Diáconos permanentes: una novedad para la Iglesia china

de Lucia Leung

Un seminario que es mantenido en Beijing es “una semilla arrojada” para iniciar y llevar a cabo este servicio. La ayuda de la diócesis de Hong Kong, donde el diaconado permanente comenzó en 1993, por primera vez en Asia.

Hong Kong (AsiaNews) – Por primera vez, en China se discute acerca de la posibilidad de tener diáconos permanentes, es decir, laicos (incluso casados) que reciban la ordenación diaconal y ayuden a obispos y sacerdotes en la misión eclesial. La experiencia de los diáconos permanentes es algo que está presente desde hace décadas en varias Iglesias del mundo que están marcadas por la falta de clero y de agentes pastorales. En China, en cambio, esta es la primera vez que se afronta el tema. También aquí comienza a verse una disminución de las vocaciones sacerdotales, fruto de la política del hijo único –con la relativa falta de hijos en las familias- y de un estilo de vida alejado de los valores cristianos.

Del 6 al 9 de septiembre, el Consejo de obispos chinos celebró un encuentro de estudio en el seminario nacional de Beijing, para conversar acerca de la experiencia de los diáconos permanentes. En la reunión participaron 50 personas, con representantes de 14 provincias de China, entre las cuales figuran Hebei, Sichuan, Shandong y Beijing. Para la ocasión, los obispos invitaron a algunas personalidades eclesiales de Hong Kong: Mons. Dominic Chan Chi-Ming, vicario general de la diócesis y presidente del Comité para el diaconado permanente en Hong Kong (v. foto 2); y los diáconos Edwin Ng y Louis Wong.

Al comentar el encuentro con AsiaNews, Mons. Chan Chi-Ming dijo que algunos de los participantes chinos piensan que ya es tiempo de promover el diaconado en China, pero otros piensan que es mejor esperar unos 8 o 10 años más. Para llevar adelante este tipo de servicio, continuó el vicario general, es importante comprender que el corazón del ministerio apostólico es el obispo; los sacerdotes lo ayudan en el servicio sacramental y en la instrucción de los fieles; los diáconos permanentes deberían ser aquellos que viven más en contacto con la sociedad. “Este encuentro en Beijing es una semilla arrojada que podrá crecer –agregó-. La diócesis de Hong Kong se ofrece para sostener sus esfuerzos”.

El Sr. Edwin Ng (v. foto1, a la izquierda, con su esposa), uno de los diáconos que participó en el encuentro, confesó que esta era la primera vez que se encontraba con obispos y sacerdotes de China. “Su concepción del diaconado permanente –dijo a AsiaNews – tal vez estaba anclada en China incluso con anterioridad al Concilio Vaticano II. Si quieren promover este servicio, deben hallar buenas modalidades de educación”.

El Sr. Ng se volvió diácono permanente hace 10 años, y su principal compromiso consiste en visitar las cárceles y los institutos correccionales de menores.

En Hong Kong la experiencia de los diáconos permanentes fue puesta en acto a partir de 1993. Al principio, en la ex colonia británica también hubo obstáculos: el 80% de los sacerdotes se mostraba en contra de la iniciativa, pero el Card. John Wu Cheng-Chung, el obispo de entonces, igualmente decidió llevar adelante la experiencia. Hong Kong es el primer país de Asia en tener diáconos permanentes. El segundo es la India, a partir del año 2006.

Actualmente, en el territorio hay 26 diáconos permanentes. En general, los candidatos necesitan entre 6 y 8 años para alcanzar el diaconado, y la selección es muy rigurosa. Para quienes están casados, tiene que haber, ante todo, un acuerdo firmado por la esposa, luego se llevan a cabo diversos coloquios con los responsables y a continuación se comienza un trayecto de estudios en el seminario, así como experiencias pastorales en las parroquias, que son guiadas por el director espiritual.

El diácono de Hong Kong más anciano es Joseph Young, de 83 años. Él fue ordenado en el año 2002. Continúa sirviendo en la parroquia hasta el día de hoy. Además de las tareas pastorales, sigue visitando a los presos al menos una vez por semana y acompaña a los ancianos que viven en hogares y asilos.