El Papa en la audiencia: 'Donde no hay humildad hay guerra, discordia y división'
Desde San Pedro un nuevo llamamiento por la paz. El pontífice pidió no olvidar a la "martirizada Ucrania", a Israel, a Palestina y a Myanmar: son "tiempos de guerra mundial". En la catequesis habló sobre la humildad con la que concluyó el ciclo de reflexiones dedicadas a los vicios y las virtudes. Cuando saludó a un grupo de novicias, recordó la escasez de vocaciones a la vida consagrada en Italia e invitó a rezar.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- En la habitual audiencia general de los miércoles que se llevó a cabo en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco volvió a invitar una vez más a rezar por la paz. “Necesitamos paz. El mundo está en guerra”, fueron las palabras lapidarias de esta mañana, seguidas del pedido de no olvidar a los países que padecen la violencia. “No olvidemos a la martirizada Ucrania, que está sufriendo mucho. No nos olvidemos de Palestina, de Israel: que termine esa guerra. No nos olvidemos de Myanmar". El Papa Francisco, que en numerosas ocasiones ha hablado de una "guerra mundial en pedazos", hoy dejó de lado la fragmentación y habló sólo de "tiempos de guerra mundial".
Bergoglio también habló de la paz en la catequesis que leyó al comienzo de la audiencia, dedicada a la virtud de la humildad. “La humildad es fuente de paz en el mundo y en la Iglesia. Donde no hay humildad hay guerra, hay discordia, hay división”, afirmó. Cuando saludó a los peregrinos de habla italiana al terminar el encuentro, se dirigió a las novicias que estaban presentes, augurándoles "el deseo de adherirse cada vez más a Cristo" y llamó la atención sobre la escasez de vocaciones en Italia. “Veo a estas novicias y me pregunto: ¿cuántas son italianas? Pocas. Hay escasez de vocaciones en Italia. Pensemos y recemos por las vocaciones a la vida consagrada". Después de saludar al Centro de Enfermería y Fisioterapia de la Universidad de Brindisi, el Pontífice alentó a los agentes sanitarios "a poner siempre en el centro a la persona humana, especialmente en los momentos delicados de la vida, como la enfermedad". A continuación se dirigió a los jóvenes y a los estudiantes: "Que el Espíritu Santo, cuya presencia en la Iglesia hemos recordado en la reciente solemnidad de Pentecostés, habite siempre en sus corazones y los ayude a ser fuertes en la fe, generosos en la caridad y perseverantes en la esperanza”.
Después de leer en diversos idiomas el pasaje tomado del Evangelio de Mateo (Lc 1,46-48) en el que María pronuncia el Magnificat tras el anuncio del Ángel, el Papa Francisco compartió con los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro una reflexión sobre la humildad con la que concluyó el ciclo de catequesis que desarrolló el Pontífice en las últimas semanas durante la audiencia general del miércoles, dedicado el tema "Vicios y virtudes". La humildad es una virtud que no forma parte de las siete virtudes cardinales y teologales, pero "está en la base de la vida cristiana". Explicó que "es la gran antagonista del más mortal de los vicios, es decir, la soberbia". El Santo Padre explicó que "la humildad devuelve todo a su justa dimensión", impidiendo que surjan en el corazón humano "delirios de omnipotencia". “Para liberarnos de la soberbia, bastaría muy poco; bastaría contemplar un cielo estrellado para redescubrir la justa medida”, añadió. Una contemplación acompañada de la capacidad de la ciencia moderna de ampliar el horizonte, "y sentir aún más el misterio que nos rodea y nos habita".
La humildad está estrechamente relacionada con la percepción de la propia "pequeñez". Las personas capaces de reconocerlo "están a salvo de un vicio feo: la arrogancia". Jesús lo recuerda por primera vez en las Bienaventuranzas: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" (Mt 5,3), recordó el Papa. Esta primera bienaventuranza es la base de todas las demás; y es "la puerta de entrada a todas las virtudes". Por ejemplo, el anuncio del ángel tiene lugar en un lugar remoto, en Nazaret, no "a las puertas de Jerusalén". La "heroína elegida", María, no es una persona famosa, sino una "joven desconocida". “Dios -por así decirlo- se siente atraído por la pequeñez de María, que es sobre todo una pequeñez interior - afirmó el Pontífice -. Y también lo atrae nuestra pequeñez, cuando la aceptamos". El que es humilde no se jacta. A pesar de las dificultades, la humildad en María fue una "virtud granítica". “La pequeñez que es fruto de la humildad - dijo al concluir la catequesis - es su fuerza invencible. Es ella quien permanece a los pies de la cruz mientras se hace añicos la ilusión de un Mesías triunfante".
28/08/2016 13:40
21/04/2024 15:56
05/05/2024 15:23