El 2016 será un año negro para la economía china, cual fruto amargo cosechado por el Partido
La burbuja creada por el sector inmobiliario, el fin de la era de oro de las exportaciones de productos de baja calidad, y los efectos adversos devenidos de ello, están estallando. Sin un giro democrático no es posible regular un mercado accionario que está fuera de control. Los grandes accionistas venden todo, porque saben la verdad y quieren escapar lo antes posible. Mientras, el pueblo chino paga los platos rotos trabajando duramente y atravesando las dificultades continuas de una vida infeliz. El análisis del gran disidente
Washington (AsiaNews) – El nuevo año ha de ser analizado también a través de una de las situaciones que ha recibido la mayor atención por parte de todos, uno de los factores más importantes: la economía. El cambio de la economía no está unido tanto a la supervivencia del régimen comunista, sino también al estilo de vida de cada familia china. Lamentablemente, debo darles malas noticias. En el 2016, la economía en China continuará su declive e incluso empeorará con respecto al 2015. No obstante los medios comunistas continúan pronunciando bellas palabras sobre la economía –y los medios extranjeros, comprados por el régimen, ayudan desde las márgenes-, no logran frenar el acelerado declive de la situación económica china.
Inmediatamente después de Año Nuevo, las Bolsas en China se derrumbaron nuevamente de manera violenta, tal como sucedió el verano pasado. El llamado “mecanismo de control del circuito” de los mercados accionarios –que acababa de ser puesto en funcionamiento por la Comisión Reguladora China- entró en acción inmediatamente y frenó todas las transacciones. Sin embrago, esto no provocó el efecto positivo esperado: tuvo exactamente el efecto contrario. En menos de una semana, se verificó una ola de interrupciones por parte de este mecanismo, que finalmente fue cancelado. En el mismo período de tiempo, las cotizaciones promedio de las acciones chinas perdieron más del 10%, volviendo a los valores del año 2014. Una frase que era muy común escuchar en aquellos días fue: “Todo ha vuelto a ser como en los tiempos (miserables) anteriores a la Liberación”.
Algunas personas quieren encontrar excusas para explicar este colapso del mercado accionario. Dicen que se debe al levantamiento de la prohibición sobre la venta de las acciones, impuesto un año atrás después del primer derrumbe de la Bolsa, que provocó una inundación accionaria la cual, a su vez, provocó un nuevo colapso. Pero inmediatamente después, el sistema tuvo un nuevo cortocircuito: llegado ese punto, los lacayos del régimen y la policía que censura Internet comenzaron a tener dificultades para encontrar nuevas excusas.
¿Qué es el mercado accionario? Es verdaderamente un mercado sólo cuando las personas operan con confianza. Luego del levantamiento de la prohibición, los magnates de la economía china lanzaron una catarata de acciones al mercado, demostrando de esa manera no tener confianza en esta economía. ¿Quién comprende mejor la situación económica? Desde ya que no los observadores, que se ganan el pan engañando a los demás, sino que (quienes mejor la comprenden) son los managers, que, en definitiva, son quienes operan dentro del mismo mercado.
No tengáis en cuenta lo que dicen: jamás pondrían su portfolio en una situación desventajosa. Están vendiendo sus propias acciones de manera frenética, y esto demuestra cuán pésima es la situación económica de China. No sólo en el corto plazo, porque si éste fuera el caso, entonces los accionistas tendrían la paciencia de esperar los planes de desarrollo de largo alcance. En cambio, no tiene paciencia, y esto quiere decir que las proyecciones internas son desventajosas. Y aún más: las previsiones para toda la economía del país son realmente malas, por ende, quien opera en ese mercado no tiene confianza y vende todo para reducir las pérdidas.
Los pequeños inversores no se dejan engañar por las grandes mentiras de los medios. Seguirán a los grandes accionistas, que tienen información de primera mano, y venderán todo lo antes posible para hacerse de un pequeño beneficio, o bien para no perder demasiado dinero. Esta venta vuelve aún peor un mercado que de por sí ya es malo, y la rapidez del colapso llevará finalmente a un crash total.
¿Por qué los “expertos es economía” no tiene confianza con respecto a la situación china a largo plazo? Porque la burbuja creada por más de 10 años de desarrollo anormal ha generado una estructura económica irrazonable. El rápido desarrollo económico del país se ha apoyado en dos pilares basales: las exportaciones y la excesiva construcción de infraestructura interna.
Por cuanto se refiere al comercio hacia el exterior, el mismo ha sufrido debido a la pésima calidad de los productos, la cual ha sido impuesta por la rapidez del desarrollo. Las exportaciones chinas están plagadas de productos inferiores y de bienes contrabandeados. Luego de habérsele tomado el pelo durante más de 10 años, el consumidor medio occidental ha comenzado a rechazar estos bienes. No obstante no haya barreras comerciales, la resistencia del comercio internacional crecerá. Los beneficios derivados de las exportaciones han sido la masa crítica del producto económico nacional: su contracción es inevitable.
