El Papa en Sibari celebra el Corpus Christi y excomulga a la Ngrangheta
Sibari (AsiaNews)- La "Ndranghueta es... adoración del mal y desprecio del bien común. Este mal es necesario pararlo y decir ¡No! Se lo pedimos a nuestros jóvenes. Para poder responder a estas exigencias, nos puede ayudar la fe". Con estas palabras hablando libremente (sin libreto del discurso preparado) el Papa Francisco condenó hoy a la organización mafiosa tan difundida en Calabria y en Cassano Jonio, en la diócesis que hoy el pontífice visitó. Siempre refiriéndose a la Ndrangueta, el pontífice agregó: "Aquellos que en sus propias vidas han empezado en este camino del mal, no están en comunión con Dios, ¡están ex -comulgados!
Las palabras de Francisco- que esta mañana visitó la cárcel de Castrovillari a las familias de algunas víctimas de la mafia- están en el mensaje que él quería dejar a la población en ocasión de la misa conclusiva: adorar a Cristo renunciando a los ídolos del dinero, de la vanidad, del orgullo y del poder" y caminar "detrás de Él", "en la fe y en la caridad" hasta "favorecer estilos de vida e iniciativas que pongan al centro las necesidades de los pobres y de los últimos".
La celebración Eucarística se desarrolló en la plaza de Sibari, con una presencia de miles de fieles; presente también el obispo, sacerdotes y fieles de la Eparquía de los griegos católicos de Lungro, tanto que el Evangelio fue cantado en griego.
Al inicio de la misa, el obispo de la diócesis, mons. Nunzio Galatino, secretario general de la Cei, agradeció al pontífice por haber venido a esta pequeña diócesis, parte de la Iglesia". La diócesis, tiene unos 105 mil fieles, es una de las más pequeñas de Italia. Mons. Galantino, recordó que esta Iglesia está comprometida en el evangelizar y "despertar las conciencias" contra el fatalismo y la inmobilidad y también contra la mafia.
La liturgia continuada a la del Corpus Christi, que en Italia se celebra mañana El el Vaticano y en Roma se celebró el jueves pasado). El papa recordó que "adorar a Jesús Eucaristía es caminar con Él....son los dos aspectos inseparables de la fiesta de este día, dos aspectos que marcan toda la vida del pueblo cristiano".
"Nosotros adoramos a Dios que es amor, que en Jesucristo se dio a sí mismo por nosotros, se ofreció para expiar nuestros pecados y por la potencia de este amor resucitó de la muerte y vive en su Iglesia. ¡Nosotros no tenemos otro Dios fuera de éste!" Y después de su condena a la Ndrangueta, agregó: "Por esta fe nosotros renunciamos a satanás y a todas sus seducciones; renunciamos al dinero y a sus ídolos, como la vanidad, el orgullo y el poder. Nosotros cristianos no queremos adorar a nadie en este mundo sino a Jesucristo, que está presente en la Eucaristía".
Pero esta fe nuestra en la presencia real de Jesucristo- continuó- es auténtica si nosotros nos comprometemos a caminar detrás de Él y con Él, tratando de poner en práctica su mandamiento, el que les dio a a los discípulos en la última cena: "Como yo los amé a ustedes, así ámense los unos a los otros" (Jn. 12,34). El pueblo que adra Dios en la Eucaristía y el pueblo que camina en la caridad".
Después el Papa les dio coraje a los "pastores y fieles de la Iglesia en Calabria, comprometida con tanto coraje en la evangelización-en el favorecer estilos de vida e iniciativas que pongan en el centro las necesidades de los pobres y de los últimos. Y lo alargo también a las autoridades civiles que tratan de vivir el compromiso político y administrativo por lo que es, un servicio al bien común. Aliento a todos a dar testimonio de solidaridad concreta con los hermanos, especialmente con aquellos que tienen más necesidad de justicia, de esperanza, de ternura. La ternura de Jesús, eucarística, aquel amor fraternal (¡sic!), tan puro".
Después se dirigió a los jóvenes y los invitó a "no dejarse robar la esperanza". [Queridos jóvenes] lo dije tantas veces y lo digo de nuevo: ¡No se dejen robar la esperanza!".
"Si adorarán a Cristo y caminarán detrás de Él y con Él -concluyó- vuestra iglesia diocesana y vuestras parroquias crecerán en la fe y en la caridad, en la alegría de evangelizar. Sean una Iglesia en la cual los padres, las madres, sacerdotes, religiosos, catequistas, niños, ancianos, caminando uno junto al otro, se sostienen, se ayudan, se aman como hermanos, especialmente en los momentos de dificultad".