El Papa: un acuerdo duradero para los armenios de Nagorno Karabaj

El llamado del Ángelus sobre la dramática situación de decenas de miles de desplazados del enclave en Azerbaiyán. En octubre, la invitación a rezar el Rosario por la paz y por la evangelización de los pueblos. El 6 de noviembre, Francisco se reunirá con niños de todo el mundo "para aprender de ellos a quién pertenece el Reino de Dios".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Renuevo mi llamamiento al diálogo entre Azerbaiyán y Armenia, con la esperanza de que las conversaciones entre las partes, con el apoyo de la comunidad internacional, favorezcan un acuerdo duradero que ponga fin a la crisis humanitaria". Al final del rezo del Ángelus ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco volvió a señalar al mundo la "dramática situación de los desplazados de Nagono Karabaj", decenas de miles de armenios que han huido a Armenia en la última semana después de que las fuerzas armadas de Azerbaiyán pusieran fin a la autodeterminación del enclave en su territorio, centro de un doloroso conflicto desde hace más de treinta años. Tras pedir una solución duradera al encuentro previsto en Granada (España) el 5 de octubre entre los presidentes de Azerbaiyán y Armenia, el Pontífice prometió sus oraciones por las víctimas de la explosión de un depósito de combustible cerca de la ciudad de Stepanakert, que ha añadido más muerte y dolor a la tragedia.

A continuación, citando el comienzo de octubre - "el mes del Rosario y de las misiones"-, el Pontífice exhortó a todos a "experimentar la belleza del rezo del Rosario, contemplando con María los misterios de la vida de Cristo e invocando su intercesión por las necesidades de la Iglesia y del mundo. Recemos por la paz en la atormentada Ucrania y en todas las tierras heridas por la guerra", añadió, "recemos por la evangelización de los pueblos. Y recemos también por el Sínodo de los Obispos". Con motivo de la festividad de Santa Teresa de Lisieux, cuyo 150 aniversario se celebra este año, Francisco recordó que el 15 de octubre publicará una exhortación apostólica dedicada a ella: "Ayúdanos a tener confianza y a trabajar por las misiones", añadió.

Junto a él, en la ventana que da a la Plaza de San Pedro, el Papa quiso a cinco niños, representantes de todos los continentes. Con ellos a su lado, anunció que la tarde del 6 de noviembre, en el Aula Pablo VI de Roma, se reunirá simbólicamente con niños de todo el mundo en un acto promovido por el Dicasterio para la Cultura y la Evangelización. "Un encuentro -explicó- para manifestar el sueño de todos de volver a tener sentimientos puros como los niños, porque el reino de Dios pertenece a los que son como niños. Los niños nos enseñan la claridad de las relaciones y la aceptación espontánea del extraño y el respeto por toda la creación. Queridos niños -concluyó-, los espero a todos para aprender yo también de ustedes".

Y precisamente a los niños dirigió también hoy el pontífice un mensaje con motivo del 180 aniversario de la fundación de la Obra de la Santa Infancia, una de las Obras Misionales Pontificias. "Queridos niños y jóvenes misioneros -les escribió-, quiero darles las gracias, porque con su compromiso nos ayudan a todos a ser testigos valientes del Evangelio y a compartir con los demás, además de las ayudas materiales, lo que tenemos de más precioso: la fe".

Al introducir la oración del Ángelus, el Papa Francisco comentó el pasaje evangélico en el que Jesús habla de dos hijos, a los que su padre pide que vayan a trabajar a la viña, el primero dice que sí pero luego no lo hace y el segundo se niega inicialmente pero luego obedece (Mt 21, 28-32). En estas dos figuras nos invita a ver la diferencia entre el pecado y la corrupción. "Para el pecador -explicó- siempre hay esperanza de redención; para el corrupto, en cambio, es mucho más difícil. De hecho, su falso "sí", sus apariencias elegantes pero hipócritas y sus ficciones que se han convertido en hábitos son como un grueso "muro de goma", tras el que se refugia de las llamadas de la conciencia. Queridos hermanos y hermanas -concluyó el Pontífice-, pecadores sí, todos somos pecadores, pero corruptos no. María, espejo de santidad, ayúdanos a ser cristianos sinceros".