El Día de la Victoria sobre los nazis, bajo el signo de San Jorge
Las grandes celebraciones conmemorando el fin de la Segunda Guerra mundial se desarrollan bajo la insignia del patriotismo. El patriarca Kirill recuerda la ayuda de San Jorge, protector de la ciudad de Moscú, y nombre del “generalísimo” que comandó las fuerzas armadas soviéticas en la lucha contra los nazis, Georgij Konstantinovich Zhukov. El Patriotismo también está presente en las filas de los católicos, a pesar de haber sido perseguidos. Los desfiles de los niños y de las condecoraciones. El 55% de la probación aprecia el rol desempeñado por Stalin.
Moscú (AsiaNews) - El 9 de mayo se celebró el Día de la Victoria, recordando el triunfo sobre los nazis con el ingreso de los rusos a Berlín, que puso fin a la Segunda Guerra mundial. Se trata de la fiesta nacional más importante y simbólica de la Rusia contemporánea, que después del fin del comunismo optó por abolir la gran Fiesta de la Revolución de octubre, que se celebraba el 7 de noviembre.
En la solemnidad de mayo tienden a concentrarse todos los grandes eventos de la historia rusa, desde las victorias antiguas contra los tártaros, los polacos y contra la invasión napoleónica, hasta la evocación de la pasada grandeza soviética, la cual tuvo su pico máximo de gloria en la victoria contra Hitler. En la Rusia de Putin, cuya política en las últimas dos décadas se ha basado en la exaltación de la identidad nacional y de la misión universal del país, el 9 de mayo reviste más que nunca el rol de momento tópico en lo que concierne a la cohesión social de los rusos.
La lucha con el dragón
Este año en particular, tras un período de incertidumbres y de turbulencias callejeras, a lo cual se ha sumado la tragedia del atentado terrorista en San Petersburgo y las tensiones de la política internacional, la fiesta nacional reviste una especial finalidad purificadora y unificadora. Esto ha sido bien resaltado por el Patriarca de Moscú Kirill (Gundjaev), al celebrar, el 6 de mayo pasado, la memoria litúrgica de San Jorge, y atribuir al mártir palestino un rol profético en relación a la Rusia actual. En la vigilia del 72do aniversario de la Victoria, presidiendo la liturgia en la iglesia de San Jorge sobre la Colina de la Reverencia (una iglesia reconstruida precisamente con el objetivo de fomentar la devoción patriótica), el jefe de la Iglesia rusa recordó que en la memoria cristiana los santos antiguos siguen estando cerca y obran junto a los fieles de la Iglesia terrenal.
El mártir palestino del siglo IV, que en la liturgia bizantina es llamado San Jorge el Victorioso, es también el santo patrono de la ciudad de Moscú, que lleva su imagen en la efigie heráldica de la ciudad. Según palabras del Patriarca, “no es casual que estos símbolos de nuestra vida nacional estén ligados a su imagen. ¿Por qué? Porque a lo largo de toda su historia, nuestro pueblo, al dirigirse al santo y gran mártir Jorge en los momentos más difíciles, sobre todo en aquellos vinculados a acciones militares, recibió el socorro deseado. El santo mártir ha llevado nuestras plegarias ante el rostro de Dios, y Dios las ha escuchado, otorgando la victoria a nuestras filas y a nuestro pueblo”.
Citando estas reflexiones durante el evento del 9 de mayo, Kirill subrayó la estrecha relación existente entre la devoción y la Gran Victoria del novecientos: "Se puede hablar cuanto se quiera de coincidencias y casualidades, pero la victoria en la Gran Guerra Patriótica es un evento que orilla lo imposible. Se enfrentaron fuerzas dispares, una de las cuales era muy superior a la otra. El enemigo era inconmensurablemente más fuerte en todo sentido: en la economía, en la organización, en armamento y en muchos otros campos, incluidas las ciencias bélicas. Al encuentro de los dominadores salieron, justamente aquí, en los alrededores de Moscú, nuestros soldados, con las botas emparchadas en los pies, llevando abrigos livianos con 30 grados bajo cero, con fusiles de más de 50 años y tanques armados mucho más livianos que los del adversario, hambrientos… pues bien, este pueblo, que parecía condenado a ser víctima, ¡obtiene inesperadamente una formidable victoria! Y los últimos fuegos de la Gran Guerra estallaron precisamente en los días en que se celebraba a San Jorge el Victorioso. ¿Casualidad? Hay quien piensa así, pero no así nosotros, [que somos] hombres de fe". El Patriarca remarcó una ulterior coincidencia, la del nombre del “generalísimo” que comandó las fuerzas armadas soviéticas contra los nazis: “¿Acaso puede considerarse mera coincidencia, casual, el hecho de que el mariscal de la Victoria fuese Georgij Konstantinovich Zhukov? San Jorge quiso manifestar su presencia en medio de nosotros a través de estos signos, en la lucha por la victoria de nuestra Patria”.
