todos los bautizados en la misión de la Iglesia. Lo que - en el punto B 2.3 - incluye también la pregunta: "¿Cómo puede la Iglesia de nuestro tiempo cumplir mejor la misiónque le es propia a través de un mayor reconocimiento y promoción de la dignidad bautismal de las mujeres?".

“No es una cuestión de promoción y reconocimiento en el sentido mundano, de derechos y deseos – explicó la monja benedictina italiana Madre María Ignazia Angelini en la reflexión espiritual para introducir este aspecto – sino del bienestar de la Iglesia, de la fidelidad al Origen, que es Jesús, a su estilo." En su meditación repasó sus gestos en relación con las mujeres, pero sobre todo se detuvo en una página de los Hechos de los Apóstoles que en cierta forma resulta sorprendente.

La experiencia del primer viaje misionero había abierto "fuertes desaveniencias entre Pablo y Bernabé, que eran muy amigos", y que los llevaron a tomar caminos diferentes. “Debemos imaginarlo como un proceso de trabajoso entendimiento”, reflexionó la Madre Angelini. Y Pablo, que hubiera querido dirigirse hacia el corazón de Asia, se encontró en cambio llamado a Europa. Cuando desembarca en Filipos, en la actual región griega de Macedonia, su misión comienza cuando se encuentra con "mujeres que se habían reunido allí para la oración". “Así comienza la difusión del Evangelio en Europa - comentó -. En Filipos, la misión sale de un territorio delimitado y encuentra espacios inéditos. Nuevos lenguajes inaugurados por las mujeres que Pablo no desdeña, sino que incorpora: anuncia allí, entra en diálogo. Y Lidia, humilde adoradora de Dios y comerciante de púrpura, se convierte en la primera creyente de Europa". Porque "una Iglesia sinodal 'en salida' encuentra en los comienzos, al igual que hoy, la presencia de mujeres diferentes, no homologables, que deben ser integradas en la peculiaridad de cada una". Esta es la evidencia de la Palabra. Un elemento inscrito en las raíces generadoras, como rasgo constitutivo de la novedad evangélica, ignorado durante siglos".

De los rostros de esta frescura que luego fue desatendida habló a los padres sinodales la religiosa colombiana Gloria Liliana Franco Echeverry, presidenta de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de América Latina (CLAR). Citó historias concretas de mujeres que visitan regularmente a los pobres pero son excluidas por el párroco del ministerio extraordinario de la Eucaristía, o sobre el título canónico denegado a una teóloga por una Universidad Pontificia a pesar de que obtuvo mejores calificaciones que todos los otros candidatos varones. “El camino de las mujeres en la Iglesia ha estado lleno de cicatrices, de situaciones que implicaron dolor y redención, una trama pascual, en la cual lo que ha sido evidente y definitivo es el amor de Dios. Un amor que permanece más allá de los esfuerzos de algunos por hacer invisible la presencia y el aporte de las mujeres en la construcción de la Iglesia - comentó -. La Iglesia tiene rostro de mujer: las Asambleas, los grupos parroquiales, las celebraciones litúrgicas, los ministerios apostólicos de las comunidades, la cualidad de la reflexión y el calor de la dedicación de la Iglesia están a menudo y sobre todo tejidos en el vientre de las mujeres. Se puede dar cuenta de ello en todos los contextos". Por eso invitó a la Iglesia a reconocerse, no sólo madre y maestra, "sino también hermana y discípula". Porque "todos nosotros, mujeres y varones, estamos llamados a ser un vientre, un hogar, una caricia, un abrazo. Una Iglesia femenina que tiene la fuerza de la fecundidad, que le es dada por el soplo del Espíritu".

Otro aspecto que hoy es irrenunciable para la misión de la Iglesia son las nuevas fronteras de la web. En el Sínodo también están presentes dos "misioneros digitales", rostros de un camino que comenzó en Internet hace dos años. En la primera etapa, en 2021, durante dos meses y medio, 250 misioneros realizaron procesos de escucha en 115 países y en siete idiomas, llegando en total a más de 150.000 personas que quisieron responden un cuestionario, el 30% de las cuales eran no creyentes y estaban alejadas de la Iglesia. Luego, quince misioneros digitales fueron invitados a las distintas asambleas continentales para compartir su discernimiento a partir de la experiencia de su misión. Dos de ellos, el laico mexicano José Manuel De Urquidi González y la religiosa nicaragüense Hna. Xiskya Lucia Valladares Paguaga, contaron hoy esta experiencia al Papa Francisco, a los obispos y a los miembros del Sínodo de todo el mundo.

Explicaron que lo digital no es sólo una herramienta, sino un “lugar”, donde las personas pasan una parte importante de su vida. “Muchos necesitan esperanza, necesitan curar sus heridas, necesitan una mano, necesitan a Dios. Para muchos no es suficiente indicarles los horarios de misa o invitarles a visitar la catedral, si antes no hemos entrado en diálogo, acercándonos a ellos para escucharlos. A veces se sienten confundidos o tienen miedo, y necesitan un "compañero de viaje" que los sostenga. Para ser compañeros de viaje debemos salir de nosotros mismos, de nuestros modos de pensar, para encontrarnos con ellos, para escucharlos y acompañarlos".