El Papa insta a continuar estudiando los escritos del Papa Benedicto XVI
Con ocasión del Premio Ratzinger 2018, el Papa Francisco exalta la figura del Papa emérito y el “diálogo constructivo con la cultura de hoy”. Fueron premiados Marianne Schlosser, la teóloga católica de la Universidad de Viena y Mario Botta, un arquitecto suizo que ha construido varias iglesias. Aprecio por la constribución femenina a la teología y por la construcción de un “espacio sagrado en la ciudad de los hombres”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – El impulso a “continuar estudiando” los escritos del Papa Benedicto XVI, el aprecio por la contribución femenina a la teología y a “las artes inspiradas cristianamente”: fueron éstos los temas que Francisco resaltó esta mañana, al recibir en audiencia a los miembros de la “Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto XVI”, con ocasión de la entrega del Premio Ratzinger 2018, que este año llega a su octava edición.
Los ganadores de este año son: Marianne Schlosser, una teóloga católica alemana, medievalista y especialista en San Buenaventura, Prof. ordinaria de Teología de la Espiritualidad en la Facultad de teología católica de la Universidad de Viena desde el año 2004; y Mario Botta, un arquitecto suizo que construyó numerosos edificios sacros y varias iglesias.
Al dirigir su “pensamiento afectuoso y grato al Papa emérito Benedicto XVI”, Francisco dijo que “su espíritu mira con conciencia y coraje los problemas de nuestro tiempo y, al proceder a la escucha de la Escritura en la tradición viva de la Iglesia, sabe extraer la sabiduría necesaria para un diálogo constructivo con la cultura de hoy”.
Al referirse al premio Ratzinger recibido por una mujer, él comentó: “es muy importante que sea cada vez más reconocido el aporte femenino en el campo de la investigación teológica científica, que durante mucho tiempo fue considerado territorio exclusivo del clero. Es necesario que dicho aporte sea alentado y halle mayor espacio, siendo coherentes con el crecimiento de la presencia femenina en varios campos de responsabilidad de la Iglesia, en particular, si bien no solamente, en el campo cultural”.
“La labor del arquitecto creador de un espacio sagrado en la ciudad de los hombres –dijo, refiriéndose al trabajo de Mario Botta- es de altísimo valor, y debe ser reconocida y alentada por la Iglesia, especialmente cuando hoy se arriesga caer en el olvido de la dimensión espiritual y en una deshumanización de los espacios urbanos”.
“Como telón de fondo y en el contexto de los grandes problemas de nuestro tiempo –concluyó- la teología y el arte deben […] seguir siendo animadas y elevadas por el poder del Espíritu, fuente de fuerza, alegría y esperanza… Doy gracias a los teólogos y arquitectos que nos ayudan a alzar la cabeza y a dirigir nuestros pensamientos a Dios. Los felicito por su trabajo noble, pidiendo que su labor siempre se oriente a este fin”.
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