Dusambé y Biskek: las dos caras de la migración de Asia Central a Rusia

de Vladimir Rozanskij

Tayikistán y Kirguistán son los dos países de la región de donde procede el mayor número de emigrantes laborales. Pero el enfoque es muy diferente: el primero parece abandonar a sus compatriotas, mientras que el segundo tiene una política más cuidadosa, considerando a los expatriados cruciales para su economía. La presión contra los tayikos tras el atentado contra el Ayuntamiento de Krokus, en Moscú.

Moscú (AsiaNews) - Tayikistán y Kirguizistán son los dos países de Asia Central desde los que llega a Rusia el mayor número de emigrantes laborales; al mismo tiempo, son también dos realidades étnicas y políticas muy diferentes, con planteamientos distintos y conflictos históricos que se reflejan también en la condición de los compatriotas que buscan fortuna. Las restricciones a la entrada y actividad de los emigrantes en Rusia continúan para todos, pero las reacciones de los organismos estatales difieren considerablemente.

Los tayikos varados por docenas en los aeropuertos moscovitas se quejan de la ausencia total de representantes de sus embajadas en Rusia, que no hacen nada por ayudarles a resolver los problemas. Las autoridades de Tayikistán afirman que las presiones sobre los emigrantes no son atribuibles a la política rusa, sino efectos de campañas mediáticas, mientras que las de Kirguistán realizan protestas formales para proteger a sus compatriotas. El viceministro de Asuntos Exteriores de Biskek, Almaz Imangaziev, se quejó de ello al embajador ruso en Kirguizistán, Sergei Vakunov, al tiempo que expresaba su «comprensión por las preocupaciones de Rusia sobre las garantías de seguridad en el país».

Da la impresión que Kirguistán aplica una política migratoria más atenta a las necesidades de sus propios emigrantes, considerados cruciales para la economía del país, invocando las normas de la Unión Económica Euroasiática (UEE) para garantizar sus derechos. La diáspora kirguís dentro de Rusia parece estar mucho más organizada que la tayika, tanto en términos de apoyo mutuo entre compatriotas como en sus relaciones con las instituciones rusas y sus propias representaciones consulares, siendo más dúctil y eficaz en sus diversas iniciativas.

El sistema de Tayikistán está más centralizado, tanto en el interior como en el exterior, y cualquier decisión requiere la aprobación de las autoridades al más alto nivel. Los tayikos en Rusia tienen las manos atadas, los consulados no intervienen para resolver los diversos conflictos, y desde Dusambé no parece que se considere a los emigrantes laborales tan importantes para la economía, de hecho las estadísticas que les conciernen suelen estar distorsionadas y ensombrecidas.

Los ciudadanos kirguises que han recibido la ciudadanía rusa, según las cifras oficiales, son actualmente unos 600.000, y ya había más de un millón antes de la invasión rusa de Ucrania, mientras que los emigrantes laborales son unos 400.000. Una cifra que, sumada, sigue elevando a un millón el número de kirguisos en el territorio de Rusia. Según la normativa de la Eaes, todos ellos gozan de plenos derechos laborales. De ahí la protesta del viceprimer ministro de Kirguistán, Edil Bajsalov, que expresó su decepción por las últimas restricciones rusas, que impiden a los emigrantes acceder a los sectores de la sanidad, la educación y los servicios de mensajería de mercancías cuando su salario supera los 100 mil rublos (unos mil euros).

Por otra parte, el número de ciudadanos y emigrantes tayikos en Rusia sigue siendo objeto de disputa en las relaciones entre Dusambé y Moscú; los rusos hablan de más de dos millones, mientras que los tayikos afirman que no son más de unos cientos de miles. Según el Ministerio de Trabajo de Tayikistán, el flujo de emigrantes a Rusia descendió un 16% en el primer semestre de 2024, quedándose por debajo de los 400.000, debido principalmente a la presión contra los tayikos tras el atentado contra el ayuntamiento moscovita de Krokus en marzo, atribuido a terroristas tayikos del Isis-K del Velayat Jorasán. Los tayikos también han protestado ante los rusos, como durante el encuentro entre Emomali Rajmon y Vladimir Putin, cuando el presidente tayiko declaró que «el terrorismo no tiene nacionalidad», sin que ello haya supuesto una mejora de las condiciones de los emigrantes tayikos en Rusia. No obstante, Tayikistán recibe de sus emigrantes un flujo de dinero cercano a los seis mil millones de dólares anuales, aproximadamente el doble del que aportan los kirguises, que intentan defender con más cuidado este sector crucial de su vida social y económica.