Ekaterimburgo: los nacionalistas ortodoxos quieren una Rusia ‘imperial’
En los Urales, se reunió el Consejo Popular Ruso Universal, una sociedad político-religiosa fundada en los años 90 por el actual patriarca de Moscú, Kirill. El grupo quiere un país con una visión propia, libre de la influencia occidental.
Moscú (AsiaNews) - En Ekaterimburgo, en los Urales, por fin pudo celebrarse el foro de la rama local del Consejo Popular Ruso Universal (VRNS), la sociedad político-religiosa fundada en los años 90 por el actual patriarca de Moscú Kirill (Gundyaev). El evento había sido aplazado durante dos años a causa de la pandemia del Covid-19. La reunión estuvo presidida por el metropolitano local Evgenij (Kulberg), y el invitado principal fue el conocido ideólogo nacionalista ortodoxo Konstantin Malofeev, quien pronunció el discurso de apertura sobre "La ortodoxia y el mundo en el siglo XXI".
Durante la pandemia, Malofeev había intentado animar la situación en la región: con su movimiento "Águila bicéfala", organizó una peregrinación a los lugares consagrados por el martirio del zar Nicolás II y su familia, situados en los alrededores de Ekaterimburgo. En el Foro, presentó su trilogía "Imperio: la imagen del futuro", con sus visiones relativas al porvenir de la geopolítica. Lo escucharon varios representantes del Ministerio de Defensa y de otros círculos militares, como la Rosgvardija, además de políticos locales y nacionales.
Durante el evento también tomó la palabra otro metropolitano: Makarij (Morar) de Taskent y Uzbekistán. El ex responsable de la eparquía de los Urales hace una década informó de su preocupación por la situación de los rusos en Asia Central: "Donde estamos nosotros es un poco más difícil que en Rusia, pero contamos con el apoyo de VRNS para unir a nuestros compatriotas de Uzbekistán, Tayikistán, Kirguistán y Turkmenistán", para que los rusos de la región, que antes formaban parte de la patria común soviética, no se sientan abandonados. "Ahora sentimos que vivimos en países extranjeros", comentó. La intención es reforzar el espíritu de rusos y asiáticos, según Makarij, "porque estos pueblos son la vanguardia y la primera línea de la gran Rusia euroasiática".
Los representantes del VRNS de la sección de los Urales se centraron en la imagen de la capital, Ekaterimburgo. Rechazaron las acusaciones despectivas de algunos propagandistas, como el presentador de televisión Vladimir Solov'ev, quien se había referido a ella como "la ciudad de los demonios" en alusión a los casos de los monjes radicales durante los años del Covid. Una de las responsables de la asociación, Anna Gromova, recordó las iniciativas destinadas a elevar la dimensión espiritual de la ciudad, como la construcción de la gran iglesia de Santa Catalina y el activismo de los movimientos de voluntarios durante el periodo más difícil de la propagación del coronavirus.
Otro orador, Dmitry Poljanin, aseguró que los ciudadanos locales están abocados a "expulsar a los demonios purificando la memoria de nuestros hermanos y hermanas que han dado su vida en el altar de la Patria en todos los sentidos, en el pasado y en el presente", desde el Zar hasta los caídos en la guerra de Ucrania. La ciudad se ha reorganizado, uniendo las avenidas que evocan estos recuerdos y colocando en el centro la "Iglesia sobre la Sangre" en memoria de los mártires.
Malofeev concluyó la reunión explicando que "cada Estado tiene su propia visión del mundo, como ocurre en los del Occidente globalista, al que nos oponemos con todas nuestras fuerzas en Ucrania. China también tiene su propia visión, y en función de ella ha preparado programas para los próximos años, que prevén la hegemonía de Beijing para el siglo XXI. Nosotros también debemos tener una visión de futuro, ya que nos hemos despedido de Occidente al menos durante la próxima década, y necesitamos un modelo de desarrollo identitario de nuestra civilización rusa, según la exhortación de Su Santidad, el Patriarca Kirill".
La nueva obra del ideólogo y empresario pretende proponer la idea imperial rusa aggiornada a los tiempos que corren. Parte de la constatación de que "el nuestro es un Estado naturalmente autoritario, mientras que Ucrania pretende ser democrática, es decir, esclava de un grupo de oligarcas que compran a los políticos". Por eso es necesaria una "liberación imperial", para un futuro radiante, libre de la dependencia económica y cultural de Occidente.
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