El Papa a los artistas: ayúdennos a percibir la belleza que salva

Concedió audiencia en el Vaticano a 200 escritores, músicos, pintores y cineastas cuando se cumplen 50 años de la inauguración de la colección de arte contemporáneo de los Museos Vaticanos. También estuvieron presentes algunas figuras significativas del arte asiático. El Papa recomendó: “Sean centinelas del verdadero sentido religioso, a veces banalizado o comercializado. Y sean intérpretes del grito de los pobres”.

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - “Nosotros no sólo somos luz, y ustedes nos lo recuerdan; pero es necesario proyectar la luz de la esperanza en la oscuridad de lo humano, del individualismo y de la indiferencia. Ayúdennos a vislumbrar la luz, la belleza que salva”, dijo esta mañana el Papa Francisco a un grupo de 200 artistas de todo el mundo a los que recibió en el evocador marco de la Capilla Sixtina con motivo del 50 aniversario de la inauguración de la sección de arte moderno y contemporáneo de los Museos Vaticanos.

En la audiencia -organizada por el Dicasterio para la Cultura y la Educación- estuvieron presentes escritores, poetas, músicos, pintores, directores de cine y actores. Entre ellos había también algunos representantes de Asia: el pianista surcoreano Yiruma, el escritor indio Pankaj Mishra, el artista figurativo malasio H.H. Lim, el director estadounidense de origen coreano Jean Lee Young, el artista de Timor Oriental José Avelar Borges, y el escritor y dramaturgo israelí Roy Chen.

El Papa Francisco recordó la relación "natural y especial" entre la Iglesia y el arte que -dijo- "es como una vela que se llena del Espíritu y nos permite avanzar". Citando al teólogo Romano Guardini, que comparó la figura del artista con la del niño y el vidente, señaló que su lugar se encuentra "en el espacio de la invención, de la novedad, de la creación, de traer al mundo algo que nunca se ha visto de esa manera". “Ustedes son aliados del sueño de Dios –añadió-. Son los ojos que miran y sueñan. Los seres humanos anhelamos un mundo nuevo que no veremos del todo con nuestros propios ojos, pero lo deseamos, lo buscamos, lo soñamos”.

Precisamente por eso el Papa invitó a los artistas a "huir del poder sugestionante de esa presunta belleza, artificial y superficial, que hoy está muy extendida y muchas veces es cómplice de los mecanismos económicos que generan desigualdades”. Es una belleza falsa, cosmética, un maquillaje que oculta en vez de revelar”. En cambio la verdadera es “conciencia crítica de la sociedad, que le quita el velo a lo que es obvio. Ustedes quieren mostrar lo que hace pensar, lo que nos vuelve vigilantes, lo que revela la realidad incluso en sus contradicciones, en aquellos aspectos que es más cómodo o conveniente mantener ocultos". Y “hacen bien -añadió- en ser también centinelas del verdadero sentido religioso, a veces banalizado o comercializado”.

“Una de las cosas que acerca el arte a la fe es el hecho de ser un poco inquietante -comentó-. El arte y la fe no pueden dejar las cosas como están: las cambian, las transforman, las convierten, las sacuden. El arte nunca puede ser un anestésico; da paz, pero no adormece las conciencias, las mantiene despiertas”.

En cuanto a la relación con la belleza, Francisco habló de "un criterio importante de discernimiento, el de la armonía". “Estamos en una época de colonizaciones ideológicas mediáticas y de conflictos desgarradores –comentó–, una globalización homologante convive con muchos localismos cerrados. Necesitamos que el principio de la armonía habite más en nuestro mundo. Y ustedes, los artistas, pueden ayudarnos a dar espacio al Espíritu”.

Por último, el Papa hizo una recomendación a los artistas: “Quisiera pedirles que no se olviden de los pobres, que son los predilectos de Cristo, en todas las formas en que hoy se es pobre. También los pobres necesitan el arte y la belleza. Algunos experimentan formas muy duras de privación de la vida, y por eso lo necesitan más. Por lo general, ellos no tienen voz para hacerse oír. Ustedes pueden ser los intérpretes de su grito silencioso”.