El Papa en la audiencia: "La guerra no resuelve los problemas"
Desde la Plaza de San Pedro el Papa Francisco volvió a expresar palabras de dolor por los conflictos: 'Tantos niños muertos, tantos inocentes muertos'. Reflexiones sobre Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar. La catequesis sobre el Espíritu Santo y la Iglesia -por primera vez traducida al chino- dedicada a la predicación: «Más allá de 8 minutos no se entiende. Predica a Jesús, no a ti mismo».
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - «Tantos niños muertos, tantos inocentes muertos. Recemos para que el Señor nos conduzca a la paz». Es todavía al sufrimiento de los países en guerra que el Papa Francisco dedica palabras llenas de dolor, para recordar cuán vulnerables son en el mundo las primeras víctimas de la violencia. «No olvidemos la atormentada Ucrania, no olvidemos Palestina, Israel, Myanmar», ha dicho esta mañana en la audiencia general de los miércoles, durante los saludos finales dedicados a los fieles de lengua italiana, ante una plaza de San Pedro abarrotada de peregrinos.
«Por favor, sigamos rezando por la paz», es la invitación del pontífice. A no dejar de arrojar luz sobre la necesidad de concordia y el futuro de tantos pueblos y gentes. «La guerra no resuelve los problemas, la guerra es mala, la guerra destruye», añadió, condenando el enfrentamiento como práctica de resolución de disputas. «Rezamos por los países en guerra». En un escenario global en el que además de los lugares conocidos desde hace meses por el sufrimiento infligido y soportado, parecen encenderse nuevos frentes. Como denota la trágica situación de Siria, nunca adormecida pero que se ha reavivado en los últimos días con el avance de las milicias rebeldes y la inestabilidad de Corea del Sur, donde se anunció la ley marcial y luego se levantó en las últimas horas, mientras se pide el impeachment.
Al abrir la audiencia general de hoy, Bergoglio continuó el ciclo de catequesis dedicado a la relación entre el Espíritu Santo y la Iglesia. La meditación de hoy tuvo como tema el anuncio del Evangelio «en el Espíritu Santo», y la evangelización. Tras la lectura del pasaje de la Escritura de la primera carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 2,1.4-5) -leída en chino por primera vez desde el anuncio de la semana pasada-, el Papa Francisco dedicó la reflexión a la predicación cristiana, a partir de sus dos «elementos constitutivos»: Evangelio y Espíritu. Partiendo de las palabras de Pedro, que describe a los apóstoles como «los que anunciaron el Evangelio por medio del Espíritu Santo».
El Evangelio tiene dos significados principales en la Historia. En primer lugar, se refiere a los textos canónicos de los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que significan «la buena nueva proclamada por Jesús durante su vida». De hecho, después de la Pascua, se convierte en «el misterio pascual de la muerte y resurrección del Señor». «La predicación de Jesús, y después la de los Apóstoles, contiene también todos los deberes morales que se derivan del Evangelio», dijo Bergoglio.
Por eso, la exhortación apostólica Evangelii gaudium (2013) utiliza la palabra 'kerygma', o anuncio. «Es necesario partir una y otra vez del anuncio de lo que Cristo ha hecho por nosotros». Su anuncio es el «primero»: «Aquello que siempre hay que volver a escuchar de diferentes maneras y que siempre hay que volver a proclamar durante la catequesis», añadió Francisco.
El Evangelio es, por tanto, el «contenido» de la predicación cristiana. En cambio, el Espíritu Santo es el 'medio'. «Predicar con la unción del Espíritu Santo significa transmitir, junto con las ideas y la doctrina, la vida y la convicción de nuestra fe», dijo. Una acción muy difícil de conseguir, pero posible a través de la oración y de «no querer predicarnos a nosotros mismos, sino predicar a Jesús el Señor». Sobre la predicación no egoísta, el Pontífice dijo que si supera los ocho minutos, «se desvanece, no se entiende». Los fieles oyentes aplaudieron espontáneamente estas palabras, pronunciadas a distancia. Y dirigiéndose a los predicadores, dijo: «Deben predicar una idea, un afecto y una invitación a hacer. Y no ponerse en el centro «implica también no dar siempre la prioridad a las iniciativas pastorales promovidas por nosotros y ligadas al propio nombre, sino colaborar de buen grado, si se nos pide, en las iniciativas comunitarias, o que se nos confían por obediencia».
02/05/2017 13:54
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