El Papa: "Tregua" en los conflictos por los Juegos Olímpicos. Los Juegos traen "paz y fraternidad"
Así lo destaca el pontífice en el mensaje enviado al arzobispo de París días antes del inicio del evento. Un evento marcado por los conflictos y las restricciones a los atletas rusos y bielorrusos debido a la guerra en Ucrania. Son "oportunidades" para "descubrirse y apreciarse mutuamente, derribar prejuicios, hacer nacer la estima donde se encuentran el desprecio y la desconfianza, la amistad donde se encuentra el odio".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "Los Juegos Olímpicos son, por naturaleza, portadores de paz y no de guerra" y su espíritu está marcado por la "fraternidad". Es lo que subraya el Papa Francisco en un mensaje enviado al arzobispo de París monseñor Laurent Ulrich y difundido hoy, en vísperas de los XXXIII Juegos Olímpicos que tendrán lugar en la capital francesa del 26 de julio al 11 de agosto. Subrayando el valor de la hospitalidad, con comunidades cristianas que se preparan "a abrir" las puertas de sus iglesias, escuelas y casas para acoger a atletas y aficionados, ciudadanos y marginados, el Pontífice desea que el acontecimiento sea "para todo el pueblo" francés "una ocasión de armonía fraterna". Y que permita "más allá de las diferencias y oposiciones, reforzar la unidad de la nación" en un momento de divisiones y tensiones sociales como las surgidas en las últimas semanas durante las elecciones europeas y políticas.
Hablando de las Olimpiadas, el Papa se refiere al "espíritu" que se respiraba "en la antigüedad" cuando con ocasión de los juegos se instituía "sabiamente" una tregua a todas las guerras o conflictos en curso. E incluso la época moderna, prosigue, intenta "retomar esta feliz tradición". En estos tiempos revueltos", prosigue, "en los que la paz mundial está seriamente amenazada, deseo fervientemente que todos aprecien esta tregua con la esperanza de que se resuelvan los conflictos y se restablezca la concordia". De ahí el ruego a Dios para que "ilumine las conciencias de los gobernantes sobre las graves responsabilidades que les incumben" y para que "conceda a los artesanos de la paz éxito en sus pasos".
El deseo del Papa es que los Juegos Olímpicos de París sean para todos los participantes una "ocasión ineludible para descubrirse y apreciarse mutuamente, para romper prejuicios, para hacer nacer la estima donde se encuentran el desprecio y la desconfianza, la amistad donde se encuentra el odio". Un deseo que contrasta con una realidad en la que la política, y la actualidad, están distorsionando de hecho el espíritu del evento, con el Comité Olímpico Internacional imponiendo diversas restricciones a los atletas de Rusia y Bielorrusia debido a la guerra en Ucrania. No se les permitirá participar en deportes de equipo, sino sólo en competiciones individuales y como "neutrales" (sin bandera ni uniformes), además de excluirlos de la ceremonia de apertura. A esto se añade la creciente hostilidad de los dirigentes moscovitas y del propio Presidente Vladimir Putin, lo que complica aún más la presencia de los atletas rusos.
En el mensaje dedicado a las Olimpiadas, el pontífice recuerda finalmente cómo el deporte es "un lenguaje universal que trasciende fronteras, lenguas, razas, nacionalidades y religiones". Los eventos deportivos en general, pero sobre todo los Juegos con el espíritu que los caracteriza, tienen "la capacidad de unir a los pueblos, de favorecer el diálogo y la aceptación recíproca" y estimulan "la superación de sí mismo" y fomentan "el espíritu de sacrificio". También fomentan "la lealtad en las relaciones interpersonales" e "invitan a reconocer los propios límites y el valor de los demás". "Los Juegos Olímpicos, si realmente siguen siendo 'juegos', pueden ser por tanto un lugar excepcional de encuentro entre los pueblos, incluso los más hostiles. Los cinco anillos entrelazados -concluye el Papa Francisco- representan este espíritu de fraternidad que debe caracterizar el acontecimiento olímpico y la competición deportiva en general".
