El Papa: más vías legales para la migración

En el Aula Pablo VI, se encontró con varios miles de familias que llegaron a Europa desde países devastados por la guerra gracias a los "corredores humanitarios" promovidos por la Comunidad de San Egidio. "Sin caminos de acogida seguros y sostenibles, el miedo apaga el futuro y justifica las barreras sobre las que se destrozan vidas humanas".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En el mundo de hoy es necesario "abrir más vías legales" para quienes huyen de guerras y situaciones graves, porque "una migración segura, ordenada, regular y sostenible conviene a todos los países". Así lo dijo Francisco esta mañana al recibir en audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano a los prófugos y refugiados en Italia, Francia, Bélgica y Andorra. Llegaron gracias a los "corredores humanitarios" que la Comunidad de San Egidio puso en marcha junto a la Federación de Iglesias Evangélicas, la Mesa Valdense y la Conferencia Episcopal Italiana en colaboración con las autoridades italianas.

En el encuentro para contarle sus historias al Papa Francisco había familias de muchos países en guerra o afectados por graves emergencias humanitarias como Siria, Irak, Afganistán, Somalia, Libia, Sudán del Sur y Ucrania. Más de 6 mil personas que desde 2016 pudieron llegar a lugares seguros a través de esta iniciativa humanitaria, señal de una alternativa concreta posible y coordinada con los gobiernos a las travesías de la desesperación en el mar Mediterráneo.

Los corredores humanitarios -dijo el Papa- "son una vía factible para evitar las tragedias y los peligros ligados al tráfico de seres humanos", como el reciente naufragio en Cutro, en Italia, con decenas de muertos. "Atraviesan las fronteras y, más aún, los muros de la indiferencia en los que a menudo se rompe la esperanza de tantas personas, que esperan durante años en situaciones dolorosas e insoportables. Cada uno merece atención por la dura historia que ha vivido".

Sin embargo, para el Pontífice, "todavía son necesarios muchos esfuerzos para extender este modelo", que beneficia a todos. "Si no ayudamos a reconocer esto, corremos el riesgo de que el miedo apague el futuro y justifique las barreras sobre las que se rompen vidas humanas". En este sentido, los corredores humanitarios muestran "un camino a Europa, para que no permanezca bloqueada, asustada, sin visión de futuro".

En cuanto al reto de la integración, Francisco reconoció que "no está exenta de dificultades" porque "no todos los que llegan están preparados para el largo camino que les espera". Por eso agradeció a los cientos de personas, familias, comunidades, que se pusieron a disposición para realizar este compromiso: "Ustedes abrieron sus corazones y sus casas -dijo-, apoyaron la integración con sus recursos e involucraron a otras personas. Les doy las gracias de todo corazón: representan un bello rostro de Europa, que se abre al futuro y se paga a sí misma". "Ustedes son mediadores de una historia de integración, no intermediarios que lucran aprovechándose de la necesidad y del sufrimiento", añadió dirigiéndose a los promotores de los corredores humanitarios. "Ustedes demuestran que si se trabaja seriamente para sentar las bases, es posible acoger e integrar eficazmente".

Pero el Pontífice destacó también el importante papel desempeñado por quienes fueron acogidos por estas vías. "Mostraron una firme voluntad de vivir libres del miedo y la inseguridad -recordó-. Encontraron amigos y colaboradores que ahora son una segunda familia para ustedes. Estudiaron un nuevo idioma y conocieron una nueva sociedad. Todo esto fue difícil, pero fructífero. Lo digo también como hijo de una familia de emigrantes que recorrió este camino. Su buen ejemplo y su laboriosidad ayudan a disipar temores y alarmas sobre los extranjeros. Al contrario, su presencia puede ser una bendición para el país en el que se encuentran y cuyas leyes y cultura han aprendido a respetar".

Por último, el encuentro con los que huyeron de la guerra fue una nueva ocasión para invocar la paz. "El Papa no renuncia a buscar la paz, a esperarla y a rezar por ella", dijo Francisco dirigiéndose a los presentes que venían de la "martirizada Ucrania", pero también a las personas que han huido de tantas otras guerras.