03/02/2023, 18.47
VATICANO - SUDÁN DEL SUR
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El Papa Francisco desde Juba: basta de conflictos, es hora de construir

El Pontífice llegó a Sudán del Sur, segunda etapa de su viaje apostólico a África. Junto con el primado anglicano y el moderador de la Iglesia de Escocia, realizará en estos días una peregrinación de paz para dar voz al clamor de otro pueblo desgarrado por la guerra civil. La advertencia a las autoridades: "Esta gente necesita padres, no patrones". El recuerdo de los misioneros asesinados que "encuentran la muerte sembrando la vida".

Juba (AsiaNews) - "Dejemos atrás los tiempos de guerra y que surjan tiempos de paz". Desde Sudán del Sur, segunda etapa de su viaje apostólico a África y otra tierra desgarrada por una dolorosa guerra civil, el Papa Francisco pronunció esta tarde un nuevo y enérgico llamado a poner fin a los conflictos que hoy perturban al mundo. Lo hizo con un signo que caracterizará los tres días que pasará en este joven país africano, independiente desde 2011 pero aun así desgarrado por la violencia en los últimos años: su presencia junto al pontífice del primado anglicano Justin Welby y del moderador de la Iglesia de Escocia, el pastor Iain Greenshields. Juntos, peregrinos de la paz, en un viaje ecuménico en otro país de mayoría cristiana y, sin embargo, manchado de sangre por una guerra que, a pesar de la mediación en la que Francisco intervino personalmente en los últimos años, sigue luchando por resolverse.

"No vine aquí solo", explicó el Pontífice en Juba, "porque en la paz, como en la vida, caminamos juntos". Nos presentamos ante ustedes y ante este pueblo en nombre de Jesucristo, Príncipe de la Paz". Juntos, el Papa, el arzobispo de Canterbury y el pastor de la Iglesia de Escocia, ante las autoridades reunidas en el jardín del palacio presidencial con el presidente Salva Kiir Mayardit (con quien Francisco mantuvo una larga conversación a puertas cerradas apenas llegó a Juba) y el vicepresidente Riek Machar -los dos grandes protagonistas de este conflicto-, dieron voz al "grito de todo un pueblo que, con gran dignidad, llora por la violencia que sufre, por la perenne falta de seguridad, por la pobreza que le afecta y por las catástrofes naturales que lo asolan".

"Los hijos de Sudán del Sur necesitan padres", amonestó el Papa, "no patrones; necesitan pasos estables de desarrollo, no caídas continuas". "Que los años sucesivos al nacimiento del país, marcados por una infancia herida, den paso a un crecimiento pacífico". Recuerda la palabra clara de Jesús en Getsemaní cuando se enfrentó a uno de sus discípulos que había desenvainado la espada: "Basta" (Lc 22,51). La invoca "sin 'si' y sin 'pero'". "Basta de derramamientos de sangre", explica, "basta de conflictos, basta de violencia y acusaciones mutuas a quienes la cometen, basta de dejar a la gente sedienta de paz. Basta de destrucción, es hora de construir".

Con una advertencia que también debería sonar igual para muchos otros países de todos los continentes, el Papa en Juba recuerda el pleno significado de llamarse res publica, como hizo Sudán del Sur cuando proclamó su independencia en 2011. "No basta con llamarse república, es necesario serlo, empezando por los bienes primarios: los abundantes recursos con los que Dios bendijo esta tierra no deben reservarse a unos pocos, sino ser patrimonio de todos, y los planes de recuperación económica deben ir acompañados de proyectos de reparto equitativo de la riqueza". Y luego la democracia, que presupone "el respeto de los derechos humanos, custodiados por la ley y su aplicación, y en particular la libertad de expresar las propias ideas. En efecto, hay que recordar que sin justicia no hay paz, pero también que sin libertad no hay justicia".

Les pidió pasar página: " El proceso de paz y reconciliación exige una nueva sacudida". Que esta peregrinación ecuménica, que en el mundo actual "constituye una rareza, represente un cambio de paso, una oportunidad para que Sudán del Sur vuelva a navegar en aguas tranquilas, reanudando el diálogo, sin duplicidades ni oportunismos". Señaló el camino del encuentro más allá "del recuerdo no cicatrizado de heridas, humillaciones y agravios", "acoger a los demás como hermanos y dándoles espacio, incluso sabiendo dar un paso atrás". Y pidió que se centre la atención en los jóvenes y las mujeres.

Recordando a los primeros misioneros que llegaron al Nilo, invitó a volver la mirada hacia aquellos que "desgraciadamente encuentran la muerte mientras siembran la vida. No los olvidemos, y no olvidemos garantizarles a ellos y a los trabajadores humanitarios la seguridad necesaria, y a sus buenas obras el apoyo necesario, para que el río del bien siga fluyendo".

Pero el gran río también puede desbordarse, causando desastres como los que ocurrieron hace poco en estas zonas. "Las catástrofes naturales nos hablan de una creación herida y destrozada", comenta, "que puede pasar de ser una fuente de vida a una amenaza de muerte. Es necesario cuidarla, con una mirada previsora hacia las generaciones futuras. Pienso, en particular, en la necesidad de luchar contra la deforestación provocada por la avidez del lucro". Volvió a señalar el compromiso de luchar contra la corrupción, "que hace que falten recursos para lo que más se necesita, empezando por la lucha contra la pobreza y la ayuda a los millones de desplazados que viven aquí". Pidió que se detuviera la entrada de armas: "aquí hacen falta muchas cosas, pero desde luego no más instrumentos de muerte".

"Sé que algunas de mis expresiones pueden haber sido francas y directas -concluye el Pontífice-, pero les ruego que sepan que esto proviene sólo del afecto y la preocupación con que sigo sus asuntos, junto con los hermanos con los que vine aquí, peregrino de paz. Deseamos ofrecer de corazón nuestras oraciones y nuestro apoyo para que Sudán del Sur se reconcilie y cambie de rumbo, para que su curso de vida deje de estar obstaculizado por el aluvión de la violencia, entorpecido por los pantanos de la corrupción y frustrado por el desbordamiento de la pobreza".

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