El Patriarcado Maronita promueve una ‘iniciativa nacional’ dedicada a los jóvenes
Una respuesta a sus aspiraciones de una vida política, económica, social y cultural digna. El lanzamiento está programado para la Fiesta de la Anunciación el 25 de marzo. La inspiración del Papa Francisco y el Sínodo de los Jóvenes. Solidaridad con el movimiento en las calles contra la corrupción y el mal gobierno. La dimensión religiosa ligada a la Cuaresma.
Beirut (AsiaNews) - La Iglesia Maronita está ultimando un documento que servirá de base para el lanzamiento de una "iniciativa nacional" dedicada a los jóvenes del país. Esto es lo que algunas fuentes eclesiásticas bien informadas revelaron ayer, después de la reunión mensual de los obispos maronitas en la sede patriarcal de Bkerké, durante la cual se relanzaron una vez más las grandes opciones políticas y sociales. La iniciativa será una respuesta a las aspiraciones de la juventud libanesa de una vida política, económica, social y cultural digna de ese nombre. Esta iniciativa se pondrá en marcha el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, que desde hace algunos años es una fiesta nacional islámico-cristiana en el país de los cedros y no se trabaja.
La iniciativa en cuestión se inspira en un planteamiento trazado por el Papa Francisco a raíz del Sínodo de la Juventud y la exhortación apostólica que le siguió (2018-2019). Se trata de un intento de responder a los desafíos de una renovación de la vida democrática en el Líbano, a la luz de todos los obstáculos a los que se enfrenta: amiguismo, corrupción, confesionalismo estrecho, mala gobernanza y otras cuestiones que surgieron durante el levantamiento popular del pasado mes de octubre. Una protesta que la Iglesia Maronita acogió, sin perjuicio de la violencia que - de vez en cuando - la acompañó.
Se trataría, en el contexto de un enfoque ampliamente interactivo, de poner de relieve una visión del futuro llamada a alimentar la esperanza de los jóvenes en el futuro del Líbano, lejos de la depresión y la tentación de abandono que parece surgir en algunos de ellos. Los jóvenes parecen en algunos casos desalentados por la lentitud de los cambios tan esperados y los intentos de reprimir o reducir la revuelta social y ética del pasado mes de octubre. Lógicamente, por lo tanto, la iniciativa es una respuesta a un gran número de preocupaciones de los jóvenes en general, y de los cristianos en particular: dificultades cotidianas, crisis de valores, crisis económica, coste de los estudios, falta de ofertas de trabajo, tentación de abandonarlo todo y emigrar, etc.
No a la "colonización ideológica"
La llamada de la Iglesia Maronita también incluye una dimensión propiamente religiosa relacionada con el significado de la Cuaresma. Sugiere que los jóvenes cristianos aprovechen estos momentos para profundizar su fe y renovar su compromiso al servicio de sus Iglesias y del Líbano, con la clara conciencia de que son testigos de Cristo resucitado.
La iniciativa retomaría algunas de las directrices de la exhortación papal de 2019, recordando a los jóvenes que son "el hoy de Dios", que deben resistir la "colonización ideológica" que puede marcar la irrupción de la modernidad en su vida cotidiana. También se pide a los jóvenes que "desconfíen de los mecanismos de consumo y estupidez que hacen que todos los hombres nazcan como originales, pero muchos terminan muriendo como fotocopias".
El patriarca maronita, el cardenal Beshara Raï, tomó inmediatamente en serio la causa de los promotores del levantamiento popular del 17 de octubre e instó a las autoridades a "escuchar las demandas del pueblo" y a no "despreciar o abatir a los manifestantes pacíficos y civilizados". El cardenal pidió que no se les "desacredite" y que no se les eche encima la "sospecha de traición". En una homilía pronunciada 10 días después del inicio del movimiento popular, ante personalidades del Movimiento patriótico libre, el jefe de la Iglesia Maronita describió los levantamientos populares como una "revolución reformista positiva", hablando de un "estado de ciudadanía inclusiva y de diversidad".
Estamos en democracia, recordó, con una clara referencia a las "líneas rojas" trazadas en su momento por el jefe de Hezbollah ante el levantamiento nacional. "Somos un país democrático y no dictatorial, pluralista y no totalitario, nacional y no sectario. Nadie tiene derecho - concluyó el cardenal - a invocar la voz del pueblo e imponer su propia visión de las cosas y la voluntad".
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