El Papa en Chipre: que Europa se reconcilie y acoja a los migrantes
Francisco en Nicosia, la última capital del continente dividida por alambre de púas. "En esta coyuntura, no dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas”. “Un mensaje importante para la Iglesia de toda Europa, marcada por la crisis de la fe: no sirve ser impulsivos, no sirve ser agresivos, nostálgicos o quejosos, sino que hay que seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Hay que volver a anunciar el Evangelio con paciencia, especialmente a las nuevas generaciones”.
Nicosia (AsiaNews) - Reconciliación, acogida, unidad y valor para llevarlas adelante. Ese ha sido el mensaje del Papa Francisco el día de su llegada a Chipre, la primera etapa de su viaje número 35 fuera de Italia, que se desarrollará hasta el día 6 de este mes.
Una visita fuertemente marcada por la realidad de los migrantes, a los que se dedicará e más de un momento y que ya señaló antes de salir de Roma. Antes de salir de la Casa Santa Marta, en el Vaticano, y luego a la parroquia de Santa Maria de los Ángeles, cerca del aeropuerto de Fiumicino, Francisco se reunió con dos grupos de refugiados. Y el viaje finalizará el domingo en Lesbos, lugar de su visita en 2016, en el nuevo campo de refugiados de “Kara Tepe”. De allí volvió a Roma en 2016 con doce refugiados. Este año el programa oficial no tiene previsto una conclusión de ese tipo.
En su primer discurso, en la catedral maronita de Nuestra Señora de la Gracia en Nicosa (ver foto) para el encuentro con sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos, catequistas, asociaciones y movimientos eclesiales, señaló que "la Iglesia en Chipre tiene esos brazos abiertos: acoge, integra, acompaña”. Lo reiteró luego al saludar a la Iglesia latina, "aquí presente desde hace milenios, que a lo largo del tiempo ha visto crecer, junto con sus hijos, el entusiasmo de la fe y que hoy, gracias a la presencia de tantos hermanos y hermanas migrantes, se presenta como un pueblo 'multicolor', un verdadero lugar de encuentro entre diferentes etnias y culturas”.
Afirmaciones particularmente significativas en el país europeo con mayor porcentaje de migrantes respecto de la población y en Nicosia, la última capital del continente dividida por alambres de púas y torres de vigilancia, testigos de la invasión turca de 1974 que dividió la isla.
Francisco se refirió a ello en la segunda cita de la jornada que tuvo lugar en el palacio presidencial para la ceremonia de bienvenida y visita de cortesía al presidente de la República, Nicos Anastasiades. En el encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, en la Sala de Ceremonias del palacio, habló de la “herida de esta tierra”. “Me refiero - añadió - al sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus hogares y lugares de culto. Ruego por la paz de ustedes, por la paz de toda la isla, y la deseo con todas mis fuerzas. El camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo. Debemos ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo, que podemos tomar de las Bienaventuranzas. Sabemos que no es un camino fácil; es largo y tortuoso, pero no hay alternativas para llegar a la reconciliación. Alimentamos la esperanza con el poder de los gestos en vez de poner la esperanza en los gestos de poder. Porque hay un poder de los gestos que prepara la paz: no el de los gestos de poder, las amenazas de represalias y demostraciones de fuerza, sino el de los gestos de distensión, de los pasos concretos de diálogo. Me refiero, por ejemplo, al compromiso para entablar un debate sincero que ponga en primer lugar las necesidades de la población, para una participación cada vez más activa de la comunidad internacional, para la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, para la restitución de lo que en este sentido es más querido por la gente, como los lugares de culto o al menos los objetos sagrados". Es una referencia a lo que está ocurriendo en la autoproclamada República Turcochipriota, donde solo queda una iglesia en funcionamiento. Todas las demás se han convertido en mezquitas, establos, discotecas o depósitos. Con sus frescos centenarios y la dispersión del mobiliario sagrado.
Sin embargo, en palabras de Francisco, “los tiempos que no parecen favorables y en los que languidece y en los que el diálogo decar son precisamente los que pueden preparar la paz”. "En esta coyuntura, no dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas, no olvidemos los casos de las personas desaparecidas. Y cuando venga la tentación del desánimo, pensemos en las generaciones futuras, que desean heredar un mundo pacificado, colaborador, unido, no habitado por rivalidades perennes y contaminadas por conflictos no resueltos. Para esto es necesario el diálogo, sin el cual la sospecha y el resentimiento crecen. Que nuestra referencia sea el Mediterráneo, que ahora lamentablemente es lugar de conflictos y de tragedias humanitarias; en su belleza profunda es el mare nostrum, el mar de todos los pueblos que se asoman a él para estar conectados, no divididos. Chipre, encrucijada geográfica, histórica, cultural y religiosa, tiene esta posición para poner en marcha una acción de paz. Que sea una obra abierta en la que se construye la paz en medio del Mediterráneo. Con frecuencia, la paz no nace de los grandes personajes, sino de la determinación cotidiana de los más pequeños”.
“El continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía y aliento para caminar hacia adelante. Porque no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad. Miremos la historia de Chipre y veamos cómo el encuentro y la acogida han dado frutos beneficiosos a largo plazo; no sólo por lo que se refiere a la historia del cristianismo, para la que Chipre fue “el trampolín de lanzamiento” en el continente, sino también para la construcción de una sociedad que ha encontrado su propia riqueza en la integración".
Volvió sobre el tema de los migrantes y las migraciones cuando dijo: "pienso en la presencia de muchos inmigrantes, cuyo porcentaje es el más significativo entre los países de la Unión Europea. Preservar la belleza multicolor y poliédrica del conjunto no es fácil”. Requiere “tiempo y paciencia, exige una mirada amplia que abrace la variedad de culturas y mire al futuro con amplitud de miras. En este sentido, es importante proteger y promover a todos los componentes de la sociedad, especialmente aquellos estadísticamente minoritarios”. Afirmación que se hace eco de la que expresó en el encuentro anterior al referirse a la “deriva de las culturas que se han encontrado y mezclado a lo largo de los siglos” en Chipre. “Hoy también - añadió - la luz de Chipre tiene muchas facetas: porque son muchos los pueblos y las gentes que, con distintos colores, componen la gama cromática de esta población”. “Es también un mensaje importante para la Iglesia de toda Europa, marcada por la crisis de la fe: de nada sirve ser impulsivos, ser agresivos, nostálgicos o quejosos; hay que seguir adelante leyendo los signos de los tiempos y también los signos de la crisis. Hay que volver a anunciar el Evangelio con paciencia, especialmente a las nuevas generaciones”. (FP)
03/12/2021 18:36