El Papa deseó a los pueblos que celebran el año nuevo lunar 'paz, serenidad y salud'
En la audiencia general, que tuvo lugar en el Aula Pablo VI, pidió por la región de Kivu del Norte, la región de la República Democrática del Congo ocupada por los rebeldes del M23, apoyados por Ruanda: "Que se detenga la violencia contra las personas y sus propiedades". En la catequesis, habló sobre el ejemplo de san José: “Pidamos con él la gracia de soñar los sueños de Dios y de acoger responsablemente a Cristo”.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “En Asia Oriental y en varias partes del mundo, millones de familias celebran hoy el año nuevo lunar, ocasión para vivir con mayor intensidad las relaciones familiares y de amistad. Con los mejores deseos para el nuevo año, mi bendición llegue a todos ustedes, mientras pido al Señor para cada uno de ustedes paz, serenidad y salud". Con estas palabras - pronunciadas inmediatamente después del resumen de su catequesis en chino - el Papa Francisco, durante la audiencia general que tuvo lugar esta mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano, ha querido dirigir sus buenos deseos a los numerosos pueblos de Asia que hoy celebran el año nuevo lunar.
En el encuentro con los peregrinos también hizo un llamamiento sobre los graves hechos que están ocurriendo en la República Democrática del Congo, país africano donde las milicias del M23 - apoyadas por el ejército de Ruanda - han ocupado en las últimas horas la ciudad de Goma y la provincia de Kivu del Norte, ricas en recursos minerales. Precisamente desde esta tierra atormentada - que desde 1996 hasta hoy ha contado millones de muertos - en su viaje apostólico de dos años atrás el pontífice había denunciado la relación entre esta violencia y los intereses económicos y políticos que la alimentan, invitando a los países más poderosos y las grandes empresas globales a “mantener sus manos alejadas de África”.
“Exhorto a todas las partes en conflicto”, dijo hoy, “a que se comprometan a detener las hostilidades y a proteger a la población civil de Goma y de las otras zonas afectadas por las operaciones militares. También sigo con preocupación lo que ocurre en la capital, Kinshasa, y espero que cesen lo antes posible todas las formas de violencia contra las personas y sus bienes. Mientras rezo por el rápido restablecimiento de la paz y la seguridad, invito a las autoridades locales y a la comunidad internacional para que hagan todos los esfuerzos posibles para resolver por medios pacíficos la situación de conflicto".
Hoy el Papa Francisco también volvió a exhortar a orar por la paz en Palestina, Israel, Myanmar “y todos los países que están en guerra”. Cuando saludó a los peregrinos polacos, recordó también a sus compatriotas muertos en los campos de concentración nazis: “Sean custodios de la verdad y de la memoria de esta tragedia y de sus víctimas, entre ellas no pocos mártires cristianos. Es un recordatorio del compromiso constante con la paz y la defensa de la dignidad de la vida humana en todas las naciones y en todas las religiones”.
Previamente, en su catequesis, el Papa Francisco había continuado el ciclo jubilar de reflexiones sobre Jesucristo nuestra esperanza, deteniéndose en el pasaje evangélico del anuncio a José (Mt 1,21) con un texto al que sólo leyó en parte. El pontífice señaló la forma de actuar equilibrada de este hombre al que el evangelista Mateo define como “justo”: “No se deja vencer por sentimientos instintivos ni teme llevarse a María con él, sino que prefiere dejarse guiar por la sabiduría divina”. En esto se parece al otro José de la Biblia, el hijo de Jacob, apodado “señor de los sueños”.
¿Qué sueña José de Nazaret? – se preguntó el Papa -. Sueña con el milagro que Dios realiza en la vida de María, y también con el milagro que realiza en su propia vida: asumir una paternidad capaz de custodiar, proteger y transmitir una herencia material y espiritual”. José - siguió diciendo - "no pide más pruebas, se fía. José confía en Dios, acepta el sueño de Dios sobre su vida y la de su prometida. Así entra en la gracia de quien sabe vivir la promesa divina con fe, esperanza y amor”.
“Pidamos también nosotros al Señor – concluyó – la gracia de escuchar más de lo que hablamos, la gracia de soñar los sueños de Dios y de acoger responsablemente a Cristo que, desde el momento de nuestro bautismo, vive y crece en nuestras vidas”.
15/08/2016 13:55
26/10/2022 12:55