Djokovic en el Park Hotel junto con refugiados rechazados desde 2013
La historia de la estrella del tenis mundial está apuntando los reflectores sobre las precarias instalaciones donde siguen detenidos 34 refugiados que Australia rechaza desde hace nueve años. Primero estuvieron alojados en las islas de Manus y Nauru y posteriormente fueron trasladados a Australia por razones de salud. El primer ministro Morrison, en campaña electoral y con el nuevo brote de Covid que sigue creciendo, utiliza la situación para demostrar (por unos días) que la política rigurosa sobre las entradas ilegales se aplica a todos.
Port Moresby (AsiaNews) - Que la estrella del tenis mundial Novak Djovokic tendría problemas cuando llegara a Australia ya resultaba evidente mientras volaba a Melbourne. El gobierno federal australiano probablemente había comprobado que los organizadores del Abierto de Australia y el estado de Victoria habían pasado por alto la negativa del campeón a vacunarse. O bien su staff había logrado burlar alguna representación diplomática australiana en el exterior. Ni hace falta mencionar los intereses deportivos, televisivos y económicos que están en juego.
Sin embargo el primer ministro Scott Morrison no puede permitirse perder apoyo en este momento, porque sin duda pagaría el precio de la acusación de favoritismo. Las elecciones parlamentarias tendrán lugar entre marzo y junio de este año. En 2019 Morrison ganó inesperadamente, pero ahora el covid y algunos escándalos sexuales y financieros en la coalición están a punto de sobrepasarlo. Si bien la pandemia se manejó con éxito y estuvo significativamente contenida hasta hace unas semanas - en gran medida gracias a la política de cada estado - ahora está más extendida en Australia que en cualquier otro país del Pacífico. Y Scott Morrison siempre la ha subestimado, como la mayoría de los líderes políticos de la derecha.
Djokovic está detenido por la sencilla razón de que decidió desafiar en los tribunales la prohibición de ingreso. Puede recuperar la libertad en cualquier momento si decide salir de Australia o si las leyes y el poder judicial le permiten permanecer en el país. La audiencia está prevista para el lunes por la tarde.
Sin embargo, no son los problemas en la frontera lo que ha dejado atónitos a todos , sino el hecho de que Djkovic esté detenido en el Park Hotel de Melbourne. No se trata de la Melbourne Immigration Transit Accomodation, que se utiliza para los diversos casos de llegada y estancia ilegal en el país, sino de una estructura informal y temporal que está a cargo de la policía fronteriza (Australian Border Force). El Park Hotel formaba parte de la prestigiosa cadena Rydges Hotels & Resorts hasta que empezaron los primeros indicios de Covid. Lo cerraron cuando se convirtió en uno de los focos de propagación del virus en Australia y el gobierno federal lo alquiló para recluir a los refugiados que llegaron por mar en 2013. Primero los habían trasladado a las remotas islas de Manus y Nauru en el Pacífico y después volvieron a Australia en 2019 por razones de salud. Nunca recibieron atención médica y se los mantuvo precisamente en habitaciones cerradas y estrechas en el Park Hotel. Todavía quedan 34 de ellos en este momento.
Dos semanas atrás se incendió una parte del edificio y los detenidos se refugiaron en el sótano. Hace pocos días se publicaron en las redes sociales fotos de los insectos que se encuentran en la miserable comida que les sirven. Son refugiados internacionales de pleno derecho, en su mayoría jóvenes de Oriente Medio. La ley australiana les impide permanecer en el país porque llegaron por mar entre julio y diciembre de 2013, y desde entonces se encuentran detenidos. En teoría, deberían abandonar Australia lo antes posible.
Novak Djovokic no es el primero que desafía las leyes de uno de los países más estrictos en materia de ingresos ilegales. Otros están pagando un precio mucho más alto que unos pocos días en el Park Hotel. Su nombre y su fama podrían haberle permitido un trato diferente en otro momento. Pero no ahora. El covid pone bajo presión a gobiernos y políticos. Sobre todo cuando estalla después de haberlo subestimado. Ya no se puede hacer la vista gorda. Ni con los pobres refugiados ni con los atletas consagrados y poderosos que buscan aumentar su fama.
* secretario de la Conferencia Episcopal de Papúa Nueva Guinea y las Islas Salomón
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