El Papa Francisco se refirió a la unidad de los cristianos: "Pidamos a Dios, uno y trino, la comunión plena'

En la audiencia en el Aula Pablo VI, Bergoglio recordó que estos días - del 18 al 25 de enero - están dedicados a la oración por el ecumenismo. Volvió a pedir por la paz en Ucrania, Palestina, Israel y Myanmar. Alivio por la parroquia de la Sagrada Familia de Gaza: "Ayer llamé y estaban contentos. Hay 600 personas allí dentro". Encomendó la comunidad de Los Ángeles a la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe. Catequesis sobre la Anunciación: "María no busca fuera sino dentro de ella".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “En estos días de oración por la unidad de los cristianos, los exhorto a invocar a Dios, uno y trino, por la plena comunión de todos los discípulos de Cristo”, dijo el Papa Francisco en la audiencia general de esta mañana, que se llevó a cabo en el Aula Pablo VI repleta de fieles, en referencia a la semana de oración por la unidad de los cristianos que este año se celebra del 18 al 25 de enero y tiene como tema “¿Crees esto?”. (Jn 11,26). Un acontecimiento significativo en el Año del Jubileo, en el que también se cumple el 1.700 aniversario del primer Concilio Ecuménico de los cristianos, que tuvo lugar en Nicea en el año 325 d.C., una oportunidad especial para reflexionar y valorar la fe común de los cristianos de todo el mundo.

Al final del encuentro de hoy, Bergoglio compartió otro pensamiento de unidad: la esperanza de paz para todos aquellos países que sufren el azote de la guerra. “No olvidemos a la atormentada Ucrania. No olvidemos a Palestina, Israel y Myanmar. Pidamos por la paz”, dijo en su saludo a los fieles de lengua italiana. "La guerra - añadió, aclamado por un largo y espontáneo aplauso - es siempre una derrota. No lo olviden. ¿Y quién se beneficia con las guerras? Los fabricantes de armas. Por favor, recemos por la paz”, insistió esta mañana el Papa Francisco.

“Recemos por Gaza, por la paz, allí y en otras muchas partes del mundo”, dijo luego el pontífice haciendo una referencia especial a la Franja de Gaza, que está viviendo el alivio del alto el fuego que finalmente se hizo realidad el domingo pasado. “Ayer llamé, lo hago todos los días, a la parroquia de Gaza (de la Sagrada Familia, ndr.). Estaban contentos. Allí dentro hay 600 personas, en la parroquia y en el colegio. Y me dijeron: hoy comimos lentejas con pollo. Eh… algo que no estaban acostumbrados a hacer en los últimos tiempos. Solamente tenían algunas verduras, algo… estaban contentos”, contó. En el Ángelus del domingo había pedido que la ayuda humanitaria llegara "rápidamente" al enclave arrasado por 15 meses de bombardeos.

También expresó una vez más su cercanía a otras comunidades agobiadas por el sufrimiento. "Quiero que sepan que mi corazón está con el pueblo de Los Ángeles, que ha sufrido tanto con los incendios que han destruido barrios y comunidades enteras, y que todavía no han terminado", agregó Bergoglio. El condado - que registró 25 muertos - hasta el momento no ha retirado la alerta por la mala calidad del aire, con vientos que podrían dispersar las cenizas. "Que Nuestra Señora de Guadalupe interceda por todos los habitantes para que puedan ser testigos de esperanza a través de la fuerza de la diversidad y la creatividad por las que son conocidos en todo el mundo”, siguió diciendo Francisco desde la sala de Nervi.

En la apertura de la audiencia, el Papa leyó la catequesis que, después de las dos últimas dedicadas a los niños, retoma el ciclo del Jubileo “Jesucristo nuestra esperanza”. El tema de hoy fue “El anuncio a María. Escucha y disponibilidad”, cuyo texto de referencia es el pasaje del Evangelio de Lucas (Lc 1,26-38) que narra el episodio de la Anunciación, con la visita a María del arcángel Gabriel. “Lucas muestra los efectos del poder transformador de la Palabra de Dios que llega no sólo en los atrios del Templo, sino también en el humilde hogar de una joven”, explicó Bergoglio. “El mensajero de los grandes anuncios divinos, Gabriel, que en su nombre celebra la fuerza de Dios, es enviado a una aldea que nunca había sido mencionada en la Biblia hebrea: Nazaret”.

En un lugar que estaba en la periferia, lejos de los grandes centros, "el ángel lleva un mensaje de forma y contenido totalmente inauditos", a tal punto que María queda conmocionada, su corazón «se turba». Ante todo, Gabriel le hace una invitación a María: "¡alégrate!", "¡regocíjate!". “Es la invitación a la alegría que Dios dirige a su pueblo cuando termina el exilio y el Señor hace sentir su presencia viva y operante.”, explicó el Papa Francisco. "Además, Dios llama a María con un nombre de amor desconocido en la historia bíblica: kecharitoméne, que significa «llena de la gracia divina»”. Demuestra “que la gracia de Dios ha realizado en ella un “cincelado” interior, convirtiéndola en su obra maestra”.

E inmediatamente después la tranquiliza: «¡No temas!». Y a continuación le anuncia cuál es su misión y la del niño que lleva en su seno, "cumplimiento de las antiguas profecías". “Esta maternidad estremece a María profundamente. Y como mujer inteligente que es […] trata de comprender, de discernir lo que está sucediendo. María no busca fuera, sino dentro - continuó - , porque en lo más profundo de su corazón abierto, sensible, escucha la invitación a confiar en Dios". Al final de la catequesis, el Papa Francisco dirigió una exhortación a todos los que estaban escuchándolo: “Hermanas, hermanos, aprendamos de María, Madre del Salvador y Madre nuestra, a dejarnos abrir los oídos a la Palabra divina y a acogerla y custodiarla, para que transforme nuestros corazones en tabernáculos de su presencia, en hogares acogedores donde pueda crecer la esperanza”.