El P. Lembo, misionero del PIME, nombrado obispo auxiliar de Tokio
Estará junto al arzobispo Tarcisio Isao Kikuchi, recientemente elegido presidente de Caritas Internationalis. Cuarenta y nueve años, en la capital japonesa desde 2009, dirige el centro cultural católico de Tokio Shinsei-Kaikan. Muy atento en su ministerio a la juventud japonesa, en AsiaNews había recordado recientemente al obispo auxiliar Mori, su predecesor fallecido hace unos días.
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) - El Papa Francisco nombró nuevo obispo auxiliar de Tokio al padre Andrea Lembo, misionero italiano del PIME en Japón desde 2009. Se unirá en su ministerio al arzobispo Tarcisio Isao Kikuchi, que dirige la comunidad católica de la capital japonesa desde 2017 y el pasado mes de mayo fue elegido también presidente de Caritas Internationalis.
P. Lembo nació en Treviglio, en la provincia de Bérgamo, el 23 de mayo de 1974. Ordenado sacerdote del PIME en 2004, tras varios años como animador misionero en Italia, fue destinado a desempeñar su ministerio en Japón en 2009. En la archidiócesis de Tokio, fue coadjutor en las parroquias de Itabashi y Narashino, y después párroco en Fuchū. Durante su ministerio, siempre ha estado muy cerca de los jóvenes, incluidos los que viven el drama del sufrimiento ligado a la soledad de la gran metrópoli. Antiguo superior regional del PIME para Japón, actualmente es responsable de toda la región del PIME de Asia Oriental. El año pasado, monseñor Kikuchi ya le había pedido que recogiera el legado de monseñor Kazuhiro Mori, obispo auxiliar emérito fallecido hace unos días a los 84 años, como director del centro cultural católico de Tokio Shinsei-Kaikan. Con ocasión de los funerales de su predecesor -celebrados en la catedral de Tokio- había recordado en AsiaNews su gran apertura al encuentro de la gente y de la sociedad japonesa.
"Aquí en Tokio", nos decía hace algún tiempo el nuevo obispo auxiliar, describiendo su misión, "se experimenta la pequeñez de ser cristiano: si en los cruces que atravieso digo que soy sacerdote, nadie entendería cuál es mi trabajo. Vives realmente la imagen del grano de mostaza". Pero el espacio para el anuncio del Evangelio -continuó- se encuentra en las preguntas que me hago, en los jóvenes que encuentro. ¿Adónde voy realmente? ¿Cuál es el sentido de mi vida? Preguntas que reclaman libertad en un contexto en el que todo parece ya definido. Hay espacio para la respuesta fundamental: Jesús es la realización de tu humanidad. En este gran mecanismo que es perfecto", concluyó, aludiendo a la sociedad japonesa, "no eres un engranaje, tienes tu propia dignidad, puedes tomar las riendas de tu libertad y vivirla". O proclamamos este poder humanizador del Evangelio o corremos el riesgo de reducir la fe a una celebración ritual".