El Papa sobre la Lavra de Kiev: que las partes enfrentadas respeten los lugares religiosos

Petición de Francisco en la audiencia general por las monjas ortodoxas rusas objeto de disputa política en el conflicto de Ucrania: "Las personas consagradas son un apoyo para el pueblo de Dios". En la catequesis, el pontífice se detuvo en el significado de ser apóstoles hoy. "Las relaciones entre nosotros son también decisivas para la evangelización".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El Papa Francisco habló hoy sobre el enfrentamiento político en curso sobre la Lavra de Kiev, las cuevas donde se encuentra la institución monástica más antigua de la ortodoxia rusa, actualmente rehén del conflicto en Ucrania. "Pienso en las monjas ortodoxas de la Lavra de Kiev", dijo Francisco al final de la audiencia general, dirigiéndose a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, "pido a las partes en conflicto que respeten los lugares religiosos. Las monjas y las personas consagradas a la oración, cualquiera que sea la confesión a la que pertenezcan, son el sostén del pueblo de Dios".

En los últimos días, el Patriarca de Moscú, Kirill, había apelado a Francisco y al Secretario General de la ONU, Guterres, para que "impidan la expulsión de los monjes" de la Lavra, contra la cual también hubo manifestaciones en Kiev. Tras la caída de la Unión Soviética, el complejo pasó a ser propiedad del gobierno ucraniano con un acuerdo de usufructo gratuito por parte de los monjes del Patriarcado de Moscú, que hoy -en el contexto de la guerra actual- Kiev no quiere renovar. Sin embargo, el ministro de Cultura, Aleksandr Tkacenko, declaró en las últimas horas que "los monjes podrán permanecer en la Lavra bajo ciertas condiciones" y que "no habrá ninguna medida de fuerza" contra ellos.

Poco antes, en su catequesis semanal, el Papa Francisco había continuado su reflexión sobre el tema del celo en la evangelización deteniéndose en "lo que significa ser apóstol hoy". "A veces llamamos 'apóstol' a algunos santos, o más generalmente a los obispos. Pero, ¿somos conscientes de que ser apóstol concierne a todo cristiano y, por tanto, también a cada uno de nosotros?", preguntó el Pontífice.

Apóstol -explicó- significa ser enviado a una misión. Ejemplar y fundante es el acontecimiento en el que Cristo Resucitado envía a sus apóstoles al mundo, transmitiéndoles la fuerza que Él mismo recibió del Padre y dándoles su Espíritu". Pero otro aspecto fundamental es reconocerse llamados: "todo depende de una llamada gratuita de Dios", comentó el Papa. "Dios nos elige incluso para prestar servicios que a veces parecen superar nuestras capacidades o no corresponden a nuestras expectativas: a la llamada que recibimos como don gratuito debemos responder gratuitamente".

En este marco, citando algunos documentos del Concilio Vaticano II, Francisco invitó a mirar también la colaboración de los laicos con la jerarquía, que no es "una mera adaptación estratégica a las nuevas situaciones que surgen", sino algo que tiene valor propio. "La diversidad de carismas y ministerios -añadió- no debe dar lugar, dentro del cuerpo eclesial, a categorías privilegiadas. Tampoco puede servir de pretexto para formas de desigualdad que no pueden encontrar un lugar en Cristo y en la Iglesia".

De ahí la invitación a "repensar muchos aspectos de nuestras relaciones, que son decisivos para la evangelización. Por ejemplo, ¿somos conscientes de que con nuestras palabras podemos dañar la dignidad de las personas, arruinando así las relaciones? Mientras intentamos dialogar con el mundo, ¿sabemos también dialogar entre nosotros como creyentes? ¿Nuestro discurso es transparente, sincero y positivo, o es opaco, equívoco y negativo? ¿Estamos dispuestos a dialogar directamente, cara a cara, o enviamos mensajes a través de intermediarios? ¿Sabemos escuchar para comprender las razones del otro, o nos imponemos, quizá incluso con palabras afelpadas?".

"No tengamos miedo de hacernos estas preguntas", concluyó Francisco. "Nos pueden ayudar a verificar el modo en que vivimos nuestra vocación bautismal, nuestro modo de ser apóstoles en una Iglesia apostólica".