Diez años de la anexión de Crimea

Desvanecidas las ilusiones de una reconquista de la península, Kiev se pregunta sobre los posibles escenarios, en medio de las incertidumbres de los aliados sobre el apoyo hasta el amargo final. Zelenskyj necesita la victoria para confirmarse como líder de un país exhausto y devastado, mientras que el jefe del Estado Mayor, Zalužnyj, dibuja un panorama más realista y desearía limitarse a la defensa del resto del territorio.

Kiev (AsiaNews) - A medida que se acerca la primavera, la guerra entre Rusia y Ucrania está llegando a una etapa decisiva, después de la inevitable "congelación" invernal. El año pasado, algunos altos funcionarios ucranianos -empezando por el jefe de contrainteligencia del Ministerio de Defensa, Kirill Budanov- habían pronosticado la reconquista de Crimea para 2023, clave para la redención de Ucrania, pero el plan no se cumplió, y ahora estamos en los días en que se conmemora el décimo aniversario de la anexión de la península, invadida por soldados rusos y reunificada solemnemente con la "madre patria" mediante un plebiscito celebrado bajo el fuego del ejército de Moscú.

Estas coyunturas cruciales están creando una tensión creciente en la cúpula política y militar de Kiev, con el Presidente Volodymyr Zelenskyj empeñado en sustituir al Jefe del Estado Mayor Valeryj Zalužnyj, cuya popularidad le convierte en el principal oponente interno del Jefe del Estado. Zelenskyj necesita la victoria para confirmarse como líder de un país exhausto y devastado, Zalužnyj dibuja un panorama más realista, considerando la mayor fuerza del adversario, y propone limitarse a la defensa del resto del territorio.

Los expertos también están divididos en cuanto a las evaluaciones y previsiones, recogidas en un dossier publicado por el sitio ucraniano Zaborona Media, que presenta los distintos escenarios posibles en referencia a Crimea, cuyo control parece sin embargo decisivo para el destino de la guerra. El primer enfoque, hasta ahora infructuoso, es el de las negociaciones diplomáticas, que intentaron los ucranianos a instancias de Occidente, cuando en 2014 los "hombres verdes" de Rusia se habían instalado sin trabas en las ciudades de Crimea.

Tras la invasión de 2022, la vía diplomática parece completamente impracticable, debido al deseo explícito de ambas partes de lograr la victoria sobre el terreno. Por ello, los ucranianos se han concentrado en la reconquista de Crimea por tierra, intentando forzar las defensas rusas en varios puntos, pero los 160 kilómetros que dividen la península del territorio ucraniano han resultado casi imposibles de cruzar, entre otras cosas por la disposición en múltiples capas de las defensas rusas.

Tanto para las negociaciones como para la contraofensiva, Ucrania necesitaría enormes recursos humanos y técnicos, que actualmente parecen decididamente insuficientes. Algunos proponen una tercera vía, el "bloqueo de Crimea", su asedio y aislamiento, hipótesis apoyada principalmente por el presidente Zelenskyj, para "degradar el potencial bélico de Rusia". Pero incluso esto requiere armas de largo alcance en cantidades cada vez mayores.

Queda la cuarta hipótesis, la de una "congelación prolongada", debida principalmente a la insuficiencia de la ayuda occidental, que impide cualquier tipo de ataque o asedio a Crimea, ni siquiera si los tan esperados aviones F-16 consiguen llegar a manos de los ucranianos. En cambio, la impresión es que la iniciativa se refuerza en manos de los rusos, con avances en el territorio de las demás regiones anexionadas y en disputa.

De hecho, 2024 se abrió con continuos bombardeos rusos en la orilla izquierda del Dnipro, en la región de Kherson, en lo que a finales de 2022 parecía ser la esperanza de una verdadera contraofensiva ucraniana. El uso de los F-16 podría conseguir contrarrestar los asaltos de la aviación moscovita, pero el resultado seguiría siendo nulo por ambas partes. A su vez, los rusos amenazan con reanudar su avance hasta la "reconquista completa de Ucrania", como repite el ex presidente Medvédev en su característico tono sobreexcitado, pero incluso estas declaraciones parecen más bien un elemento del bombo preelectoral de la carrera presidencial.

La nueva consagración del zar tendrá lugar el 17 de marzo, en vísperas del décimo aniversario de la anexión de Crimea y de la proclama "¡Crimea es nuestra!". En esa ocasión, Putin podrá presumir de su gloria victoriosa, y Ucrania tendrá que decidir su futuro, atrapada entre el bombo del invasor y las incertidumbres de los aliados.

Foto: Flickr / Elena Pleskevich