El Papa en Bruselas: 'Vergüenza por los casos de abuso infantil en la Iglesia'

Respondiendo a las críticas del primer ministro De Croo por las denuncias que se han ocultado en la Iglesia belga, el pontífice habló en forma espontánea comparando esta plaga con la matanza de los Inocentes. "Un solo caso es suficiente para sentir vergüenza." Condenó también las "adopciones forzadas" impuestas a las madres solteras: "Todavía ocurre en algunas culturas. Se manipulan los valores que derivan del Evangelio, y de eso derivan grandes sufrimientos y exclusión".

Bruselas (AsiaNews)- Los abusos contra los niños son “una vergüenza”. Y todos “la debemos tomar en nuestras manos, y pedir perdón, y resolver el problema”. El escándalo de la pedofilia en la Iglesia fue hoy el tema central del primer día de la etapa en Bélgica del viaje apostólico del Papa Francisco al corazón de Europa. Es una herida profunda en este país donde ha habido fuertes acusaciones de encubrimiento de la verdad, y precisamente la semana pasada el Parlamento local votó a favor de la creación de una comisión de investigación sobre los abusos sexuales contra menores cometidos por personas relacionadas con la Iglesia católica, como el obispo emérito de Brujas, Mons. Roger Vangheluwe, que fue reducido sólo recientemente por el Vaticano al estado laical.

Es un tema incómodo, que Francisco decidió plantear con palabras muy fuertes añadidas en forma improvisada al discurso que pronunció ante el rey Felipe y las autoridades del país, que ya incluía un amplio pasaje dedicado a ese tema en el texto preparado. Pero tras escuchar las duras críticas del primer ministro belga, Alexander de Croo, en su discurso de bienvenida, el pontífice consideró oportuno dedicarle aún mayor atención.

“Usted está comprometido en un abordaje justo y equitativo, pero el camino todavía es largo - afirmó el jefe del Gobierno de Bruselas dirigiéndose al Papa Francisco -. Las palabras no son suficientes. Sería necesario adoptar medidas concretas. Las víctimas deben ser escuchadas. Deben ocupar un lugar central. Tienen derecho a la verdad. Para mirar hacia adelante, la Iglesia debe aclarar su pasado".

En realidad - conociendo perfectamente los daños causados por esta herida a la comunidad católica belga - ya se estaba trabajando para un encuentro privado entre el pontífice y cerca de quince víctimas marcadas por abusos, que debería tener lugar esta tarde. Pero Francisco decidió manifestar con mayor fuerza su condena haciendo referencia a la página evangélica de la masacre de los Inocentes. “Cuando nosotros pensamos en los santos Inocentes decimos, ¡qué tragedia ha causado el rey Herodes!; sin embargo, hoy en la Iglesia sigue presente este tipo de crimen. La Iglesia debe avergonzarse, pedir perdón y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana. Debe poner todas las condiciones para que esto no vuelva a repetirse. Algunos - añadió - me dicen: 'Santidad, según las estadísticas la gran mayoría de los abusos se dan en la familia, en el barrio, en el mundo del deporte o en la escuela”. ¡Un solo abuso es suficiente para avergonzarse! En la Iglesia debemos pedir perdón por esto, y que los demás pidan perdón por su parte. Esta es nuestra vergüenza y nuestra humillación".

Francisco también expresó su preocupación por otro fenómeno: el de las "adopciones forzadas" de los hijos de madres solteras que ocurrieron en Bélgica entre los años cincuenta y setenta del siglo pasado. “Con frecuencia las familias y otras entidades sociales, incluida la Iglesia - comentó el pontífice - pensaron que, para quitar el estigma negativo, que desgraciadamente en esos tiempos afectaba a la que era madre soltera, sería mejor para ambos, madre e hijo, que este último fuera adoptado. Hubo incluso casos en los cuales a algunas mujeres no se les dio la oportunidad de decidir si quedarse con el niño o darlo en adopción. Y eso todavía sucede actualmente en algunas culturas, en algunos países. Como sucesor del apóstol Pedro, suplico al Señor para que la Iglesia encuentre siempre en sí misma la fuerza para actuar con claridad y no uniformarse con la cultura dominante, aun cuando esa cultura utilizase —manipulándolos— valores que derivan del Evangelio, pero sólo para sacar de ellos conclusiones ilegítimas, con sus consecuentes cargas de sufrimiento y exclusión".

El pedido de perdón en el discurso - lo mismo que el de ayer en Luxemburgo - también subrayó con fuerza que la historia de Bélgica puede constituir una memoria muy valiosa para el mundo desfigurado por el regreso de la guerra. “La historia, magistra vitae muy frecuentemente ignorada - comentó Francisco - desde Bélgica llama a Europa a retomar su camino, a recuperar su verdadero rostro, a confiar nuevamente en el futuro abriéndose a la vida, a la esperanza, para vencer el invierno demográfico y el infierno de la guerra. Son las dos calamidades de este momento. El infierno de la guerra, que ya lo estamos viendo — que puede transformarse en una guerra mundial —, y el invierno demográfico. Ante esto debemos ser prácticos, ¡hay que tener hijos! ¡tener hijos!".