La respuesta del grupo de Xi Jinping es la llamada “reforma estructural de la oferta”. La dirección es justa, pero el camino es demasiado largo para apagar el incendio que está en curso. Se requerirán años para que todas las industrias basadas en las exportaciones cambien su modus operandi de acuerdo a los deseos del mercado, y mejoren la calidad de sus productos, años durante los cuales el estancamiento de la economía será inevitable. Éste es un recorrido que no se puede pretender esquivar.
Tan sólo veamos el resultado de haber construido demasiada infraestructura. Habrá quienes sostengan que las obras públicas serán de beneficio para las generaciones futuras, y por lo tanto no son del todo inútiles. Pero hay demasiadas, demasiadas casas vacías: y esto es un derroche. Una enorme acumulación de capital ha surgido del mercado de la construcción, y esto llevará a una restricción justamente en el mismo mercado. Según estiman los expertos, para evitar una crisis vinculada a este sector, se precisarían de 30 a 40 millardos de yuan (cerca de 5.000 millardos de euros).
Se trata de un número enorme si se compara con los 4.000 millardos de yuan destinados por el entonces premier, Wen Jiabao, cuando, en el año 2008, trató de reencauzar la economía. Los números actuales serían un fardo inflacionario que la economía y la sociedad chinas no pueden soportar. Por otro lado, con cerca de 10.000 millardos de yuan huyendo de China cada año, es imposible pensar en una asignación similar en el corto plazo. Y la confianza a largo plazo es sumamente acotada. Esa es la razón de la caída del precio de las acciones en el mercado “de la confianza”.
El objetivo de toda unidad económica es el de poner el propio capital, la propiedad, a resguardo, antes de que éste capital sea depreciado. Esa es la razón por la que la fuga de capitales es irreversible. No debemos criticar por este fenómeno a los consejeros económicos de Xi Jinping, porque la situación está, ahora más que nunca, fuera de su control. Estos economistas no pueden poner sobre la mesa las complicadas consecuencias que la política interna transfiere a la economía. .
Por ejemplo, la inestabilidad de las políticas autocráticas: ésta es una de las razones por las cuales los capitales escapan. Sin una reforma del sistema político, la propiedad seguirá concentrada en manos de una de una de las clases políticas más inseguras del mundo. No importa que la situación económica sea buena o mala, pues cuando se presente la ocasión, estas personas buscarán salvar la mayor cantidad de capital posible. Y si pueden, pondrán en resguardo incluso a su mujer e hijos.
Otra razón para la displasia del mercado chino deriva del autoritarismo de la política. Un poder no controlado por nadie ha sido puesto en manos de un pequeño grupo de personas, que no pueden mantener una rectitud en el mercado. Esto es cierto tanto para China como para aquellos países del Tercer mundo que son dirigidos por pequeños dictadores. No es cuestión de ser más o menos sabio: es una cuestión de reglas.
Otro ejemplo de esta verdad proviene de la pérdida de valor del comercio hacia el exterior y del anormal desarrollo infraestructural: si la economía no estuviese comandada por un régimen autoritario, ¿cómo podría el mercado permitir estas deformidades? Si los funcionarios a cada nivel fueran responsables ante sus electores, en lugar de fijar las visiones retrógradas de sus superiores, ¿por qué habrían de desperdiciar una fortuna, para hacer carrera? Cuando pueden obtener una promoción de gran valor económico construyendo ciudades-fantasma, ¿por qué no hacerlo?
Los productos de calidad inferior, y los de contrabando, que han inundado los mercados extranjeros, son el fruto de la connivencia entre políticos y capitalistas de China y los Estados Unidos. Sin la garantía de un régimen autocrático, esta política que trata a cada cual como si fuese ciego y engaña al pueblo de ambas naciones, ¿sería mantenida e implementada? El sector manufacturero chino está deformado por la baja calidad, los consumidores americanos son engañados y pierden el trabajo. Los únicos que ganan son los políticos sin escrúpulos y los capitalistas clandestinos, en tanto la gente sufre.
Este es el pronóstico para la economía china en el nuevo año. El fruto amargo de decenios de deformidad política no puede ser dulcificado a través de algún que otro académico. Xi Jinping está bien posicionado, pero aún debe resolver este problema. Mientras tanto, el pueblo chino continúa contribuyendo al bienestar de la nación a través de su duro trabajo y soportando las dificultades propias de una vida infeliz.
17/12/2016 13:14
22/03/2017 13:04