El Papa a las mujeres: gracias por su mirada creativa y corazón tierno

Las palabras de Francisco en el Día Internacional de la Mujer al final de la audiencia general en la Plaza de San Pedro. En la catequesis se refirió a la dimensión eclesial de la evangelización, retomando el decreto Ad Gentes del Concilio Vaticano II. "Quien se cree dueño del anuncio no es misionero".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - "En el Día Internacional de la Mujer, pienso en todas las mujeres: les agradezco su compromiso por construir una sociedad más humana, a través de su capacidad de captar la realidad con mirada creativa y corazón tierno". Lo dijo hoy el Papa Francisco dirigiéndose a los fieles al final de la audiencia general de los miércoles que se celebró en la Plaza de San Pedro.

En su catequesis semanal, continuando el ciclo de reflexiones sobre el celo apostólico en la evangelización, Francisco se detuvo en el tema de la dimensión eclesial de la misión, recordando la relevancia del decreto Ad Gentes, el documento que el Concilio Vaticano II dedicó a este tema. "Evangelizar es siempre un servicio eclesial, nunca solitario, nunca aislado o individualista", comentó. "La evangelización se hace siempre in ecclesia, es decir, en comunidad y sin hacer proselitismo, porque eso no es evangelizar".

"La tentación de proceder 'en solitario' -añadió- está siempre al acecho, sobre todo cuando el camino se hace intransitable y sentimos el peso del compromiso. Igualmente peligrosa es la tentación de seguir caminos pseudoeclesiales más fáciles, de adoptar la lógica mundana de los números y las encuestas, de confiar en la fuerza de nuestras ideas, programas, estructuras, de las 'relaciones que cuentan'".

Citando algunos pasajes del decreto conciliar Ad Gentes, el Papa recordó la vocación de todo bautizado a la misión: "El celo apostólico no es un entusiasmo -explicó-, es otra cosa, es una gracia de Dios, que debemos custodiar. Debemos comprender su significado, porque en el Pueblo de Dios peregrino y evangelizador no hay sujetos activos y pasivos. No están los que predican, los que anuncian el Evangelio de un modo u otro, y los que se quedan callados".

En la evengelización, el Papa invitó también a no esclerotizarse ni fosilizarse, liberándose "de una inquietud que no es de Dios". El celo misionero del creyente -añadió- se expresa también como búsqueda creativa de nuevos modos de anunciar y dar testimonio, de nuevos modos de encontrarse con la humanidad herida de la que Cristo se hizo cargo. En definitiva, de nuevas formas de prestar servicio al Evangelio y de prestar servicio a la humanidad. La evangelización es un servicio. Si una persona se dice evangelizadora y no tiene esa actitud, ese corazón de servidor, y se cree maestro, no es evangelizador, no... es un pobre hombre".

Reencontrarnos con el amor de Dios que se nos ha dado "no nos encierra en espacios de estática tranquilidad personal. Al contrario, nos lleva también a vivir cada vez más plenamente lo que hemos recibido, compartiéndolo con los demás, con sentido de responsabilidad y recorriendo juntos los caminos, a menudo tortuosos y difíciles de la historia, en espera vigilante y laboriosa de su cumplimiento. Pidamos al Señor esta gracia -concluyó el Papa-, para tomar en nuestras manos esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por lo que nos ha dado, este tesoro. Y tratar de comunicárselo a los demás".

Por último, el Papa renovó su habitual invitación a no olvidarnos del martirizado pueblo ucraniano: "Tengámoslo siempre presente en nuestro corazón y en nuestras oraciones".