Después de más de un siglo, el patriarca Bartolomé celebra una misa en Tracia oriental
La zona (Turquía europea) pertenecía a la diócesis de Silivria. Cuando cayó el imperio otomano se vació de cristianos. La misa celebrada al aire libre, dado que no hay iglesias. En ese lugar pronto surgirá un centro diocesano ortodoxo, con características ecuménicas e interreligiosas.
Estambul (AsiaNews)- Después de más de un siglo, el patriarca ecuménico celebró ayer por primera vez una misa en Tracia oriental (ahora territorio turco, conocido como Turquía europea), en la así llamada arquidiócesis Silivria. Aquí en el pasado existía una numerosa comunidad cristiana, desaparecida después del año 1922 con la caída de imperio otomano, por las consecuencias del masivo intercambio de poblaciones entre musulmanes y cristianos.
La ocasión fue la fiesta de San Nektarios, que en el calendario ortodoxo se celebra el 11 de noviembre, un santo muy venerado entre todos los ortodoxos, nativo de estas tierras, muerto en 1920. Después de haber desarrollado también un notable trabajo misionero como obispo en Cirenaica.
En la zona no existen ni siquiera ruinas de la antigua presencia cristiana. Por esto la celebración se realizó, no en una iglesia, sino al aire libre y en el lugar donde un tiempo se levantaba la Acrópolis de Silivria.
A la misa eucarística asistieron fieles llegados de la vecina Grecia y contó también con la presencia del intendente de la capital. Gracias al trabajo discreto que el metropolitano instauró justamente con las autoridades locales, el intendente logró obtener de las altas autoridades turcas todos los permisos y las licencias para construir una serie diocesana, que será un centro ecuménico e interreligioso.
En su homilía, el patriarca ecuménico Bartolomé subrayó justamente esta dimensión interreligiosa, recordando a todos que más allá de los ideologismos religiosos existe nuestro común Dios, por lo cual todos los sinceros creyentes en Él, deben contribuir, sin personalismos ni especulaciones, en trabajar para el bien común del género humano.
Él también recordó que la verdadera fe no es presagio de destrucción, sino por el contrario ayuda a comprenderse para vivir en paz.
Bartolomé luego exaltó “la humildad de este gran hijo del patriarcado ecuménico y de aquellas tierras”, definiendo a San Nektarios, precursor, ya desde fines del siglo 19, de ecumenismo; él reprochaba a los obispos ortodoxos, que no querían mantener relaciones con los obispos de las otras confesiones cristianas. El patriarca mencionó textualmente sus palabras: “Aquel obispo que rechaza abrazar a sus hermanos de diversa confesión, que también rechaza trabajar con ellos por el bien común de la Iglesia de Cristo, se mueve solamente por sus propios intereses, expresión de un falso celo, privado de aquel sentimiento de la caridad, verdadera esencia de nuestra fe en Cristo”.
“Según San Nektarios- agregó Bartolomé- debe prevalecer la caridad, dominar la luz y la verdad. Por lo tanto los maestros del odio son discípulos del demonio, en cuanto de la misma fuente no puede surgir junto lo dulce y lo amargo. Solamente la humildad según Cristo es la verdadera fuente de vida y de virtud”.
Tales palabras asumen una cierta importancia después de la toma de posición de Moscú, que no quiere participar en el diálogo ecuménico entre Roma y el mundo ortodoxo, dado que será Constantinopla quien presidirá los trabajos.
También el intendente de la capital de Silivria, Ozcan Isiklar, definió a San Nektarios como un verdadero santo de la paz.
Hay que agregar que la Turquía neo-otomana del presidente Recep Tayyip Erdogan, se considera como la continuadora de esta tradición de tolerancia ecuménica y no es extraña a concesiones hacias las minorías que todavía sobreviven en Turquía. A menudo Bartolomé recordó a Erdogan, que todas las minorías forman parte de la historia de estas tierras desde hace centenares de siglos.
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