El Papa: pide ‘un minuto’ por la paz en Tierra Santa, para el sábado próximo
Francisco en la audiencia general propuso la iniciativa lanzada por el quinto aniversario del encuentro en el Vaticano, "de los presidentes de Israel y de Palestina conmigo y con el patriarca Bartolomé". El viaje a Rumania subrayó “el valor y la exigencia de caminar juntos ya sea entre los cristianos, ya sea sobre el plano de la fe y la caridad como entre los ciudadanos en el plan del compromiso civil.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- Llamado a “un minuto por la paz” la iniciativa lanzada hoy por el Papa Francisco para el sábado próximo, quinto aniversario del encuentro en el Vaticano, "de los presidentes de Israel y de Palestina conmigo y con el patriarca Bartolomé". “A las 13 horas - dijo el Papa al final de la audiencia general de hoy- estamos invitados a dedicar ‘un minuto por la paz’- de oración, para los creyentes, de reflexión, para quien no cree-: todos juntos por un mundo más fraterno. Gracias a la Acción Católica internacional que promueve esta iniciativa”.
Antes, en la catequesis para el encuentro de hoy, Francisco había subrayado el carácter claramente ecuménico del viaje realizado el fin de la semana pasada a Rumania, donde “la unión entre todos los cristianos, lamentablemente incompleta, está basada sobre el único Bautismo y está sellada por la sangre y por el sufrimiento sufrido juntos, en los tiempos oscuros de la persecución, en particular en el siglo pasado bajo el régimen ateo”.
A las 30 mil personas presentes en la plaza de S. Pedro, él dijo una vez más que “en síntesis, como anunciaba el lema de su viaje, he exhortado a ‘caminar juntos’. Y mi alegría fue poderlo hacer no desde lo lejos o desde lo alto, sino yo mismo en medio del pueblo rumano, como peregrino en su tierra. Los diversos encuentros han evidenciado el valor y la exigencia de caminar juntos ya sea entre los cristianos, sobre el plano de la fe y de la caridad, ya sea entre los ciudadanos, sobre el plano del compromiso civil”.
“Como cristianos, tenemos la gracia de vivir una época de relaciones fraternas entre las diversas Iglesias. En Rumania la gran parte de los fieles pertenecientes a la Iglesia ortodoxa, guiada actualmente por el Patriarca Daniel, al cual va mi fraterno y reconocedor pensamiento. La Comunidad católica, ya sea ‘griega’ o ‘latina’ está viva y activa”.
“Con el Patriarca y el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rumana hemos tenido un encuentro muy cordial, en el cual reafirmé la voluntad de la Iglesia católica de caminar juntos en la memoria reconciliada y hacia una plena unidad, que justamente el pueblo rumano invocó proféticamente durante la visita de San Juan Pablo II. Esta importante dimensión ecuménico del viaje culminó en la solemne oración cristiana por excelencia, patrimonio común de todos los bautizados. Nadie puede decir Padre mío o Padre vuestro, no, es un patrimonio común. Hemos manifestado que la unidad no quita las legítimas diversidades. Pueda el Espíritu Santo conducirnos a vivir siempre como hijos de Dios y hermanos entre nosotros”.
“Como comunidad católica hemos celebrado 3 liturgias eucarísticas. La primera en la Catedral de Bucarest, el 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Virgen María, ícono de la Iglesia en camino en la fe y en la caridad. La segunda en el santuario de Șumuleu Ciuc, meta de muchísimas peregrinaciones. Allá, la Santa Madre de Dios acoge al pueblo fiel en la variedad de las lenguas, de las culturas y de las tradiciones. Y la tercera celebración fue la Divina Liturgia en Blaj, centro de la Iglesia Greco-Católica en Rumania, con la beatificación de 7 obispos mártires greco-católicos, testimonios de la libertad y de la misericordia que vienen del Evangelio. Uno de estos beatos, Mons. Iuliu Hossu, durante su prisión escribió: “Dios nos ha mandado en estas tinieblas del sufrimiento para dar el perdón y rezar por la conversión de todos”. Pensando en las tremendas torturas a las cuales eran sometidos, estas palabras son un testimonio de misericordia”.
“Particularmente intenso y festivo fue el encuentro con los jóvenes y las familias, que se realizó en Iaşi, antigua ciudad e importante centro cultural, encrucijada entre occidente y oriente. Un lugar que invita a abrir senderos sobre los cuales caminar juntos, en la riqueza de las diversidades, en una libertad que no corta las raíces sino que toma en modo creativo. También este encuentro tuvo un carácter mariano y se concluyó con el confiar a los jóvenes y las familias a la Santa Madre de Dios”.
“Última etapa del viaje fue la visita a la comunidad Rom de Blaj. En aquella ciudad Rom son muchos y por esto he querido saludarlos y renovar el pedido contra toda discriminación y por el respeto de las personas de cualquier etnia, lengua y religión”.
En los saludos en las diversas lenguas, al final el Papa recordó que el domingo próximo será Pentecostés. “Abramos nuestras mentes y nuestros corazones a la acción del Espíritu Santo en nosotros -dijo, por ejemplo a los polacos- para que nos santifique y nos haga testigos de Cristo delante al mundo, en el cual vivimos. La luz y la potencia del Espíritu Paráclito os acompañe siempre!”.
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