Después de los ataques, Yakarta en vilo entre la prevención y los derechos humanos
Uno de los objetivos a corto plazo del presidente Joko Widodo es la reforma de las leyes en materia de terrorismo, para permitir las operaciones de prevención. Los terroristas de Yakarta se monitorearon durante algún tiempo, pero la policía no podía hacer nada para detenerlos. Crece la amenaza del Estado islámico en el país. Convocadas las organizaciones musulmanas moderados: "Controlen los sermones en las mezquitas". Singapur y Malasia modelos de la lucga contra el fundamentalismo.
Yakarta (Agencia Fides) - Los ataques terroristas del pasado 14 de enero en Yakarta reabrió la emergencia de seguridad en Indonesia, y ahora el país se interroga sobre la mejor manera de prevenir este tipo de ataques y para luchar contra el extremismo islámico vinculado con el Estado Islámico (EI). El primer hecho destacado por los recientes ataques, dicen los miembros del gobierno, es que la guerra contra el terrorismo no puede ser llevada a cabo sólo a contragolpes, con la caza de los responsables y su eventual detención. Hay muchos episodios, de hecho, los terroristas que durante los años de prisión se han radicalizado aún más, manteniendo el contacto con sus compañeros y haciendo conversos.
Hace tan sólo unos días de la detención por parte de la brigada antiterrorista Densus 88, de siete indonesios de West Jakarta, acusados de tener estrechos contactos con el EI y de haber editado videos de propaganda en línea.
Para hacer frente a la emergencia, uno de los objetivos del presidente Joko Widodo es la reforma de las leyes sobre el terrorismo (Undang-Undang, Uu), para permitir una mejor prevención y no sólo una respuesta a hechos sobre el terreno. Con referencia a los ataques en Yakarta, Pramono Anung, secretario de Gobierno, dijo: "Ya habíamos identificado a los culpables y conocíamos sus actividades. Les monitoreamos durante mucho tiempo, pero ya que el sistema legal es muy débil, los 19 sospechosos no ha sido procesado y no se tomaron medidas para detener sus planes". "Estos eventos - añadió - se nos enseña que hay que tomar medidas preventivas y organizar programas contra la radicalización, sin dejar de lado los derechos humanos de los sospechosos”.
Los países que han de tomarse como un ejemplo, dice Anung, son Malasia y Singapur, que permiten "controlar y procesar a los que regresan de Siria. Por el momento no tenemos ninguna base legal para llevar a cabo estimaciones preventivas, aunque sabemos que al menos 100 indonesios han regresado de Siria". Las autoridades han confirmado que 384 personas se han unido al Estado islámico en el Medio Oriente.
Otro de los problemas que la actual lucha contra el terrorismo no permite afrontar es el de la propaganda fundamentalista, llevado a cabo en público y en las mezquitas. Para poner en práctica el programa de-desradicalización, hace unos días Joko Widodo ha convocado a los líderes de la Nahdlatul Ulama (NU) y del Muhammadiyah, las mayores organizaciones islámicas moderadas en el país: "El presidente - dice Luhut Panjaitan, ex Ministro de Seguridad - les pidió que controlen las enseñanzas del Islam, que no contengan mensajes provocativos durante las oraciones del viernes (o en otro momento)".
Las leyes antiterroristas vigentes (Uu n ° 9 / Año 2003, y No. 15 / Año 2003) se aprobaron en 2003, cuando la principal preocupación era evitar un excesivo poder en manos del Estado. En la era de Suharto (dictador 1966-1998), la inteligencia militar tenía mucha más libertad y podía detener a criminales potenciales. Por otra parte, no todos los gurús islámicos tenían permiso para predicar, sino que tenían que que ser "legitimados" por el gobierno, que supervisaba los sermones del viernes. A la caída de Suharto, se utilizaron estas leyes contra la libertad de expresión y los derechos humanos.
17/12/2016 13:14