El Papa: los creyentes sean unidos en la Ucrania postrada por la guerra
Antes de la audiencia general, el encuentro con el Consejo Panucraniano de Organizaciones Religiosas en el día que concluye el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. La reflexión sobre Jesús como maestro del anuncio en la catequesis. En vísperas del Día de la Memoria, una advertencia: "El Holocausto no puede olvidarse ni negarse".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - La unidad entre las confesiones religiosas "es un testimonio concreto de paz en un país que sufre la guerra". Así se expresó el Papa Francisco al recibir a una delegación del Consejo Panucraniano de Iglesias y Organizaciones Religiosas, que incluye a católicos, ortodoxos griegos, judíos y musulmanes. El encuentro se celebró hoy, cuando esta noche el pontífice clausurará el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos en la Basílica de San Pablo Extramuros. Fue la ocasión para mostrar otra vez su cercanía al país devastado por la guerra y el rol de portadoras de la paz que se le pide a las religiones en esta gran tragedia.
"Estoy con ustedes", escribió en el discurso pronunciado ante los presentes, "en la cercanía y el apoyo a las familias, a los niños, a los ancianos, a los enfermos, a las personas más débiles. Estoy con ustedes en la defensa de los derechos de los fieles de todas las comunidades religiosas, especialmente de los que sufren abusos y persecución. Estoy con ustedes en sus esfuerzos por ayudar a los presos y detenidos por motivos políticos. Aliento sus esfuerzos por restablecer el respeto de todos por los principios y normas del derecho internacional y los derechos humanos fundamentales. Y considero una gracia de Dios que todas estas iniciativas las decidan y las lleven a cabo juntos, como hermanos."
"Les agradezco esta unidad de ustedes -añadió de paso-, esto para mí es una gran cosa, como los hijos de una familia que están uno por aquí, otro por allá, pero cuando su madre está enferma están todos juntos".
Durante la catequesis con los fieles en el Aula Pablo VI, el Pontífice continuó el ciclo de reflexiones sobre la pasión por la evangelización, deteniéndose en Jesús como maestro del anuncio. Al comentar el primer y brevísimo "sermón" en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,21), Francisco subrayó cómo el primer elemento del que habla es la alegría: "Cuando falta -comentó-, el Evangelio no pasa, porque es una buena noticia, una noticia de alegría. Un cristiano triste puede hablar de cosas bellas, pero todo es en vano si el mensaje que transmite no es alegre".
Por eso Jesús, citando al profeta Isaías, dice también que fue enviado "a proclamar la liberación a los cautivos". "Quien anuncia a Dios -subrayó Francisco- no puede hacer proselitismo, no puede presionar a los demás, sino aligerarlos: no imponer cargas, sino aliviarlas; llevar la paz, no la culpa. Por supuesto, seguir a Jesús implica ascesis, sacrificios; pero quienes dan testimonio de Cristo muestran la belleza de la meta más que la fatiga del camino. Nos habrá ocurrido contarle a alguien un bonito viaje que hicimos: habremos hablado de la belleza de los lugares, de lo que vimos y vivimos, no del tiempo que tardamos en llegar y de las colas en el aeropuerto".
Otro signo del que habla es llevar "la vista a los ciegos": evangelizar es dar "la luz de la filiación. Con Él la vida ya no es un avance ciego hacia la nada, no es cuestión de suerte o fortuna, no es algo que dependa del azar o de los astros, ni siquiera de la salud y las finanzas, sino del amor del Padre, que cuida de nosotros, sus hijos amados". Y luego la curación de los que “ponen en libertad a los oprimidos” por el pecado. Anunciar el Evangelio", señaló el Papa, "significa decir: 'Hermano, hermana, yo no tengo respuestas a tus muchos problemas, pero Jesús te conoce y te ama, puede curarte y aliviar tu corazón'". Porque "el anuncio de Jesús debe llevar siempre el asombro de la gracia que, incluso a través de nosotros, realiza cosas imprevisibles. Las sorpresas de Dios". No olvidó que esta palabra -dice el maestro de Cafarnaún- se dirige en primer lugar a los pobres: "A menudo nos olvidamos de ellos, y sin embargo son los destinatarios explícitamente mencionados por Jesús, porque son los elegidos de Dios".
Por último, en su saludo a los fieles, el Papa Francisco recordó la cita del Día de la Memoria de la Shoá, que se celebra el 27 de enero. "No se puede olvidar ni negar el exterminio de millones de personas, judíos y de otras confesiones", advirtió, "no puede haber un compromiso constante para construir juntos la fraternidad sin haber disipado antes las raíces del odio y la violencia que alimentaron el horror del Holocausto".
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