El Papa: que el mundo acelere las iniciativas para quienes carecen de agua

En la audiencia general, hizo este llamado con ocasión de la conferencia internacional que se abre en Nueva York sobre este "bien primario". Un año después de la consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María, la invitación a repetir el gesto particularmente en la solemnidad de la Anunciación. En la catequesis, la actualidad de las palabras de Pablo VI sobre el testimonio cristiano en Evangelii Nuntiandi.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "El agua no puede ser objeto de derroches, abusos o causa de guerras, sino que debe preservarse para nuestro beneficio y el de las generaciones futuras". Este es el llamado que hizo hoy el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles en la Plaza de San Pedro al final de la audiencia general de los miércoles.

Recordando la Jornada Mundial del Agua proclamada por la ONU para esta fecha, el pontífice citó las palabras del Cántico de las Criaturas de San Francisco: "Alabado seas, Señor mío, por la hermana Agua, que es muy útil, humilde, preciosa y casta". Mencionando a continuación la Conferencia Internacional del Agua que se abre hoy en Nueva York, dijo que reza por el éxito de sus trabajos, esperando que este acontecimiento "pueda acelerar las iniciativas en favor de los que sufren la escasez de agua, este bien primario".

Luego, pensando en la solemnidad de la Anunciación que se celebra el sábado, el Papa Francisco recordó la consagración de la humanidad al Inmaculado Corazón de María, que se realizó el año pasado en este día, prestando especial atención a Ucrania y Rusia, asoladas por la guerra. "No nos cansemos de confiar la causa de la paz a la Reina de la Paz", añadió, e invitó a "cada creyente y comunidad, especialmente a los grupos de oración" a "renovar cada 25 de marzo el acto de consagración a la Virgen." "Ella es Madre y puede custodiarnos en la unidad de la paz. Y no olvidemos en estos días a la martirizada Ucrania que sufre tanto", concluyó.

Previamente, continuando con el ciclo de catequesis semanales dedicadas al celo apostólico en la evangelización, el pontífice había invitado a los fieles a volver a escuchar Evangelii Nuntiandi, la exhortación apostólica de san Pablo VI que el papa Francisco volvió a definir como "la carta magna de la evangelización en el mundo contemporáneo". "La evangelización es más que una simple transmisión doctrinal y moral", dijo citando a Montini, "es ante todo el testimonio de un encuentro personal con Jesucristo, porque el hombre contemporáneo escucha con más gusto a los testigos que a los maestros, o si escucha a los maestros lo hace porque son testigos.

Pero el testimonio incluye también la fe que se profesa, "es decir, la adhesión convencida y manifiesta a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que por amor nos ha creado y redimido". Cada uno de nosotros -añadió Francisco- está llamado a responder a tres preguntas fundamentales, que Pablo VI formuló así: ¿Crees lo que proclamas? ¿Vives lo que crees? ¿Proclamas lo que vives?".

En este sentido, dar testimonio de una vida auténticamente cristiana implica un camino de santidad, basado en nuestro Bautismo. Pero esto debe hacernos conscientes de que "los destinatarios de la evangelización no son sólo los demás, los que profesan otras confesiones o los que no profesan ninguna, sino también nosotros mismos, creyentes en Cristo y miembros activos del Pueblo de Dios". Porque también la Iglesia "inmersa en el mundo, y muchas veces tentada por los ídolos, siempre tiene necesidad de oír proclamar las grandes obras de Dios, que la convirtieron al Señor, y de ser de nuevo convocada y reunida por Él".

Una Iglesia "que se evangeliza para evangelizar es una Iglesia que, guiada por el Espíritu Santo, está llamada a recorrer un exigente camino de continua conversión y renovación", añadió el Papa. Para estar "totalmente volcada hacia Dios, y por eso partícipe de su plan de salvación para la humanidad, y al mismo tiempo totalmente volcada hacia la humanidad". Una Iglesia, concluyó, que se encuentre dialógicamente con el mundo contemporáneo, que teja relaciones fraternas, que genere espacios de encuentro, implementando buenas prácticas de hospitalidad, acogida, reconocimiento e integración del otro y de la alteridad, y que se preocupe de la casa común que es la creación".