El P. Ragheed, mártir en Irak: descubrir la gracia de Dios bajo la persecución (AUDIO)
A 12 años de la masacre del sacerdote caldeo, sale a la luz una reflexión del sacerdote, en un discurso pronunciado en el Colegio irlandés, donde él había estudiado. Los que amenazan “con la armas”, dice, se sienten “amenazados por nuestra fe”. Después de cada atentado extremista, cientos de fieles llenaban la iglesia para participar de la misa. El audio de la homilía pronunciada por el sacerdote.
Bagdad (AsiaNews) - Las personas “que viven bajo la persecución” tienen mayor capacidad que otras de “descubrir la gracia de Dios” y de darse cuenta de “lo fuerte que es su fe”, cuando los demás “tratan de amenazarnos con las armas. Porque en realidad, son ellos los que se sienten amenazados por nuestra fe”. Es lo que comentó el Pbro. Ragheed Ganni, el párroco de Mosul masacrado -junto a tres diáconos- el 3 de junio de 2007, por mano de un comando extremista islámico. Sus palabras pertenecen a una homilía pronunciada en el Colegio irlandés de Roma, pocos meses antes de ser asesinado. El precioso documento relativo a uno de los mártires de la historia moderna de la Iglesia en Irak ha sido recuperado y transcrito por el Pbro. Rebwar Audish Basa, un sacerdote caldeo iraquí, amigo del Padre Ragheed, que luego lo envió a AsiaNews.
A 12 años de la masacre, permanece vivo el recuerdo del párroco, considerado un testigo de la libertad que llegó “hasta el martirio”. Antes del ascenso del Estado Islámico (EI, ex ISIS) y de la huida de cientos de miles de personas, que abandonaron sus casas y sus tierras en Mosul y en la Llanura de Nínive, el sacerdote ya denunciaba las “presiones para expulsar a los cristianos de Irak” o para “impedirles vivir la fe”. Sin embargo, citando las enseñanzas de San Pablo, él luego agregó que “nadie podrá apartarnos del amor de Cristo”. Aún si el costo de testimoniar esta fe llega al gesto extremo del martirio. A continuación, les ofrecemos el texto completo de la homilía vespertina pronunciada por el Padre Ragheed en el Colegio Irlandés, en Roma, el 17 de noviembre de 2006.
Todos nosotros creemos que cada ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios y es precisamente por esto que comprendemos cuán malvado es que alguien sea asesinado por otra persona, sin pensar que tiene todo el derecho de vivir. Y que su vida no debe ser arrancada por otra persona, aún cuando esta crea que Dios mismo le ordena hacerlo.
Hace tres años regresé a Irak, luego de permanecer aquí siete años, en el Colegio irlandés. Durante estos siete años aprendí muchas cosas de Irlanda, sobre la historia de la Iglesia en Irlanda y en relación a la persecuciones. Siempre he admirado la fe de los irlandeses y cómo lograron sobrevivir, manteniendo abiertas las iglesias. He hablado a menudo de estos temas. Además, dentro del colegio he podido conocer a personas de distintas nacionalidades, y cada una de ellas ha contribuido, cada una a su manera, a enriquecer mi conocimiento.
Cuando hice mi regreso a casa -llevando conmigo mis esperanzas y las expectativas de un trabajo en mi diócesis de origen y pertenencia - en el norte de Irak, en particular después de los cambios ocurridos luego de la caída del régimen de Saddam Hussein, pensé en un futuro brillante. Imaginé que las cosas podían cambiar a futuro, tomando un rumbo mejor.
Sin embargo, en los últimos tres años mi misma parroquia fue atacada, quizás, una decena de veces. Y en algunos casos, algunos de mis fieles resultaron heridos. A pesar de ello, los cristianos insisten en querer asistir a las misas del Domingo y en participar en las otras actividades. En efecto, el sábado pasado hubo otro atentado en mi parroquia y pensé que al día siguiente, nadie vendría a la misa del domingo. En un corto período ya hemos registrado seis asaltos a la parroquia. Sin embargo, para mi enorme sorpresa, en la misa del día siguiente había cerca de 500 fieles.
Es por eso que siempre he pensado que las personas que viven bajo la persecución son capaces de descubrir la gracia de Dios y de darse cuenta de lo fuerte que es su fe, cuando hay personas que tratan de amenazarnos con sus armas. Porque en realidad, son ellos los que se sienten amenazados por nuestra fe.
Muchas veces las personas me contactan y me preguntan cuáles son las cosas más importantes que pueden hacer por nosotros. Yo respondo siempre pidiendo la oración. Es sorprendente descubrir cómo esto puede reforzar nuestra moral, al saber que hay personas que comparten nuestras dificultades. Hay personas que están unidas a nosotros en la oración, y personas que piensan en nosotros y en todo lo que estamos sufriendo aquí, en Irak,
Hasta hace tres meses yo era bastante optimista, pero luego las cosas tomaron un giro distinto y cambiaron para peor. Ahora, el futuro de Irak es oscuro y estoy convencido de que, más que nunca, se precisa la oración. Hay tantas personas que huyen al exterior, a países extranjeros, o incluso aquí cerca, al Kurdistán iraquí. Al mismo tiempo, hay muchas otras que no están en condiciones de irse a otro lado, y que de alguna manera están prisioneras en sus propias casas. Es que simplemente ellos no pueden irse, y son ellos, sobre todo, los que necesitan de nuestras oraciones.
Hoy todavía hay presiones para expulsar a los cristianos de Irak, o para impedirles vivir su fe y sus tradiciones; sin embargo, gracias a Dios, como dice San Pablo, nadie podrá apartarnos del amor de Cristo ni separarnos del amor de Dios, [manifestado] en Jesucristo.
Una vez más, quiero agradecer al Colegio Irlandés por haberme brindado esta oportunidad de compartir este momento con ustedes, y les pido seguir rezando por la paz en Irak y por los cristianos de aquella tierra.
17/12/2016 13:14
12/09/2018 14:06