Dificultades de la ASEAN frente a la crisis de Ucrania
La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático siempre se ha mantenido fiel al principio de no injerencia. Fuera de Singapur, ningún país miembro ha impuesto sanciones a Rusia. Tomar posición significaría ir en contra de Beijing, el principal socio económico del bloque regional.
Singapur (AsiaNews)- La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), ya en apuros por el conflicto civil en Myanmar, tendrá que hacer frente ahora a una segunda línea de fractura que ha surgido en su interior. Desde el 1 de febrero de 2021 los diez miembros han tenido que lidiar con las consecuencias del golpe de Estado del ejército birmano, dividiéndose entre los que se oponen a la junta, como Singapur, y los que son neutrales.
Esta situación señala una vez más, 55 años después de su fundación, la falta de una fuerte agregación política y de ideales comunes dentro del bloque regional, que suma 655 millones de habitantes y un PIB total de 3 billones de dólares.
La ASEAN, cuya presidencia corresponde este año a Camboya, trata ahora de hacer frente a la crisis de Ucrania y los límites del principio de no injerencia al que siempre ha apelado. Aunque la política de no injerencia ha permitido en las últimas décadas la supervivencia de regímenes autoritarios en toda la región, desde Birmania hasta Vietnam, Tailandia y Camboya, ahora está demostrando ser un elemento de impotencia política.
La guerra en Ucrania, que comenzó tras la invasión rusa del 24 de febrero, abrió los ojos a la organización regional. El conflicto ya está pasando factura a las economías asiáticas, pero se espera que también tenga repercusiones en las alianzas de facto, enmascaradas hasta ahora con una fachada de neutralidad. Las vacilaciones y la falta de proyección estratégica de la ASEAN como interlocutor único están reduciendo cada vez más su credibilidad: solo Singapur ha adoptado una postura abierta aplicando sanciones contra Rusia al detener la exportación de productos electrónicos, informáticos y tecnología militar. La ASEAN se ha limitado a pedir un diálogo que ponga fin al conflicto, probablemente consciente de lo poco que puede influir en el comportamiento de los contendientes visto que sus relaciones, tanto con Moscú como con Kiev, son limitadas.
El temor a un retroceso económico se suma al de un recrudecimiento de las tensiones a raíz de la cuestión entre China y Taiwán, de la que el conflicto en Europa del Este podría ser un precursor. Una postura clara de la ASEAN frente a las acciones bélicas unilaterales llevadas a cabo por regímenes antiliberales podría afectar negativamente las relaciones con China, un socio económico fundamental y -al menos en lo que respecta a Myanmar y Camboya- igualmente vital en el plano de la legitimidad internacional.
También es muy alto, según los observadores, el riesgo de que Estados Unidos, la Unión Europea y otros actores internacionales importantes revisen sus posiciones con respecto a la ASEAN y su falta de defensa de los derechos humanos en las dramáticas crisis internacionales.
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