El nombre del gran héroe de 1945, cuya estatua se erige al ingresar a la Plaza Roja, ha resonado reiteradas veces en las recientes homilías del Patriarca, como ejemplo de la abnegación y de las virtudes que son necesarias a la Rusia de hoy. Por lo tanto, concluyó Kirill, “también hoy nosotros rogamos al santo y gran mártir Jorge, a fin de que nuestra Patria sea defendida de los enemigos internos y externos, y sea custodiada nuestra Moscú, se fortalezca la fe de los habitantes de esta ciudad y Moscú se vuelva la ciudad del Primer Trono [según la definición medieval de Pervoprestolnyj] no solamente en el sentido del título, sino en lo que se refiere a la fe de las personas que viven en ella… ¡Entonces Rusia será invencible, y la ciudad de Moscú será la más grande!".
Patriotismo católico
Por su parte, los católicos rusos también se han asociado a la celebración del patriotismo nacional. El arzobispo de la diócesis de la Madre de Dios en Moscú, Mons. Paolo Pezzi, intervino en ese sentido en la quinta sesión plenaria del Comité Consultivo Inter-confesional, que se desarrolló en San Petersburgo el 26 de abril pasado, sobre el tema “La fe y la superación de la contraposición social: las lecciones de un siglo”. Al reflexionar sobre el centenario de la Revolución de Octubre, el obispo de los católicos rusos recordó que "incluso durante las persecuciones y no obstante denunciando su carácter injusto, los primeros cristianos jamás se enfrentaron al poder reconocido en cuanto tal”. Citando el ejemplo de San Francisco de Asís, que consideraba “perfecta alegría” el hecho de ser rechazado por todos, el prelado ítalo-ruso tuvo que reiterar que “incluso si el poder es injusto, esto no exime al ciudadano del cumplimiento de sus deberes objetivos en relación a la sociedad. Los pueblos del área soviética en aquel tiempo sufrieron indecibles persecuciones, la guerra civil, represiones, el Gulag, el hambre. Sin embargo, esto no les impidió unirse en la lucha por la libertad y la independencia durante la Segunda Guerra mundial, ni cumplir acciones heroicas en el campo laboral y militar, incluso bajo los estandarte del Estado y de un poder que frecuentemente se había comportado de modo injusto”. Con palabras similares se expresó también, durante el mismo fórum, el rabino mayor de Rusia, Berl Lazar.
Uniformes y mitologías
Mientras los líderes de las religiones bendicen los desfiles patrióticos, el gobierno se preocupa de que su ejecución sea correcta. En efecto, un problema que se ha vuelto evidente en los últimos años es el exceso en lo que se refiere a la utilización de símbolos y de uniformes militares, en ocasión de estas grandes celebraciones. En vista de la casi total desaparición de los veteranos, se ha convertido en una moda la disposición de niños en filas, vestidos con los uniformes de la Segunda Guerra Mundial (algo particularmente requerido por los oficiales del contraespionaje y de la KGB en general). En este sentido, en el parlamento ruso, la Duma de Estado, fue presentado un proyecto de ley que apunta a prohibir la utilización de símbolos militares patrióticos con fines publicitarios. En tanto, el gobierno ha promulgado un decreto para imponer limitaciones y reglas a la hora de exponer la “cruz de San Jorge”, una de las mayores condecoraciones estatales e insignias ortodoxas, que después del comunismo vino a sustituir la famosa “orden de Lenin” que utilizaban, sobre todo, los veteranos de guerra. La cruz junto a la cinta que la acompaña no puede ser llevada por “familiares o terceras personas”, y mucho menos por niños; la misma debe ser colocada en la chaqueta correspondiente, y no sobre camisetas, faldas o pantalones, así como tampoco debe ser usada como collar o decoración de un gorro.
En ocasión del 9 de mayo de este año, se realizó un nuevo sondeo sobre los sentimientos patrióticos de la población. Por primera vez, más de la mitad de los entrevistados (55%) se expresó favorablemente acerca del rol de Stalin como comandante de la Victoria, uniendo el mito del “padre de los pueblos” al del mariscal Zhukov, el héroe tan querido por el Patriarca Kirill.
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