Duterte retira su candidatura a senador; Marcos lidera las encuestas

El presidente filipino saliente allana el camino del hijo del ex dictador. La debilidad de las instituciones del Estado y el deterioro de la economía impulsan la preferencia por los "hombres fuertes" en el poder, según los expertos. Además, la época del autoritarismo es presentada como una "edad de oro".

Manila (AsiaNews/Agencias) - El presidente filipino Rodrigo Duterte retiró ayer su candidatura a senador. Fue pocas horas después de que su mano derecha, el senador Christopher "Bong" Go, anunciara oficialmente su decisión de abandonar la carrera presidencial. Duterte dijo que prefiere "centrarse" en la respuesta a la pandemia y "asegurarse" de que las elecciones presidenciales del próximo mes de mayo se celebren "de forma pacífica y ordenada", afirmó el vocero presidencial.

Actualmente, lidera las encuestas el hijo y tocayo del ex dictador Ferdinand Marcos, que ha formado una alianza con la hija de Duterte, Sara, candidata a la vicepresidencia. Su hijo Sebastián se presenta como candidato a la alcaldía de Davao, cargo que en el pasado fue ocupado por el resto de la familia. En las encuestas, a 'Bongbong' Marcos le siguen la actual vicepresidenta Leni Robredo, el alcalde de la capital Francisco (Isko) Moreno Domagoso y la estrella del boxeo Manny Pacquiao.

En este momento parece cada vez más probable un retorno de la familia Marcos a la presidencia. Según las encuestas realizadas por Social Weather Stations, casi la mitad de la población filipina votaría por Marcos Junior. Leni Robredo, en segundo lugar en las encuestas, goza de una popularidad mucho menor, con un 18% de las preferencias. Todavía no está dicha la última palabra, ya que los resultados electorales pueden ser imprevisibles y el hijo del ex dictador tiene condenas por evasión fiscal que podrían inhabilitarlo para presentarse al Palacio de Malacañan. Aún así, los analistas se interrogan sobre las causas de la desenfrenada popularidad de Marcos, cuyo padre impuso la ley marcial y reprimió violentamente a los opositores políticos en la década de 1970.

Según el profesor Richard Javad Heydarian, la respuesta está en la falta de confianza de la población en las instituciones democráticas y en una cierta nostalgia del autoritarismo - descripto como una “edad de oro” en las campañas sociales de Marcos (pero también en los libros de texto).

El apoyo a Marcos padre disminuyó en los años ‘80, tras el descarado asesinato del líder de la oposición Benigno Aquino II y el progresivo deterioro de la situación económica. La prosperidad de las décadas anteriores se sustentaba en enormes préstamos que dejaron la economía filipina en un estado desesperado. Según algunas estimaciones, recién en 2025 la población terminará de pagar las deudas que dejó la familia Marcos.

Al mismo tiempo, los presidentes que llegaron al poder tras el exilio del dictador en Hawai en 1986 no lograron garantizar una justa distribución de la riqueza, como tampoco el desarrollo de las libertades democráticas. Gracias al control de sectores clave de la economía, las 40 familias más ricas del país detentaban el 76% de la riqueza nacional en 2013. Para los ciudadanos, esto se traduce en elevados costes de los servicios públicos, infraestructuras y educación pública deficientes e instituciones estatales débiles. El poder judicial de Filipinas sigue siendo tristemente célebre por su corrupción, continúa Heydarian. Y aunque "Bongbong" y su madre han sido acusados de fraude fiscal en varias ocasiones, nunca han cumplido ninguna pena de prisión desde que se les permitió regresar al país en 1991.

Por todas estas razones, la mayoría de los filipinos preferiría apoyar a "un líder fuerte" sin tener que lidiar con las elecciones. En un sondeo del Pew Research Centre del 2020 el 47% de los encuestados afirmaba que "la mayoría de los funcionarios elegidos no se preocupan" por los intereses de los votantes. Una encuesta anterior del 2017 reveló que el 80% de la población se inclinaría por un líder potencialmente autoritario y solo el 15% lucharía por un sistema democrático liberal.