El Papa: que Europa y la ONU mejoren la dramática situación de los sirios y libaneses
Un llamado a poner el amor a Jesús por encima de los afectos familiares, “ya que los lazos de parentesco, si son colocados en primer lugar, pueden desviarnos del verdadero bien”. “También los Invito a rezar por la población de Yemen, y de un modo especial por los niños, que sufren a causa de la gravísima crisis humanitaria”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Rezar para que Europa y la ONU puedan mejorar la dramática situación de los sirios y libaneses. Es la invitación que Papa Francisco hoy hizo a cuantos siguieron el rezo del Ángelus de esta mañana. Previo a ello, el pontífice recordó que el Evangelio dice que hay que poner el amor de Jesús por encima de los afectos familiares, “ya que los lazos de parentesco, si se colocan en primer lugar, nos pueden desviar del verdadero bien”.
Al dirigirse al millar de personas presentes, y distantes entre sí, en Plaza San Pedro, Francisco dijo que el Evangelio de hoy (cfr Mt 10,37-42) “hace resonar con fuerza la invitación a vivir plenamente y sin titubeos nuestra adhesión al Señor. Jesús pide a sus discípulos que tomen con seriedad las exigencias evangélicas, aún cuando ello requiere sacrificio y fatiga. El primer pedido, exigente, que Él hace a quien le sigue es poner el amor a Él por encima de los afectos familiares. Dice: «Quien ama a su padre, a su madre [...], a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí» (v. 37). Por cierto, Jesús no quiere restar valor al amor por los padres e hijos, pero sabe que los lazos de parentesco, cuando se colocan en primer lugar, pueden desviarnos del verdadero bien. Podemos verlo en ciertas corrupciones que ocurren en los gobiernos, cuando se antepone el amor a los parientes al amor por la patria”.
“Todos podríamos dar numerosos ejemplos al respecto. Sin mencionar aquellas situaciones en las que los afectos familiares se mezclan con decisiones que van en contra del Evangelio. Por el contrario, cuando el amor hacia padres e hijos es animado y purificado por el amor del Señor, entonces se vuelve plenamente fecundo y produce frutos de bien en la propia familia y mucho más allá de ella”. Francisco recordó que Jesús reprocha a los doctores de la Ley porque descuidan a los padres e insta a amar a padre e hijos.
“Luego, Jesús dice a sus discípulos: «El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí» (v. 38). Se trata de seguirlo por el camino que Él mismo recorrió, sin buscar atajos. No hay amor verdadero sin cruz, es decir, sin un precio a pagar en primera persona. Si es llevada con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre está a nuestro lado para sostenernos en la hora de la prueba más dura y para darnos fuerza y coraje”.
“Tampoco sirve agitarse para preservar la propia vida, con una actitud temerosa y egoísta. Jesús advierte: «Quien conserve su vida, la perderá, y quien pierda su vida a causa de mí, la ganará» (v. 39). Es la paradoja del Evangelio. Pero, gracias a Dios, ¡también tenemos muchísimos ejemplos de esto!, inclusive en medio de esta pandemia.
“La plenitud de la vida y de la alegría se halla en la entrega de sí por el Evangelio y por los hermanos, con apertura, aceptación y benevolencia. Al hacer esto, podemos experimentar la generosidad y la gratitud de Dios. Nos lo recuerda Jesús: «Quien a ustedes recibe, a mí me recibe, […]. Quien dé de beber aunque más no sea un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños […] no quedará sin recompensa» (vv. 40; 42). La gratitud generosa de Dios Padre tiene en cuenta hasta el más pequeño gesto de amor y servicio hacia los hermanos”.
“Es un reconocimiento contagioso, que ayuda a que cada uno de nosotros tenga gratitud hacia los que se ocupan de nuestras necesidades. Cuando alguien ofrece un servicio, no debemos pensar que todo se nos debe. Hay tantos servicios que se hacen por amor. Piensen en los voluntarios”. “La gratitud, el reconocimiento, es ante todo un signo de buena educación, pero también un distintivo del cristiano. Es un signo simple, pero genuino, del Reino de Dios, que es un reino de amor gratuito y agradecido”.
Fue después de rezar la oración a María que el Papa dijo que “el próximo martes 30 de junio tendrá lugar la cuarta Conferencia de la Unión Europea y las Naciones Unidas para ‘sostener el futuro de Siria y de la región’. Roguemos por este importante encuentro, para que pueda mejorar la dramática situación del pueblo sirio y de sus vecinos, en particular del Líbano, en el contexto de graves crisis socio-políticas y económicas que la pandemia ha tornado aún más difíciles”. “Hay niños que está sufriendo hambre”.
“También los invito a rezar por la población de Yemen – prosiguió - y especialmente por los niños, que sufren a causa de la gravísima crisis humanitaria. Y también por los que han sido azotados por las fuertes inundaciones en el oeste de Ucrania; que puedan sentir el consuelo del Señor y el socorro de los hermanos”.
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