El Patriarca Rai en el funeral de Sleiman: "¿Quién se beneficia del caos libanés?

de Fady Noun

El asesinato del exponente de las Fuerzas Libanesas, junto con el de un banquero de Hezbolá, han disparado las tensiones internas. También planea sobre Beirut el espectro de una escalada del enfrentamiento con el ejército israelí y de las represalias iraníes por el asalto a la embajada de Damasco. La advertencia del líder de la Iglesia maronita: "Sin presidente aquí sólo proliferan las armas". Geagea promete un "enfrentamiento largo" pero "democrático".

Beirut (AsiaNews) - En el Líbano es cada vez más clara la perspectiva de una grave escalada entre el ejército israelí y Hamas, por un lado, y Hezbolá, por el otro. Las embajadas de Francia y Rusia han pedido a sus ciudadanos que eviten viajar a Líbano, Israel, los Territorios Palestinos y Siria. La decisión se produce en un momento en que Irán amenaza con golpear a Israel, acusado de atacar el consulado iraní en Damasco el 1 de abril.

Para Líbano, estos hechos se ven agravados por dos crímenes concomitantes que, según observadores locales, amenazan la paz civil, ya que el país está profundamente dividido sobre si Hezbolá debe abrir un "frente de apoyo" a Hamás en su frontera sur. Estos dos incidentes fueron el secuestro y asesinato de Pascal Sleiman, jefe de las Fuerzas Libanesas para la región de Jbeil, y el asesinato en Beit Méry (al este de Beirut) de Mohammad Srour, banquero de Hezbolá.

Pascal Sleiman, secuestrado el domingo y hallado muerto en Siria el lunes, fue enterrado ayer en su pueblo de Mayfouk, en la zona de Jbeil. El propio Patriarca maronita presidió el funeral, subrayando la gravedad de una tragedia que las Fuerzas Libanesas consideran "un crimen político, mientras no se demuestre lo contrario".

El cadáver del banquero Mohammad Srour, objeto de sanciones estadounidenses que le acusan de haber orquestado la transferencia de fondos de Irán a Hamás, fue encontrado el martes en una villa de Beit Méry, localidad que domina Beirut, con al menos cinco heridas de bala. Los autores no tocaron el dinero que llevaba. La familia de Srour calificó el crimen de "planificado".

El patriarca maronita, monseñor Béchara Raï, que presidió el funeral de Pascal Sleiman en la iglesia Saint-Georges de Jbeil, calificó de "deplorable que el crimen haya sido cometido por sirios desplazados a los que Líbano había acogido con toda humanidad, mientras que algunos de ellos actúan sin ninguna humanidad y son ahora una amenaza para los libaneses". No ocultó sus lágrimas de emoción al recordar las palabras de fe y esperanza de su esposa al conocer la noticia de su muerte.

Subrayando que "la ausencia de presidente ha fomentado el caos y la proliferación de armas", el líder de la Iglesia maronita se preguntó qué partido "se aprovecha de este caos, cuando la decisión sobre la guerra y la paz no está en manos del Estado".

Geagea: "Será un largo enfrentamiento"

"No apuesten por nuestra desesperación", dijo el líder de las Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, a sus partidarios congregados frente a la iglesia. Dirigiéndose a la multitud a través de una pantalla gigante desde su cuartel general en Meerab, Geagea dijo: " ¿Y ahora adónde iremos? La respuesta es sencilla: si hay peligro, allí estaremos, somos las Fuerzas Libanesas. La confrontación continúa. Llevará tiempo. Porque las soluciones reales llevan tiempo". Geagea aseguró que la batalla será "democrática" y "alejada de cualquier deseo de venganza", pero las miradas de sus partidarios no iban en esta dirección.

Según el periodista Mohammed Barakat, no se puede descartar una provocación del Mosad destinada a provocar disturbios civiles entre libaneses cristianos y chiíes. "Los dos crímenes parecen haber sido planeados para enfrentar a unos contra otros", declaró, y el hecho de que la muerte de Pascal Sleiman se atribuyera a Hezbolá es "una pista falsa" con la que se pretende implicar al movimiento chií. El periodista, que sin duda cree que fue un asesinato premeditado, afirma estadística en mano que "los ladrones de coches no son asesinos". El ejército libanés detuvo a cuatro sirios por el asesinato; pero Barakat cree que si los autores de este crimen disfrazado de robo de coche eran efectivamente sirios, los instigadores no lo eran.