El Papa Francisco en Mongolia del 31 de agosto al 4 de septiembre

Se anunció oficialmente la fecha del viaje al país situado entre China y Rusia donde viven apenas unos cientos de católicos. En el encuentro con las Obras Misionales Pontificias de todo el mundo, el pontífice invitó hoy a no excluir a nadie del anuncio de la alegría del Evangelio: “Vayan a todos. Y no reduzca su compromiso a recaudar dinero".

Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - Del 31 de agosto al 4 de septiembre tendrá lugar el viaje del Papa Francisco a Mongolia, la frontera misionera de la Iglesia en Asia, donde la comunidad católica cuenta con apenas 1.300 fieles en todo el país. La visita apostólica -que había sido anunciada por el mismo Francisco en febrero, durante la rueda de prensa en el vuelo de regreso de Sudán del Sur- fue confirmada hoy con un comunicado del director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni, donde se explica que el pontífice ha aceptado la invitación del presidente de Mongolia y las autoridades eclesiales locales y que el programa de viaje y ulteriores detalles se anunciarán en las próximas semanas.

Francisco ya había mostrado su atención a esta pequeña comunidad católica, que resurgió hace solo treinta años, cuando en 2022 decidió incluir al prefecto de Ulan Bator -el p. Giorgio Marengo, misionero italiano de la Consolata - entre los nuevos cardenales. En el escenario actual, sin embargo, el viaje adquiere un significado particular debido a la ubicación geográfica de Mongolia, un país situado en la encrucijada entre Rusia y China.

De todos modos el tema de la misión será el centro de esta visita apostólica. En AsiaNews hemos contado hace poco la historia del sacerdote misionero coreano Kim Stephano Seong Hyeon, vicario general de Ulan Bator, que falleció repentinamente a los 55 años, después de pasar veinte años en esta tierra fronteriza proclamando el Evangelio. Y precisamente hoy Francisco volvió a hablar sobre la llamada a llevar a Jesús a todos, sin excluir a nadie, durante la audiencia en el Vaticano a las delegaciones que participan estos días en la Asamblea de las Obras Misionales Pontificias, el organismo que sostiene la obra de evangelización de la Iglesia en todo el mundo.

“En este momento histórico, mientras llevamos adelante el proceso sinodal -les dijo el Papa-, es importante recordar que la comunidad cristiana es misionera por su misma naturaleza. En efecto, todo cristiano ha recibido el don del Espíritu Santo y es enviado a continuar la obra de Jesús, anunciando a todos la alegría del Evangelio y llevando su consuelo a las diversas situaciones de nuestra historia, a menudo herida”.

“La misionariedad no es algo natural –siguió diciendo–. En forma natural nosotros siempre buscamos la comodidad, que todo esté en orden... Era necesario que viniera el Espíritu Santo para crear ese terrible "desorden" que fue la mañana de Pentecostés, porque el Espíritu, para crear la misionaridad, para crear la vida de Iglesia, crea desorden, pero después construye la armonía. Ambas cosas son del Espíritu Santo”.

“Cuando el Señor nos cuenta sobre aquella fiesta de bodas (cf. Mt 22,1-14), que salió mal porque los invitados no acudieron -explicó-, ¿qué dice el Señor? Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren: sanos y enfermos, malos, buenos, pecadores... a todos. Ese es el corazón de la misión: ese 'todos'. Sin excluir a nadie. Toda nuestra misión, por tanto, nace del Corazón de Cristo para permitir que Él atraiga a todos hacia sí. Y este es el espíritu místico y misionero de la beata Paulina María Jaricot, fundadora de la Obra de Propagación de la Fe, que fue tan devota del Sagrado Corazón de Jesús”.

Por último, el pontífice volvió a dirigir una recomendación especial al mundo misionero: “Por favor - dijo - que no se reduzcan las Obras Misionales Pontificias al dinero. Es un medio, el dinero hace falta. Pero no podemos reducirlas a eso. Son algo más grande que el dinero. Porque si falta la espiritualidad y es sólo una empresa para conseguir dinero, inmediatamente llega la corrupción. Y hemos visto que incluso hoy en los periódicos se publican historias de supuestas corrupciones en nombre de la misionariedad de la Iglesia”.