El Papa en Dili: 'La guerra ha terminado, que el Evangelio sea el camino para el desarrollo'
Francisco llegó hoy a Timor Oriental - país de mayoría católica que conquistó su independencia recién en 2002 - en la tercera etapa de su viaje apostólico por Asia y Oceanía. El pontífice elogió "el compromiso para alcanzar una reconciliación con los hermanos de Indonesia", señalándolo como ejemplo para el mundo. Pero también invitó a los timorenses a "hacer que la fe se convierta en cultura", a dar respuestas a los males sociales como la pobreza, la violencia de las bandas callejeras y el abuso infantil.
Dili (AsiaNews)- El cielo de Timor Oriental hoy está “limpio de las nubes oscuras de la guerra”. Pero hay nuevos desafíos como la pobreza, la gestión de los recursos naturales y la salvaguardia de la dignidad de los niños expuestos al flagelo de los abusos, que exigen que la identidad católica inspire "criterios, proyectos y decisiones según el Evangelio". Este ha sido el mensaje del Papa Francisco a Timor Oriental en el primer discurso que pronunció esta tarde en Dili, tercera etapa de su viaje apostólico por el Sudeste Asiático y Oceanía.
Después de despedirse de Port Moresby tras el encuentro de esta mañana con los jóvenes - que nuevamente se llevó a cabo en el estadio de la capital de Papúa Nueva Guinea - Francisco llegó a la capital de Timor Oriental a primeras horas de la tarde, hora local. Miles de personas lo recibieron en las calles del que, junto con Filipinas, es el único país de mayoría católica de Asia. Ya en sus primeras palabras en Dili - hablando en español en la antigua colonia portuguesa - el pontífice señaló que el cristianismo - "nacido en Asia, llegó a estas regiones del continente a través de misioneros europeos" en el siglo XVI - "lo que da testimonio de su vocación universal y su capacidad de armonizarse con las más diversas culturas, que, al encontrarse con el Evangelio, llegan a una síntesis nueva, más elevada y más profunda".
La ceremonia oficial de bienvenida tuvo lugar a las 18.00 horas en el palacio presidencial, construido en Dili con la cooperación de la República Popular China. Después del encuentro con el presidente José Ramos-Horta, Francisco se dirigió a las autoridades, a los representantes de la sociedad civil y al cuerpo diplomático, en una sala que incluso visualmente hace memoria del largo y doloroso camino de la historia reciente de Timor Oriental.
Pasaron casi 27 años - del 28 de noviembre de 1975 al 20 de mayo de 2002 - entre la independencia declarada por Timor Oriental, cuando terminó el dominio colonial portugués, y la que efectivamente se pudo concretar. En el medio se vivieron los años de ocupación indonesia y el prolongado conflicto que, entre la guerra y la hambruna, costó más de 100.000 víctimas, un enorme tributo de sangre para una tierra que sólo tiene 1,3 millones de habitantes.
En su discurso el Papa Francisco los llamó "los años de su pasión y de su prueba más grande". Años de los cuales el país "supo resurgir, encontrando un camino de paz y apertura hacia una nueva fase, que pretende ser de desarrollo, de mejoría en sus condiciones de vida, de potenciación en todos los niveles del esplendor incontaminado de este territorio y de sus recursos naturales y humanos". “Damos gracias al Señor - añadió - porque, cuando tuvieron que atravesar un período tan dramático de su historia, ustedes no perdieron la esperanza, y también porque, después de días oscuros y difíciles, por fin ha despuntado un amanecer de paz y de libertad".
Francisco recordó que un momento fundamental de este camino fueron las palabras que pronunció Juan Pablo II en 1989 - cuando Timor Oriental aún estaba bajo el control del ejército indonesio - en esa misma explanada de Taci Tolu donde mañana presidirá la Eucaristía. Elogió el "diligente compromiso para alcanzar una reconciliación con los hermanos de Indonesia", disposición "que encontró su primera y más pura fuente en las enseñanzas del Evangelio". "Dios quiera - añadió - que también en otras situaciones de conflicto, en diversas partes del mundo, prevalezca el deseo de paz, porque la unidad es superior al conflicto, siempre. Y para eso también se requiere una cierta purificación de la memoria, para sanar heridas, combatir el odio con la reconciliación y la confrontación con la colaboración".
Pero en Timor Oriental la paz es un trabajo que todavía se está llevando a cabo y el Papa Francisco lo sabe bien. Hay nuevos desafíos que afrontar, comenzando por la "consolidación de las instituciones", que en estos veinte años han sido débiles en Dili debido, entre otras cosas, a viejos desacuerdos entre las diferentes almas de la lucha por la liberación. Y las necesidades del país son enormes. Ante las autoridades y el cuerpo diplomático, el pontífice citó el fenómeno de la emigración "que siempre es un indicador de un insuficiente o inadecuado uso de los recursos, así como de la dificultad de ofrecer a todos un empleo que produzca un beneficio justo y que garantice a las familias los ingresos que correspondan a sus necesidades básicas". Y también la pobreza "presente en muchas zonas rurales", la gestión justa de los recursos como el petróleo y el gas, los "males sociales", como el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas entre los jóvenes y la proliferación de pandillas violentas. Sin olvidar "a tantos niños y adolescentes heridos en su dignidad. Este fenómeno está aflorando en todo el mundo. Todos estamos llamados a actuar con responsabilidad para prevenir todo tipo de abuso y garantizar un crecimiento sereno a nuestros jóvenes".
Sobre todo esto - dijo el Papa retomando el lema elegido por los obispos locales para este viaje - "que vuestra fe sea vuestra cultura", que la identidad católica de la que la población de Timor Oriental está tan orgullosa "inspire los criterios, los proyectos y las decisiones, según el Evangelio".
Este camino permitirá mirar al futuro con esperanza a pesar de todos los problemas. Junto con otro recurso muy valioso: "Ustedes son un pueblo joven - observó Francisco -, no en razón de su cultura o por el tiempo de asentamiento en esta tierra, que son muy antiguos, sino porque cerca del 65% de la población de Timor Oriental tiene menos de 30 años. Esta cifra nos dice que el primer ámbito en el que ustedes tienen que invertir es la educación, la educación en la familia y la educación en la escuela. Una educación que ponga en el centro a los niños y a los jóvenes, y promueva su dignidad. El entusiasmo, la frescura, la proyección hacia el futuro, la valentía y el ingenio característicos de los jóvenes, unidos a la experiencia y a la sabiduría de los mayores, forman una mezcla providencial de conocimientos e impulsos generosos hacia el mañana".
“Encomiendo Timor-Leste y todos sus habitantes a la protección de la Inmaculada Concepción, su Patrona celestial invocada con el título de Virgen de Aitara – concluyó el pontífice -. Que ella los acompañe y ayude siempre en la misión de edificar un país libre, democrático, solidario y alegre, donde nadie se sienta excluido y todos puedan vivir en paz y con dignidad".
21/04/2022 13:50
20/05/2022 14:32