El Papa escribe a todos aquellos que están sedientos de paz en Oriente Medio: "Estoy con ustedes"
En una carta a los católicos de la región con motivo del aniversario del 7 de octubre, expresa su cercanía a todos los que sufren a causa de la guerra. "La sangre corre, lo mismo que las lágrimas; la ira aumenta, junto con el deseo de venganza, mientras parece que pocos se interesan por lo que más hace falta y la gente quiere". "Gracias porque saben rezar y amar a pesar de todo".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Llevo en el corazón algo que quiero decirles, hermanos y hermanas, y también a todos los hombres y mujeres de todas las confesiones y religiones que en Oriente Medio sufren la locura de la guerra: estoy cerca de ustedes, estoy con ustedes", dice el Papa Francisco en la carta que envió a las comunidades católicas de Oriente Medio este 7 de octubre, día en que se cumple el primer aniversario de los ataques de Hamás contra los kibutzim israelíes en la frontera con Gaza que desataron una guerra sangrienta en la región.
“Hace un año – escribe Francisco – se encendió la mecha del odio que no se ha extinguido, sino que desencadenó una espiral de violencia ante la vergonzosa incapacidad de la comunidad internacional y de los países más poderosos para silenciar las armas y poner fin a la tragedia de la guerra. La sangre corre, así como las lágrimas; la ira aumenta, junto con el deseo de venganza, mientras parece que pocos se interesan por lo que más hace falta y lo que la gente quiere: el diálogo, la paz. No me canso de repetir que la guerra es una derrota, que las armas no construyen el futuro sino que lo destruyen, que la violencia nunca trae paz. La historia lo demuestra y, sin embargo, años y años de conflictos parecen no haber enseñado nada".
El Papa se dirige a los católicos de Oriente Medio, un "pequeño rebaño indefenso, sediento de paz". “Gracias - les dice - por lo que son, gracias porque quieren quedarse en su tierra, gracias porque saben rezar y amar a pesar de todo. Ustedes son la semilla amada por Dios, y así como una semilla aparentemente asfixiada por la tierra que la cubre sabe siempre encontrar el camino hacia arriba, hacia la luz, para dar fruto y dar vida, de la misma manera no se dejen ahogar por la oscuridad que los rodea sino que, plantados en sus tierras sagradas, conviértanse en brotes de esperanza, porque la luz de la fe los lleva a dar testimonio del amor mientras se habla de odio, del encuentro mientras impera el conflicto, de la unidad mientras todo empuja a la contraposición".
“Los hombres de hoy no saben cómo encontrar la paz - añade - y nosotros, los cristianos, no debemos cansarnos de pedírsela a Dios. Por eso hoy he invitado a todos a vivir una jornada de oración y ayuno. La oración y el ayuno son las armas del amor que cambian la historia, las armas que derrotan a nuestro único enemigo verdadero: el espíritu del mal que fomenta la guerra".
En su carta el Papa Francisco expresa sobre todo su cercanía a todos aquellos que sufren a causa de este conflicto. Se proclama cercano a los "habitantes de Gaza torturados y exhaustos"; a todos aquellos que se ven "obligados a abandonar sus casas, a abandonar la escuela y el trabajo, a vagar en busca de una meta para escapar de las bombas"; a “ustedes, madres, que derraman lágrimas viendo a sus hijos muertos o heridos, como María mirando a Jesús; a "ustedes, pequeños que habitan las grandes tierras de Oriente Medio, donde las conspiraciones de los poderosos les arrebatan el derecho a jugar".
“Estoy con ustedes - sigue diciendo - que tienen miedo de mirar hacia arriba, porque del cielo llueve fuego. Estoy con ustedes, que no tienen voz, porque se habla mucho de planes y estrategias, pero poco de la situación concreta de aquellos que padecen la guerra, que los poderosos obligan a pelear a otros. Pero sobre ellos se cierne el juicio inflexible de Dios".
“Estoy con ustedes, sedientos de paz y de justicia - añade - que no ceden a la lógica del mal y en el nombre de Jesús aman a sus enemigos y rezan por aquellos que los persiguen”. Son estos hijos de la paz – explica – quienes “consuelan el corazón de Dios, herido por la maldad del hombre. Y gracias a todos aquellos que en todo el mundo los ayudan; a ellos les pido que sigan haciéndolo con generosidad". “Hermanos y hermanas en Jesús – concluye el Papa Francisco – los bendigo y los abrazo con afecto, de corazón. Que María, Reina de la Paz, los cuide. Que san José, patrono de la Iglesia, los proteja."