Duelo férreo entre Poroshenko e Hilarión por los ortodoxos ucranianos

de Vladimir Rozanskij

Presiones sobre el Patriarcado de Constantinopla para que declare la autocefalía de todos los ortodoxos en Ucrania. Un comité estudia las razones históricas y teológicas. Pero, es bastante evidente la influencia para una independencia de Moscú, no sólo del punto de vista religioso. Hilarión: No sabemos si hay negociaciones.

Moscú (AsiaNews)- Se multiplican desde hace días las discusiones sobre el intento del presidente ucraniano Petro Poroshenko de forzar la mano al patriarca Bartolomé de Constantonopla, para separar totalmente de Moscú a la Iglesia Ortodoxa todavía ligada al Patriarcado ruso y formar una única jurisdicción ucraniana autocéfala, en la cual hacer convergir a todas las almas de la ortodoxia local. En los días pasados algunos diputados de la Rada, el Parlamento de Kiev, han afirmado que el acuerdo con el Patriarcado ruso estaría muy cercano y el mismo presidente intervino delante de los diputados afirmando que la autocefalía ucraniana “refleja no sólo la posición del patriarcado de Constantinopla, sino también la de los miembros del Sínodo…Las puertas están abierta también a los obispos de otras Iglesias, que quisieran subscribir o al menos evaluar la posibilidad de dirigirse oficialmente a Su Beatitud pata obtener el tomos de la autocefalía”.

Según una declaración dada el pasado 17 de abril por el metropolita Hilarión (Alfeev), la dirigencia del patriarcado de Moscú “no tienen ningún elemento para confirmar o desmentir la existencia de una negociación entre el presidente de Ucrania y el patriarca de Constantinopla”.

Permanece el hecho que durante su visita oficial a Turquía el pasado 9 de abril, Poroshenko se encontró personalmente con el Patriarca Bartolomé I (Archintonis), el cual le envió los augurios pascuales a todo el pueblo ucraniano y agradeció al presidente por sus esfuerzos pacificadores. El mismo intercambio de augurios había sucedido la semana precedente con el presidente ruso Vladimir Putin, también él en visita oficial a Erdogan, durante una llamada telefónica con el patriarca. En aquel caso Putin había reportado los augurios del patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev) “en favor de la unidad de todo el mundo ortodoxo”. El 14 de abril había luego llamado por teléfono a Bartolomé, en el ámbito de las consultaciones telefónicas entre todos los líderes de la Iglesias cristianas por él tomadas por la paz en Siria, después del lanzamiento de los misiles americanos.

En la Conferencia de prensa realizada en el monasterio de S. Daniel, Hilarión reafirmó: “Para nosotros, como para el patriarcado ecuménico la prioridad permanece la defensa de la unidad universal de la Ortodoxia, que es el único valor absoluto para todas nuestras Iglesias locales. El patriarca Bartolomé en varias ocasiones repitió que considera a su beatitud, el metropolita Onufrij, jefe de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (en comunión con Moscú), como el único jefe reconocido canónicamente de la Iglesia ortodoxa en Ucrania”.

También las propuestas de pacificación del patriarca Filarete (Denisenko), guía la otra Iglesia ucraniana separada de Moscú en 1992, no fueron consideradas por el patriarcado ruso realmente dignas de consideración, como lo recordó Hilarión: “Nosotros constituimos desde hace más de un cuarto de siglo en rezar para que se supere el cisma en Ucrania, para que las personas que son responsables vuelvan al seno de la verdadera Iglesia ortodoxa. Hemos apreciado la carta que nos envió el ex metropolita Filarete (Denisenko) el pasado diciembre, con la invitación para iniciar un diálogo y hasta hemos formado una comisión “ad hoc”, pero por ahora no vemos un verdadero deseo de parte ucraniana de participar en los trabajos”.

Una comisión estaría trabajando también junto al patriarcado de Constantinopla, según el comentador de la Rada ucraniana Andrej Parubij, para evaluar la posibilidad de conceder el tomos de la autonomía ucraniana. El pasado 20 de abril, el líder del Parlamento habló sobre esta iniciativa en la televisión UNN, recordando que desde hace casi un año los políticos ucranianos insisten sobre esta posibilidad: “Desde el pasado junio la Rada se dirigió al Patriarcado ecuménico, para poner en movimiento la cuestión que está estancada. La comisión patriarcal tiene la tarea de estudiar la historia de la Iglesia ucraniana, de la pérdida de su autonomía en 1686, cuando la autocefalía nos fue quitada con la corrupción”. El presidente Poroshenko agregó que la división de la Iglesia ucraniana de Moscú sería “una indispensable atribución para un Estado independiente” y la formación de una única Iglesia ortodoxa nacional sería “un triunfo de la Ortodoxia” y un “acto de restauración de la profunda verdad histórica: justo por la ciudad imperial de la Segunda Roma se volcó sobre nuestra bendita tierra la luz de la fe cristiana…Solamente después nosotros la hemos compartido con las tierras más allá de los bosques, donde los antiguos principes de Kiev han desconsideradamente fundado la ciudad de Moscú”.

Más allá de las disputas históricas, que desde siempre dividen a los dos pueblos hermanos de las llanuras entre el Dnieper y el Volga, aparece evidente la fuerte injerencia de la política en las cuestiones eclesiásticas. El presidente ruso Putin, apenas reelegido, quiere reafirmar su rol dominante como protector de la Iglesia, mientras que su antagonista ucraniano Poroshenko trata de motivar histórica y teológicamente su segundo mandato en 2019 o quizás este año.