El Papa a los sacerdotes: 'No sean paganos clericalizados'
En la homilía de la Misa Crismal, invitó a los sacerdotes a "fijar la mirada en Jesús" al final de cada jornada para estar en guardia contra tres formas de idolatría escondida: la mundanidad espiritual que lleva al triunfalismo sin cruz, el pragmatismo de los números y la mentalidad funcionalista que asfixia al Espíritu.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - En recogimiento y oración el Papa Francisco inauguró esta mañana con la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro las celebraciones del triduo pascual. La participación del clero y de los fieles fue numerosa, después de los dos años en los que las celebraciones de Semana Santa estuvieron muy limitadas debido a la pandemia. Los cardenales, obispos y sacerdotes (diocesanos y religiosos) que se encontraban en Roma concelebraron la liturgia con el Obispo de Roma y renovaron las promesas hechas en el momento de la ordenación.
“Ser sacerdotes, queridos hermanos, es una gracia, una gracia muy grande, que no es en primer lugar una gracia para nosotros, sino para la gente”, dijo el Papa Francisco en su homilía. Es el Señor mismo - explicó -quien paga el salario del sacerdote, que es su Amor y el perdón incondicional de los pecados, al precio de su sangre derramada en la Cruz.
El Evangelio de Lucas cuenta que después de que Jesús leyó el pasaje del profeta Isaías frente a su pueblo y se sentó, “los ojos de todos estaban fijos en él” (4,20). Ese fue precisamente el tema de reflexión del Papa: “Fijar los ojos en Jesús” es una gracia que, como sacerdotes, debemos cultivar. Al terminar el día hace bien mirar al Señor y que Él nos mire el corazón, junto con el corazón de la gente con la que nos encontramos”. Francisco también explicó cómo se debería hacer: no se trata de contabilizar los pecados, sino de una contemplación amorosa, dispuesta a reconocer las gracias del día para agradecerlas, pero también dispuesta a reconocer las tentaciones y rechazarlas.
“Dejar que el Señor mire nuestros ídolos escondidos nos hace fuertes frente a ellos y les quita poder -explicó-. Es algo que se da de hecho. Aunque uno se diga a sí mismo que distingue perfectamente lo que es un ídolo y quién es Dios, en la práctica le vamos quitando espacio a la Trinidad y dándoselo al demonio, en una especie de adoración indirecta”. El riesgo es que este proceso se produce de manera gradual y silenciosa. “En otra oportunidad me referí a los demonios 'educados' que entran poco a poco" - añadió el Papa improvisando - y cuando no los desenmascaramos, "dejamos un espacio en el que se mete el Maligno”.
Dirigiéndose a los sacerdotes, el Pontífice describió tres espacios de idolatría escondida en los que el Maligno utiliza sus ídolos para debilitar la vocación de los pastores y separarlos de Dios: la mundanalidad espiritual, el pragmatismo de los números y la mentalidad funcionalista.
La mundanidad espiritual es “una propuesta de vida, es una cultura, una cultura de lo efímero, una cultura de la apariencia, una cultura del maquillaje - dijo el Papa Francisco -. Su criterio es el triunfalismo, un triunfalismo sin cruz”. La mundanidad de buscar la propia gloria le roba al hombre "la presencia de Jesús humilde y humillado, Señor cercano a todos, Cristo doloroso con todos los que sufren", que es el único centro. “Un sacerdote mundano no es otra cosa que un pagano clericalizado”, denunció el Papa sin rodeos.
Otro espacio de idolatría oculta reside en el pragmatismo de los números: “Las personas no se pueden “numerar”, y Dios no da el Espíritu 'con medida' -afirmó-. En esta fascinación por los números, en realidad nos buscamos a nosotros mismos y nos complacemos en el control que nos proporciona esta lógica, que no se interesa por los rostros y no es la del amor”.
La idolatría del funcionalismo está relacionada con la anterior. Es “un ámbito seductor en el que muchos, 'más que con la ruta se entusiasman con la hoja de ruta'. La mentalidad funcionalista, en efecto, no tolera el misterio, apunta a la eficacia". El sacerdote de mentalidad funcionalista se alimenta de su propio su ego: “De a poco, este ídolo va sustituyendo en nosotros la presencia del Padre. Nuestro Padre es el Creador, pero no uno que hace “funcionar” las cosas solamente, sino Uno que “crea” como Padre, con ternura, haciéndose cargo de sus creaturas y trabajando para que el hombre sea más libre”.
El Papa Francisco explicó que es perjudicial para la fidelidad a la alianza sacerdotal ocultar estos ídolos y no poder desenmascararlos en la vida cotidiana. “Jesús es el único camino para no equivocarnos en saber qué sentimos, a qué nos conduce nuestro corazón -dijo-. Él es el único camino para discernir bien, confrontándonos con Él, cada día, como si hoy estuviera sentado en nuestra iglesia parroquial y nos dijera que hoy se ha cumplido todo lo que acabamos de escuchar”. El Papa Francisco concluyó pidiendo la intercesión de San José, "padre castísimo y sin ídolos escondidos" para ser liberados de todo afán de posesión.
Las palabras de afecto y aliento del Papa a los sacerdotes de la Misa Crismal remiten a su visita de ayer al Papa Emérito Benedicto XVI, que ya se ha convertido en una tradición. Los sentimientos de afecto y cercanía hacia su predecesor llevaron nuevamente a Francisco a visitar el monasterio Mater Ecclesiae, residencia de Ratzinger desde su dimisión en 2013, para mantener una "breve y afectuosa" conversación y rezar juntos. Francisco quiso acudir personalmente para desearle felices Pascuas y felicitarlo por su 95 cumpleaños, que se celebrará el próximo 16 de abril.
02/04/2015