Economía, diplomacia e islam (chiita), en la primera visita oficial de Rouhani a Irak
Hoy se concluye la visita de tres días del presidente iraní al país vecino. Se suscribió un memorándum de entendimiento para relanzar el comercio, el petróleo, la salud e infraestructuras. En estudio, una línea ferroviaria que conectaría Basora y Shalamcheh. El objetivo es pasar de 12 a 20 millardos de dólares en comercio bilateral. Y sortear las sanciones de los EEUU.
Bagdad (AsiaNews/Agencias) - Un memorándum de entendimiento, que prevé acuerdos en los sectores del petróleo, comercio, salud e infraestructuras, incluyendo una línea ferroviaria que unirá la ciudad meridional de Basora con Shalamcheh, del otro lado de la frontera, en territorio de Irán. Es lo que fue suscripto por el premier iraquí Adel Mahdi y por el presidente iraní Hassan Rouhani, en el marco de la visita oficial a Irak del líder de Teherán. Un viaje de tres días de duración que se inició el 11 de marzo pasado y que se concluye hoy, con una escala en la ciudad de Najaf (ayer estuvo en Kerbala), donde se reunirá con el gran ayatolá Ali al-Sistani.
Actualmente, el comercio bilateral entre los dos países gira en torno a los 12 millardos. El objetivo es llegar en breve a los 20 millardos de dólares, intentando al mismo tiempo equilibrar una balanza que se vuelca a favor de Teherán, debido a las exportaciones de petróleo y gas natural.
Para favorecer el comercio y dar nuevo impulso a la economía –sorteando los límites y restricciones debido a las sanciones de los EEUU- los dos líderes preestablecieron medidas para facilitar la actividad de inversionistas y hombres de negocios y el otorgamiento de visas. En este sector, las dos naciones decidieron que éstas serán concedidas de manera gratuita.
La visita oficial de tres días –y alto perfil- que Rouhani realizó en Irak, contrasta con el viaje relámpago de apenas tres horas y mantenido en estricto secreto, efectuado en diciembre pasado por el presidente Donald Trump. En esa ocasión, el inquilino de la Casa Blanca no se reunió con ningún exponente del gobierno iraquí y tampoco con altos cargos religiosos, lo cual confirma la creciente desvinculación de Washington en relación a Siria e Irak.
Los acuerdos fortalecen los lazos entre Bagdad y Teherán, que también se ven favorecidos por la presencia de un liderazgo chiita en el gobierno de Irak. Las dos naciones combatieron una larga y violenta guerra en la década del ’80, que provocó víctimas y una importante devastación. En el 2003, la caída del rais (en el contexto de un régimen sunita) Saddam Hussein favoreció un acercamiento con la República islámica, con la cual se ha emprendido una lucha en común, contra movimientos extremistas y yihadistas.
Desde el entorno de Rouhani se subraya que Irak “es un canal que permite eludir las injustas sanciones estadounidenses” y que este viaje asegurará “muchas oportunidades para la economía iraní”. El presidente mismo quiso destacar los lazos que unen a los dos países a nivel cultural y religioso, sosteniendo que son tan firmes que nadie podrá separarlos. Dirigiéndose a una élite religiosa, étnica y cultural, Rouhani concluyó recordando que “cada año, millones de iraníes viajan a Irak, y especialmente a Kerbala y a Najaf”. “Consideramos a esta tierra como la tierra del yihad, del martirio, del sacrificio y de la devoción”, y “estamos felices por esta renovada fraternidad y solidaridad”.
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