El Papa a los comunicadores: hablen desde el corazón, no alimenten guerras
Mensaje de Francisco para la Jornada de las Comunicaciones Sociales 2023 sobre el tema "la verdad en la caridad". No son solo buenos modales: el antagonismo hoy “termina creando desinformación”. No a la retórica belicosa que transforma "las palabras en hechos de brutal violencia". Un estilo también para la comunicación en la Iglesia: "que encienda el fuego de la fe en lugar de preservar las cenizas de una identidad autorreferencial".
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Volver a "hablar desde el corazón". Para sacar a los medios de comunicación de las polarizaciones de una época “tan propensa a la indiferencia ya la indignación, a veces incluso a base de desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad”. Esta es la invitación que el Papa Francisco dirige a los operadores de los medios de comunicación en su mensaje con motivo del Día Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023, que se celebrará el domingo 21 de mayo pero que, como de costumbre, se difundió hoy en la fiesta de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas.
Inspirándose en el versículo de la Carta a los Efesios "Según la verdad en el amor" (Ef 4,15), el texto es una invitación a "comunicarse cordialmente" para aprender a “mirarnos los unos a los otros con compasión, acogiendo con respeto las fragilidades de cada uno, en lugar de juzgar de oídas y sembrar discordia y divisiones”. Un estilo indispensable para "superar los ruidos confusos que, también en el campo de la información, no nos ayudan a discernir en la complejidad del mundo en que vivimos".
“Comunicar cordialmente -explica el Papa Francisco- quiere decir que quien nos lee o nos escucha capta nuestra participación en las alegrías y los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo. Quien habla así quiere bien al otro, porque se preocupa por él y custodia su libertad sin violarla.” El pontífice escribe esto a los comunicadores profesionales, pero recordando que “en un periodo histórico marcado por polarizaciones y contraposiciones —de las que, lamentablemente, la comunidad eclesial no es inmune—, el compromiso por una comunicación ‘con el corazón y con los brazos abiertos’ no concierne exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada uno.”
Comunicarse cordialmente no es “sólo una cuestión de ´buenos modales’, sino un verdadero antídoto contra la crueldad, que lamentablemente puede envenenar los corazones e intoxicar las relaciones -prosigue Francisco-. Lo necesitamos en los medios, para que la comunicación no fomente un odio que exaspera, genera ira y lleva al enfrentamiento, sino que ayude a las personas a reflexionar con serenidad, a descifrar, con espíritu crítico y siempre respetuoso, la realidad en la que viven” .
Un claro ejemplo en este sentido lo ofrece san Francisco de Sales, a quien no casualmente Pío XI proclamó patrono de los periodistas hace cien años con la encíclica Rerum omnium perturbationem. “Una de sus frases más célebres, 'el corazón habla al corazón', inspiró a generaciones de fieles –recuerda el Papa–. 'Basta amar bien para hablar bien', era una de sus convicciones. Demuestra cómo para él la comunicación no debía nunca reducirse a un artificio, a -diríamos hoy- una estrategia de marketing, sino que era el reflejo del alma, la superficie visible de un núcleo de amor invisible a los ojos".
De ahí la invitación a aceptar esta “lección que va contracorriente hoy, en un tiempo en el que, como experimentamos sobre todo en las redes sociales, la comunicación frecuentemente se instrumentaliza, para que el mundo nos vea como querríamos ser y no como somos”. Y -añade Francisco- es un modelo en el que inspirarse también para la comunicación en la Iglesia en el camino sinodal, atravesada por tantas tensiones en este último período. “En la Iglesia necesitamos urgentemente una comunicación que encienda los corazones, que sea bálsamo sobre las heridas e ilumine el camino de los hermanos y de las hermanas. Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, amable y, al mismo tiempo, profética; que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a dar en el tercer milenio. Una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo, especialmente con el más necesitado, y que sepa encender el fuego de la fe en vez de preservar las cenizas de una identidad autorreferencial. Una comunicación cuyas bases sean la humildad en el escuchar y la parresia en el hablar; que no separe nunca la verdad de la caridad.”
Pero hablar desde el corazón -finalmente- se hace más urgente que nunca para promover también una cultura de paz en el mundo de hoy herido por la guerra. “Uno se queda horrorizado al escuchar con qué facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios. Palabras que, desgraciadamente, se convierten a menudo en acciones bélicas de cruel violencia. He aquí por qué se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos.”
“Del corazón -concluye el Papa- brotan las palabras capaces de disipar las sombras de un mundo cerrado y dividido, para edificar una civilización mejor que la que hemos recibido. Es un esfuerzo que se nos pide a cada uno de nosotros, pero que apela especialmente al sentido de responsabilidad de los operadores de la comunicación, a fin de que desarrollen su profesión como una misión.”